EL LADO OSCURO


Virus editorial es un proyecto autogestionado que, al margen de la gran industria
editorial, ha publicado hasta hoy más de 170 títulos en torno a temáticas
como la memoria histórica, las migraciones, las relaciones entre salud y poder,
la pedagogía y la psicología crítica, las relaciones de género, la antropología, el
trabajo o la destrucción ambiental. En los últimos años hemos apostado por las
licencias libres, editando la mayoría de nuestros libros en Creative Commons y
permitiendo su descarga libre en la red, conscientes de que en la lucha por el
conocimiento y la cultura libre nos jugamos buena parte del futuro. Por eso, te
invitamos a descargar nuestros libros. También puedes contribuir a la sostenibilidad
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Ippolita
El lado oscuro de Google
Historia y futuro de la industria de los metadatos
Virus editorial
Índice
Introducción 9
I. Historias de motores 17
Motores de búsqueda 19
El nacimiento de Google: en el principio fue el garaje
o, más bien, la universidad 23
Google.com: publicidad directa dentro de las páginas 29
El autoservicio publicitario: más allá
de la burbuja de la new economy 33
Estilo, morfología y multiplicación de los servicios 34
Google, el gigante bueno, cotiza en Bolsa 40
Google, Inc.: el monopolio de la búsqueda 42
II. BeGoogle 49
La huida de cerebros a Google: la guerra por el control de la Web 51
Largas colas en las redes: las entrañas de la economía
de la búsqueda, Google versus Microsoft 54
La guerra de los estándares 59
Arma n.º 1: Googleplex, el capitalismo blando 62
Arma n.º 2: perfeccionar la estrategia de la acumulación 67
Arma n.º 3: la imagen lo es todo, pero algo de filosofía no viene mal 69
Arma n.º 4: Google y el open source 74
III. Google open source 77
Teoría y prácticas: open no es free 79
Los hackers de Stanford 81
La era de la open source economy 84
Seducir a los hackers: autonomía, dinero fácil e instrumentos gratuitos 88
Ambientes híbridos entre universidad y empresa 96
IV. Algoritmos, ¡qué pasión! 99
Algoritmos y vida real 101
La estrategia de la objetividad 104
Spiders, base de datos y búsqueda 107
De la brand-identity a la interfaz participativa 111
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Este libro tiene una licencia Creative Commons Attribution-NoDerivs-NonCommercial.
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© 2010 de la presente edición, Virus editorial
© 2007 Giangacomo Feltrinelli editore, Milán
Creative Commons
LICENCIA CREATIVE COMMONS
autoría - no derivados - no comercial 1.0
Colectivo Ippolita
El lado oscuro de Google
Historia y futuro de la industria de los metadatos
Maquetación: Virus editorial
Cubierta e ilustración de guardas: Pilar Sánchez Molina
Traducción: María Grazia Macchia y Giuseppe Maio
Primera edición: octubre de 2010
Lallevir SL / VIRUS editorial
C/ Aurora, 23 baixos, 08001 Barcelona
T. / Fax: 93 441 38 14
C/e.: virus@pangea.org
www.viruseditorial.net
Impreso en:
Imprenta LUNA
Muelle de la Merced, 3, 2.º izq.
48003 Bilbao
Tel.: 94 416 75 18
Fax.: 94 415 32 98
C/e.: luna@imprentaluna.es
ISBN-13: 978-84-92559-23-7
Depósito legal:
PageRank(TM) o la autoridad absoluta de un mundo cerrado 117
PageRank(TM) o la moneda de la ciencia 121
V. Además, otras funcionalidades maliciosas 127
Los filtros en los algoritmos: bancos de datos
preconfeccionados y control de los usuarios 129
Los coockies de Google, galletas que dejan huella 134
Onanismo tecnológico: crea, recrea y consume tus contenidos 137
Los navegadores como ambientes de desarrollo 141
Privacidad, paranoias y poderes 144
VI. Calidad, cantidad y relación 147
La emergencia de la información 149
Cantidad y calidad 153
El mito de la búsqueda instantánea 154
Detrás del velo del mito 157
Modelos de búsqueda 159
VII. Tecnocracia 163
Tecnocracia: los expertos de la ciencia 166
Milagros de la tecnología: de las opiniones
subjetivas a la verdad objetiva 169
Público y privado 171
Líneas de fuga: P2P, medias independientes, criptografía, blogs, foa f 175
Conclusiones 181
Postfacio. Una historia simple 187
Apéndices 199
I. El fin del mundo en una galleta 199
II. Interzonas: influencias y dominios en los mundos digitales 201
Agradecimientos
Gracias a Schiaffino y Asmagita, la casa
de Suna y Villa Andreoli, las chicas y
toda la agencia de comunicación xX(y),
Rossella Di Leo, Sentia s.r.l., Laboratorio
Cotech, Federico Cabitza, Matteo Valsana,
Wadada y la casa de Nápoles, la Re, el
Pub24, la Scighera, Maria la panadera,
enomix y blicero.
Nota de presentación
Ippolita es un grupo de investigación compuesto por hackers y activistas sociales,
un servidor y una comunidad de «escribientes», una encrucijada para
compartir instrumentos y conocimientos entre el lenguaje del mundo digital y
el lenguaje de la escritura. Su trabajo es un modo de acción directa, un llamamiento
a no quedarse mirando, sino a intervenir en el torbellino de la tecnocultura,
desarrollando formas de autoformación y de puesta en común de
competencias a través de prácticas comunitarias de escritura como modelo de
autodefensa digital.
Ippolita como colectivo tiene en su haber otro libro, Open non è Free (Eleuthera,
2005), y además gestiona un servidor independiente con el fin de dotarse de
instrumentos independientes para elaborar proyectos y compartir información.
Ippolita.net quiere ser un mapa en continua evolución y transformación capaz de
enlazar universos diferentes, en la búsqueda permanente de todos los enlaces
posibles, no solo en la Red. Tanto para elaborar El lado oscuro de Google como
Open non è Free se han valido de Riso, un wiki y CMS (sistema de gestión
de contenidos) de creación propia que sirve para proyectos web de escritura
colectiva.
9
Introducción
Google es el motor de búsqueda más conocido y utilizado
en todo Internet, hasta tal punto que en los últimos años se
ha convertido en el principal medio de acceso a la Red. De
forma progresiva, los internautas se han ido adaptando a su
interfaz sobria y fiable, a las inserciones publicitarias omnipresentes,
pero arrinconadas; han comenzado a disfrutar de
sus cómodos servicios y su uso rutinario se ha transformado
en una forma de comportamiento: «Si no lo sabes, pregúntale
a Google». Se recurre a Google incluso cuando se podría
utilizar el post-it pegado a la nevera, buscar en la agenda,
consultar las Páginas Amarillas u hojear la enciclopedia que
está acumulando polvo en las estanterías, junto con las demás
obras de consulta en papel, demasiado duras y difíciles
de examinar.
Google ha sido capaz de explotar magistralmente nuestra
necesidad de sencillez. Google anhela ser el motor de búsqueda
perfecto, capaz de entender exactamente las preguntas
de los usuarios y devolverles, en un santiamén, exactamente
lo que desean. Las inocentes interfaces, que ya pueden ser
altamente personalizadas directamente en la Web, y aun así
inexorablemente identificables por su estilo minimalista,
constituyen una forma de huida cotidiana desde la claustrofobia
de las mesas digitales para un número impresionante de
usuarios, en constante alza. Son una bocanada de aire fresco,
El lado oscuro de Google | Ippolita
10 11
Introducción
ventanas privilegiadas abiertas de par en par al fascinante
mundo de la Red. ¿Cuántas personas utilizan Google como
página inicial de su navegador? Sin embargo, detrás de esa
sencillez y facilidad de uso se oculta un coloso, un sistema
increíblemente complejo y sutil para la gestión de los conocimientos
en el maremágnum de la Red. Google ofrece decenas
de servicios gratuitos, para satisfacer todo deseo de búsqueda
y comunicación: e-mails, chats, newsgroups, sistemas
de indexación de los files en el ordenador, archivos de imágenes,
vídeos, libros y mucho más. ¿Por qué? ¿Qué gana? Criticar
a Google mediante una ponderación meticulosa de su
historia y la deconstrucción de los objetos matemáticos que
lo componen representa una ocasión para desvelar una precisa
estrategia de dominio cultural. La presente investigación
pretende proporcionar un método de análisis más general,
útil para el descubrimiento de los tejemanejes de muchas de
las aplicaciones que nos hemos acostumbrado a utilizar.
El libro arranca con una breve panorámica sobre la historia
de los motores de búsqueda, examina por tanto los momentos
más significativos del avance de Google. Tras sobrevivir
indemne al estallido de la burbuja de la new economy,
Google ha entretejido relaciones sólidas con distintas multinacionales
de tecnologías de la información (information tecnology,
IT). La continua expansión de sus actividades en
cada sector de las comunicaciones digitales está difundiendo
un inconfundible estilo y está modelando un completo universo
cultural, el universo de la Web.
Don’t be evil (no seas malo) es el lema de Sergey Brin y
Larry Page, los dos fundadores de Google. Los ex estudiantes
de Stanford, gracias a una meticulosa gestión de su propia
imagen, han creado un «gigante bueno», impaciente por archivar
nuestras «intenciones de búsqueda» en sus ilimitadas
bases de datos. El álter ego digital de millones de usuarios
parece estar en buenas manos, confiado al principal datacenter
de Mountain View, California, conocido como Googleplex.
Aquí, como en los demás centros de archivo de datos de
Google —que están surgiendo como setas en todo el mundo—
se perfeccionan verdaderas armas para combatir en la
guerra por el control de las redes. En primer lugar, se difunde
la práctica del capitalismo blando de la abundancia, una estrategia
de control biopolítico en sentido estricto, que ofrece
ambientes de trabajo confortables, palmaditas en la espalda
y gratificaciones a los empleados. Los trabajadores, satisfechos
y halagados, se dejan explotar alegremente y se convierten
en los mayores sostenedores de la empresa, orgullosos de
promocionar una imagen ganadora y «buena».
Los objetivos y los métodos de Google son buenos para
todo el mundo; de hecho, la filosofía de la empresa, basada
sobre la excelencia de matriz académica, en la apuesta por la
innovación y la investigación, se encuentra expresada en diez
verdades breves en el propio sitio del motor de búsqueda. Estos
diez mandamientos constituyen una especie de buena
nueva de la era informática, el Google-pensamiento, divulgado
con la ayuda de verdaderos y auténticos «evangelizadores
» (evangelits), es decir, personalidades punteras del mundo
informático. Una última arma, aunque no la menos
importante, es la cooptación de las metodologías de desarrollo
cooperativo típicas del open source y el uso de softwares
libres, no protegidos por copyright o patentes, como base
para sus propios productos. De esta forma, Google reduce
los costes para la implementación de sus servicios, se asegura
el apoyo de técnicos, lumbreras y hackers de todo tipo y se
hace pasar por el defensor de la causa de la libre circulación
de los saberes, ya que el uso del motor de búsqueda parece
ofrecer la mejor forma de acceso gratuito a la Red.
Pero el sueño de Brin y Page de «Google contenedor de
todo Internet», cultivado desde los tiempos de la universidad,
no es nada más que una idea demagógica, útil para afirmar un
culto casi positivista de la objetividad científica: en el caos de
la Red solo una técnica superior puede hacerse garante de la
transparencia de los procesos, de la exactitud de las respuestas,
incluso de la democracia.
El lado oscuro de Google | Ippolita
12 13
Introducción
De hecho, Google se autodefine como un instrumento
«democrático», basado en el presunto carácter «democrático
» de la Web. Su algoritmo de indexación de la Red,
PageRank(TM), se encarga de copiar los datos digitales en los
datacenter, explotando las conexiones asociadas a cada página
singular para determinar su valor. En la práctica, Google
interpreta una conexión de la página A a la página B como
un voto expresado por la primera sobre la segunda. Pero no
se limita a calcular el número de votos, o conexiones, asignadas
a una página. Google analiza la página que ha asignado
el voto: los votos expresados por páginas «importantes» tienen
más relevancia y, por lo tanto, contribuyen a dar «mayor
valor» también a las páginas linkadas. El PageRank(TM)
asigna a los sitios web importantes y de alta calidad un voto
más elevado, utilizando filtros y criterios no públicos, que
Google tiene en cuenta cada vez que realiza una búsqueda.
La «democracia» de Google ordena, pues, la Red en base al
número de votos recibidos por cada página y a la importancia
de esos votos: una democracia filtrada por la tecnología.
Existen algunos secretos alrededor del coloso de Mountain
View, muchos de los que, como veréis, son secretos a voces.
El halo de leyenda que envuelve la tecnología googleana
se basa en gran parte en la ausencia de una educación de
base, de rudimentos prácticos para enfrentarse culturalmente
a la onda larga de la revolución tecnológica. Por ejemplo, la
extraordinaria rapidez de los frutos de la búsqueda es producto
de una cuidadosa selección nada transparente. De hecho,
¿cómo podrían millones de usuarios hojear contemporáneamente
en todo instante toda la base de datos de Google
si no existieran filtros oportunos para reducir el ámbito de la
búsqueda, por ejemplo limitándolo a los datos en su idioma
de origen? Y si existen filtros creados para garantizar una
mejor navegación lingüística, ¿no es lícito suponer que existan
muchos más filtros, estudiados para canalizar incluso las
preferencias de los internautas? El prodigio de Google es en
realidad una tecnología opaca y encubierta por el copyright
y
por acuerdos de no divulgación de sus recursos. La búsqueda
no es ni transparente ni democrática, como se nos quiere hacer
creer: no podría serlo tanto por razones técnicas como
por razones económicas.
El campo blanco de Google en el que se insertan las palabras
claves para las búsquedas es una puerta estrecha, un filtro
nada transparente, que controla y dirige el acceso a las
informaciones. En cuanto mediador de información, un simple
motor de búsqueda se hace instrumento de gestión del
saber y se halla capacitado para ejercer un poder enorme,
convirtiéndose en una autoridad absoluta en un mundo cerrado.
El modelo cultural de Google es por lo tanto expresión
directa de un dominio tecnocrático.
Con el presente trabajo Ippolita quiere subrayar el problema
o, más bien, la urgencia social de alfabetización y orientación
crítica del gran público acerca del tema de la gestión de
los conocimientos (knowledges management). Internet ofrece
extraordinarias oportunidades de autoinformación a los
usuarios, tantas como para superar incluso la formación universitaria,
especialmente en ámbitos como la comunicación y
la ingeniería informática. El movimiento del software libre,
como ha mostrado Ippolita en otros trabajos, es el ejemplo
más evidente de la necesidad de autoformación continua y de
la posibilidad de autogestión de los instrumentos digitales.
Sin embargo, hay un reverso de esta moneda doblemente
negativo: por un lado, el menosprecio de la formación humanista,
que en la Red dispone de pocos y mal organizados ámbitos
de referencia; por el otro, el sustancial colapso cognitivo
del usuario medio. Desorientados por la redundancia de los
datos disponibles en la Red, nos entregamos a aquellos puntos
de referencia de mayor visibilidad —de los que Google
solo es el ejemplo más patente— sin preguntarnos qué acontece
detrás de los bastidores; registramos nuestros datos personales
con ligereza, seducidos por el mero uso de servicios
decididamente eficaces y, como todavía acostumbra a ser en
buena parte de la Red, totalmente gratuitos.
El lado oscuro de Google | Ippolita
14 15
Introducción
Ippolita intenta subrayar el vacío en la divulgación científica
de los fenómenos tecnológicos que afecta al conjunto de
la sociedad. Abundan los manuales técnicos, la sociología
habla con desenvoltura de sociedades en red, la política se
atreve incluso a imaginar una futurible open society, en la
que las redes serán el sustrato tecnológico de la democracia
global. ¿Pero cuántos asiduos internautas saben qué es un algoritmo?
Más bien pocos y, sin embargo, la mayoría de ellos
confían en la respuesta de PageRank(TM), precisamente un
algoritmo que selecciona sin pausa los resultados de sus preguntas
y dirige su experiencia en la Red. Hace falta el valor
de centrarse de nuevo en la divulgación científica, sin encerrarse
en la torre de marfil del saber académico. Hace falta
hablar de macroeconomía sin ser economistas, de infomediación
sin ser expertos en comunicación, de autoinformación
sin ser educadores, de autogestión de los instrumentos digitales
sin ser políticos. Es preciso provocar debates insistiendo
sobre conceptos básicos como «algoritmo», «datos sensibles»,
«privacidad», «verdad científica», «redes de comunicación»,
demasiado a menudo debatidos entre la Authority y garantes
que no pueden garantizar absolutamente nada.
La costumbre de delegar provoca un desinterés generalizado
por los grandes cambios en curso en nuestro mundo tecnológico,
que acontecen con sordina o encubiertos por el
humo mediático, sin haber sido en absoluto asimilados por el
gran público.
La postura más común oscila entre el encantamiento maravillado
y la frustración frente a los continuos, incomprensibles
«milagros de la tecnología»; se llega muy a menudo a
la adoración mística, como si lo digital recubriera el mundo
de una aura esotérica, comprensible exclusivamente por los
pocos iniciados, conjugada con la frustración por la propia
incapacidad de oficiar el culto al nuevo progreso de forma
adecuada.
Al grupo de investigadores de Ippolita le une precisamente
la convicción de que mediante el intercambio y el diálogo
entre habilidades y lenguajes diferentes será posible convertir
la llamada Revolución Digital en una materia útil para
comprender la contemporaneidad, sus anomalías y probablemente
incluso el tiempo por venir. La investigación científica,
la tradición humanista, las pasiones políticas, el método feminista
son otros lenguajes útiles en esta exploración.
La actividad de Ippolita revela que «poner en común» no
es suficiente, porque el nivel de reflexión sobre las tecnologías
es todavía limitado y la caja de herramientas de los usuarios
es todavía demasiado rudimentaria. Es preciso asumir
una actitud crítica y curiosa, desarrollar capacidades sobre
todo a nivel individual, comprender de qué formas se puede
interactuar con los mundos digitales, poner a punto instrumentos
adecuados a los objetivos personales. El desafío consiste
en multiplicar los espacios y las ocasiones de autonomía
sin ceder ante entusiasmos fáciles, sin sucumbir a la paranoia
del control. Just for fun. La práctica comunitaria no es una
receta capaz de convertir por arte de magia toda novedad
tecnológica en un bien colectivo, no basta con conjurar el dominio
tecnocrático en nombre de una gran democracia electrónica.
Se trata de una visión que confía ciegamente en el
progreso, que olvida el valor de las elecciones individuales.
La sinergia entre los sujetos en las redes, mundos vivos y
constantemente cambiantes, no es una banal suma de las partes
en juego, requiere pasión, confianza, creatividad y una
continua renegociación de los instrumentos, de los métodos y
de los objetivos.
Vincular los elementos más estrictamente técnicos a sus
correspondientes efectos sociales es sin duda el primer y el
más arduo paso a acometer. Por esta razón, el texto que tenéis
en vuestras manos se puede descargar integralmente
gracias a una licencia copyleft.
www.ippolita.net
info@ippolita.net

19
Motores de búsqueda
Los motores de búsqueda hoy en día se presentan como sitios
pertenecientes a la World Wide Web (Web) que permiten hallar
informaciones (informations retrieval). La mayoría de
los usuarios cree erróneamente que Internet y la Web coinciden,
porque la Web es el aspecto más sencillo e inmediato
de Internet. En realidad la Red es mucho más compleja, heterogénea
y variada que la Web: incluye también los mundos
de los chats, de los newsgroups, del correo electrónico y, en
general, todo lo que los individuos quieren «poner en red»,
prescindiendo de la «forma» en la que estas informaciones
se presenten. Además, la Red no es estática, sino dinámica.
Esto significa que las conexiones entre los recursos se modifican,
están sujetas a cambios (nacimiento, transformación,
muerte). Del mismo modo, los vectores de conexión física
que llevan a estos recursos cambian continuamente, evolucionan
desde la toma telefónica del módem hasta la «banda
ancha» y la fibra óptica. En definitiva, los individuos que
crean la Red proyectando sus álter egos digitales en ella están
cambiando continuamente, en tanto que seres vivos. La
Red, pues, no equivale a la Web, es una dinámica coevolutiva
El lado oscuro de Google | Ippolita
20 21
Historias de motores
constituida por las interacciones complejas entre tres tipos
distintos de máquinas: máquinas mecánicas (ordenadores,
cables, módems, etc.), máquinas biológicas (individuos humanos),
máquinas significantes (recursos compartidos).
De todas formas, ya que conseguir información en el
magma de la Red ha sido siempre una exigencia fundamental,
por mucho que pueda parecer extraño, la historia de los
motores de búsqueda es mucho más antigua que la de la Web.
La Web, tal y como la conocemos hoy, es un invento de
Tim Bernes-Lee, Robert Caillau1 y otros científicos europeos
y norteamericanos. Entre 1989 y 1991 en el CERN de Ginebra
se crean los primeros navegadores, el protocolo HTTP y
el lenguaje HTML para la composición y visualización de documentos
hipertextuales, es decir, documentos que contienen
links (ya sean internos a cada documento ya sean entre documentos
distintos). Esta nueva tecnología se presenta como
una implementación de la red de Internet, un proyecto estadounidense
resultante de la fusión de distintos proyectos universitarios
y militares.
Mientras la Web se difundía entre los laboratorios y las
universidades de todo el mundo, los motores de búsqueda ya
ofrecían, desde hace años, servicios de indexación y de búsqueda
de informaciones en Internet.
Los primeros motores de búsqueda obviamente no eran
consultables vía Web: eran verdaderos programas instalables
y configurables en el propio ordenador. Tales instrumentos
indexaban los recursos de Internet mediante protocolos
como FTP (para el intercambio de files), Gopher (un
rival del emergente HTTP) y otros sistemas ya caídos en
desuso.
1 Véase Tim Berners-Lee, Tejiendo la Red, el inventor del Word Wide
Web nos descubre su origen, Siglo XXI, 2000; y L’architettura del nuovo
Web. Dall’inventore della rete il progetto di una comunicazione democratica,
Feltrinelli, Milán, 2001.
En 1994 se hace operativo el primer motor de búsqueda
basado en la Web: el WebCrawler2, un experimento financiado
por la Universidad de Washington. Las innovaciones introducidas
por este motor de búsqueda eran extraordinarias:
además de funcionar como un sitio Internet, y de ofrecer la
posibilidad de realizar búsquedas fulltext3, disponía de un
instrumento para catalogar las páginas de forma automática,
el spider. El spider es un software que, como veremos en profundidad
más adelante, desarrolla dos funciones: mientras
navega en Internet, memoriza las informaciones contenidas
en las páginas web y las pone a disposición de los usuarios del
servicio de búsqueda.
Aunque WebCrawler fuese increíblemente revolucionario
para la época, los resultados que era capaz de ofrecer eran
simples elencos de direcciones web y los respectivos títulos
de las páginas indexadas.
En los últimos meses de 1994 el motor de búsqueda
Lycos conseguía indexar en muy pocos meses más del 90%
de las páginas de aquel entonces (unos 10 millones aproximadamente).
La principal innovación de Lycos era la de excluir
sistemas fulltext para la catalogación, analizando solo
las primeras veinte líneas de toda página indexada, en lugar
de examinar el contenido integral del texto de cada página.
Esto le permitía a Lycos mostrar en los resultados incluso
una pequeña descripción extrapolada de las mismas líneas.
Con la llegada de Excite, en diciembre de 1995, los resultados
empiezan a ser ordenados en base al criterio de importancia
de las páginas. La introducción de un sistema de
«peso» de una página posibilitaba también una forma rudimentaria
de catalogación temática: por fin se acababan los
interminables listados de resultados sin ordenar. Se configu-
2 Todavía existe y es un óptimo metamotor de búsqueda que combina los
resultados de los mejores motores: http://www.webcrawler.com.
3 Gracias a la búsqueda full-text es posible encontrar palabras, combinaciones
de palabras, frases completas, buscando en el interior de todo el
documento.
El lado oscuro de Google | Ippolita
22 23
Historias de motores
raba así una primera consulta al directory de los sitios, algo
comparable a una organización de tipo biblioteconómico
clásico de los recursos de la Web, o sea, en forma de árbol,
con una indexación dividida por materias, lenguas, etc.
Sin embargo, Excite ha pasado a la historia por otra razón:
ha sido el primer motor de búsqueda que se ha equipado
de instrumentos dedicados explícitamente a la actividad comercial.
Después de haber adquirido WebCrawler, ofreció a
los usuarios personalizaciones y cuentas de correo gratuitas,
convirtiéndose en menos de dos años en uno de los primeros
portales web (1997). En poco tiempo, con el nacimiento de
motores de búsqueda cada vez más evolucionados, Excite se
aparta de su vocación originaria, optando por el uso de instrumentos
de búsqueda de otras sociedades, entre las que
hoy figura también Google4.
El panorama de los precursores de Google no sería completo
sin una mención a lo que en 1997 era el mejor motor de
búsqueda existente, y también el más popular: AltaVista. AltaVista,
que quiere decir «vista desde lo alto», se valía de los
resultados de un grupo de investigación de la Digital Equipment
Corporation (DEC) de Palo Alto, California, que en la
primavera de 1995 había conseguido almacenar todas las palabras
de una página HTML presente en Internet en un índice
en el que era posible realizar búsquedas. Esto le había permitido
el desarrollo de la primera base de datos abierta a la
consulta directa de la World Wide Web. La cabeza pensante
de AltaVista era Louis Monier5 que, usando clusters de ordenadores
conectados entre sí, hardware de vanguardia y lo
mejor de las tecnologías entonces disponibles, había conse-
4 La idea de usar las funcionalidades de búsqueda de otros sitios, y por
lo tanto de poder ofrecer entre los resultados propios también los ajenos,
no ha sido de Excite. Ya a finales de 1995, MetaCrawler ofrecía en sus
páginas los servicios de todos los motores de búsqueda presentes. Hoy en
día existen muchísimos metamotores que ejecutan búsquedas cruzadas
sobre distintas tipologías de bases de datos.
5 Después, Monier trabajó para Ebay; en 2005 fue contratado por Google.
guido que su creación fuese el motor de búsqueda más utilizado
y apreciado por los usuarios. AltaVista ha sido también
el primer motor de búsqueda multilingüe en Internet y la primera
tecnología de búsqueda capaz de acoger textos en chino,
japonés y coreano. Además, ha introducido un sistema de
traducción automática, Babel Fish, aún muy utilizado.
Antes de su hundimiento6 en 1997, AltaVista daba servicio
a 25 millones de búsquedas diarias y recogía 50 millones
de dólares anuales de los patrocinios, ofreciendo su servicio
de búsqueda a los usuarios del portal Yahoo!, que sigue siendo
todavía el mayor antagonista de Google en el mundo web.
El nacimiento de Google: en el principio
fue el garaje o, más bien, la universidad
La palabra Google procede de «googol», término matemático
que indica un 1 seguido por 100 ceros. La leyenda afirma
que éste fue el número de páginas web que Larry Page y Sergey
Brin soñaban con indexar con su nuevo instrumento de
búsqueda. Se conocieron en 1995 en Stanford, cuando Larry
Page (tenía entonces 24 años), licenciado en la Universidad
de Michigan, visita Stanford con la idea de matricularse en
el doctorado de informática. Sergey Brin (entonces 23 años)
formaba parte del grupo de estudiantes que tenían que acompañar
a los visitantes por el campus. Stanford era el lugar
ideal para desarrollar proyectos altamente innovadores desde
el punto de vista tecnológico. De hecho podía ofrecer, por
un lado, laboratorios de investigación de vanguardia; por
6 En 1996 el valor de esta búsqueda aún no era contabilizado, considerando
el estado embrionario en el que se hallaba la economía relacionada
con Internet, pero su potencial había sido claramente reconocido por la
DEC, sociedad que se encargaba de los asuntos de hardware de Alta-
Vista. Sin embargo, el grupo DEC no será capaz de explotar la ocasión
a causa de una serie de desafortunadas reestructuraciones internas que
provocan una ruptura en el equipo de AltaVista, adquirido en 2003 por
Overture (luego cedida a Yahoo!).
El lado oscuro de Google | Ippolita
24 25
Historias de motores
otro, estrechas relaciones tanto con empresas del sector de
las tecnologías de la información como con personas atentas
y dispuestas a invertir grandes capitales en las investigaciones
académicas más prometedoras. Brin y Page están fascinados
por el crecimiento vertiginoso de la Web y por los problemas
relativos a la búsqueda y a la organización de las informaciones;
se dedican al proyecto BackRub, así llamado porque era
capaz de analizar los back links que remitían a un sitio y de
ofrecer un mapa de la situación. Más tarde, BackRub sería
rebautizado como Google cuando en 1997 dispusiera de una
página web.
La innovación fundamental introducida por Google es la
de dar un vuelco al proceso de indexación de las páginas: ya
no se enumeran los sitios en base a la «proximidad» respecto
a la pregunta realizada, sino que se muestran los resultados
exactamente en el orden «correcto», es decir, los que responden
a las expectativas del usuario. El primer link es el que da
la respuesta «exacta» a la pregunta; los sucesivos se alejan
poco a poco del centro de la pregunta7.
Con esta perspectiva nace el conocido botón «voy a tener
suerte»: clicándolo, se abre directamente el primer link de la
búsqueda de Google, presentado como el link inequívocamente
«exacto».
El algoritmo que Larry Page «inventa» para calcular la
importancia de una página web, conocido como PageRank(TM),
se basa en la matemática estadística de los primeros años del
siglo XIX y especialmente en las fórmulas desarrolladas por
Andrej Andreevic Markov para calcular, dentro de una red,
la importancia de un nodo respecto a los demás8.
7 Creemos que este enfoque es absolutamente irreal, además de ser políticamente
incorrecto e intrínsecamente autoritario, ya que supone la
existencia de una autoridad capaz de individualizar y ofrecer una respuesta
«correcta, rápida y justa» a un deseo. Pueden existir muchos recorridos
individuales para construir una respuesta aceptable y satisfactoria
a una necesidad/deseo (véase capítulo V).
8 Véase capítulo IV.
En un primer momento, Google es únicamente un proyecto
académico y científico, para el que el sistema de evaluación
depende en gran medida de los juicios de los reseñadores
(referees) que operan según el mecanismo de la «revisión
por pares» (peer-review). El método que teóricamente ofrece
las mayores garantías de objetividad es el llamado «doble ciego
» (double-blind): antes de ser publicado en una revista
científica, un artículo se somete a la evaluación de por lo menos
dos investigadores de renombre, que no deben conocer el
nombre del autor (para no verse influenciados en su juicio).
El segundo paso «ciego» tiene que ver con el redactor del
artículo, que no debe conocer el nombre de los reseñadores.
En suma, cuanto más positiva es la acogida que un artículo
recibe por parte de otros científicos (que se supone trabajan
de forma independiente), tanto más el artículo se considera
importante y meritorio. Page traslada a su campo de búsqueda
este enfoque y desarrolla la teoría según la que el número
de links que conducen a una página es una forma de evaluar
el valor de la página y, en cierto sentido, su calidad. Más adelante
veremos mejor cómo se realiza este paso de la «cantidad
» de informaciones suministradas a la «calidad» del resultado
que da respuestas a las expectativas del usuario9.
Sin embargo, este criterio no era de por sí suficiente porque
no todos los links son iguales ni tienen el mismo valor:
más exactamente, desplazando la atención del valor estático
de una conexión al valor dinámico de un recorrido, la Red es
un ambiente (en términos matemáticos un grafo) en el que no
todos los recorridos tienen el mismo valor, sino distintos «valores
de rutas» según el «peso» de los nudos. Por otra parte,
siguiendo con el paralelismo con la práctica científica, no todas
las reseñas en las revistas científicas tienen la misma importancia.
La opinión positiva de reseñadores no prestigiosos,
o incluso mal vistos por la comunidad científica, es
nociva: demasiadas reseñas de escaso peso invalidan la auto-
9 Véase capítulo VI.
El lado oscuro de Google | Ippolita
26 27
Historias de motores
ridad de una publicación. Así, según Page, los links que proceden
de sitios especialmente conectados, con un elevado
número de links, son de mayor importancia. Por lo tanto, un
recorrido (link) que lleva a una página desde un sitio muy
popular tiene mayor relevancia que un recorrido procedente
de una página poco conocida. De esta manera, un link desde
una página A a una página B se interpreta como una reseña
científica (aunque hay que subrayar que Brin y Page hablan
explícitamente de «voto» y «democracia»), de mayor peso
dependiendo de la popularidad del reseñador/votante que facilita
el link. El criterio de la autoridad del reseñador científico
se convierte banalmente en la medida de la popularidad
de un sitio.
La evaluación de las páginas web de Google, llamada pageranking,
se construye pues en base a un sistema de reseña
«pública» análogo al sistema de la «república científica»10,
que no está limitado a los científicos sino que se extiende a
todos los internautas de la Red.
Hoy en día, la organización de la república científica y la
cuestión de la localización de las informaciones en general se
han convertido en un problema de importancia crucial: en
este contexto de diluvio informacional11, particularmente en
10 El sistema de las publicaciones científicas nace en 1665 con The Philosophical
Transactions, la primera revista científica fundada por Henry
Oldenburg de la Royal Society de Londres, una especie de registro público
de la propiedad intelectual; funcionaba como una oficina de patentes
de las ideas científicas. La revista quería introducir claridad y transparencia
en el proceso de fundación de las pretensiones innovadoras y tales
pretensiones se veían consolidadas gracias al reconocimiento de un título
de «nobleza intelectual» por parte de unos pares, lo cual garantizaba un
título especial de propiedad: la intelectual. La importancia de las publicaciones
contribuía a la creación de una «jerarquía entre pares», basada
en un ideal de excelencia: sin embargo, ya que los resultados para ser
apreciados necesitaban publicidad, la organización de las reglas de publicación
asumió un papel central, ya que para un científico ser visible
se convirtió en algo fundamental para adquirir notoriedad y prestigio.
11 El concepto de «diluvio informacional» (déluge informationnel) ha
sido desarrollado sobre todo por Pierre Lévy, reelaborando la idea de «sela
Web, razonar no solamente sobre la importancia sino también
sobre la credibilidad de la información es cada vez más
complejo. Y esto lo es mucho más desde que el mecanismo de
la «revisión por pares» ha sido puesto en tela de juicio por los
propios científicos12. Entre las propuestas alternativas más
interesantes figuran mecanismos de evaluación distribuida,
puestos a disposición gracias a licencias libres (copyleft) megundo
diluvio» del artista Roy Ascott. De ahí procede un cuadro filosófico
en el que el movimiento de «virtualización» asume un papel central,
véase: Pierre Lévy, ¿Qué es lo virtual?, 1998, Ediciones Paidós Ibérica,
S.A. (online la versión original francesa: http://hypermedia.univ-paris8.
fr/pierre/virtuel/virt0.htm). De manera independiente, Manuel Castells
habla de «informacionalismo» y de «economía informacional». Gran parte
de las lecturas económicas acerca de la época del diluvio informacional,
especialmente en el ámbito francés, italiano y estadounidense, tienen
derivaciones marxistas y descansan sobre interpretaciones forzosas de los
fenómenos de «inteligencia colectiva» de las redes como hipóstasis del
General Intellect marxista; véase por ejemplo: Olivier Blondeau, Genèse
et subversion du capitalisme informationnel, http://severino.free.fr/archives/
copieslocales/geneseetsubversion.html; la revista monográfica La
società del General Intellect, Derive approdi, Roma; Wark McKenzie, Un
manifiesto hacker, 2006, Ediciones Alpha Decay S.A.
12 Sitiografía sobre la revisión por pares. Definiciones: http://es.wikipedia.
org/wiki/Revisi%C3%B3n_por_pares; la topología de una
red de citas: Stefano Mazzocchi, «Peer Review vs. Citation Network
Topology», http://www.betaversion.org/~stefano/linotype/news/74/;
artículos
críticos recientes, The scientist: Alison McCook, «Is Peer
Review Broken?», The Scientist, vol. 20, tomo 2, p. 26, http://www.
the-scientist.com/2006/2/1/26/1/; Richard Gallagher, «Taking on
peer review», The Scientist, vol. 20, tomo 2, p. 13, http://www.thescientist.
com/2006/2/1/13/1/; Google y la revisión por pares: http://
www.lib.uiowa.edu/hardin/md/notes4.html; el fenómeno de los blogs
entre informaciones y rumores de fondo: Fabio Giglietto, http://
nextmedia.
blogspot.com/2004/10/informazionenon-informazionefra.
html; citas y revisión por pares, ciencias duras y ciencias suaves:
Francesca di Donato, «Verso uno European Citation Index for the
Humanities – Che cosa possono fare i ricercatori per la comunicazione
scientifica», http://bfp.sp.unipi.it/~didonato/ovre/ECIH.html;
el exhaustivo trabajo de Jean-Claude Guédon, «In Oldenburg’s Long
Shadow: Librarians, Research Scientists, Publishers, and the Control
of Scientific Publishing», Univerisité de Montreal, http://www.arl.
org/arl/proceedings/138/guedon.html.
El lado oscuro de Google | Ippolita
28 29
Historias de motores
diante proyectos de acceso público (open access), incluso por
lo que respecta a obras de humanidades (véase por ejemplo
HyperJournal)13.
Así en marzo de 1996 Page lanza su spider, un programa
para explorar la Web, testándolo con el algoritmo de ranking
que había desarrollado.
El motor de búsqueda de los dos talentos de Stanford,
construido alrededor del spider, se convierte inmediatamente
en un éxito entre los estudiantes y los investigadores, adquiriendo
rápidamente una extraordinaria popularidad. Sin embargo,
para los administradores de la Red de Stanford el consumo
de banda del motor de búsqueda empieza a convertirse
en un problema significativo. Además, los propietarios de los
sitios indexados se preocupaban, por un lado, de los derechos
de copyright de sus propios materiales y, por otro, del hecho
de que el ranking de Google no tomara en consideración alguna
los premios oficiales o los demás sistemas de evaluación
consolidados, salvo por la cantidad y calidad (en el sentido de
popularidad) de las relaciones que una página es capaz de
mover a su alrededor. A Google le interesa la economía relacional
expresada en términos de link y nada más: «el spider
no se interesa por los contenidos de una página».
Una afirmación de este tipo supone que el valor de un resultado
se construye mediante la evaluación de las relaciones
de una página con otras, y no imponiendo una clasificación
13 Sitiografía: sobre el acceso a los saberes, la libertad de información y
el acceso abierto a la literatura científica. Destacamos el libro del Gruppo
Laser, Il sapere liberato, Feltrinelli, Milán, 2005, online en www.ippolita.
net/laser/. En el campo humanista, el trabajo desarrollado por Francesca
di Donato, que consigue conjugar un enfoque cualitativo y no cientifista
con la necesidad de descentrar los archivos y las informaciones, y definir
un número mínimo de criterios a priori de catalogación (metadatos, por
ejemplo XML), para intercambiar mediante un protocolo común. Véase
«HyperJournal. Un software open source per l’open publishing» (abstract
y slides), http://www.hjournal.org/taxonomy/term/2; seminario: «Dopo
Berlin 3: politiche di accesso aperto alla letteratura scientifica» (Pisa, 16
de febrero 2006), http://eprints.rclis.org/7650/2/borellislight.pdf. El sitio
de HyperJournal: http://www.hjournal.org/.
arbitraria en base a términos de búsqueda. Este forzamiento
será la clave de la eficiencia de Google en los siguientes
años: los resultados no se establecen de manera absoluta una
vez por todas, sino que varían dinámicamente según la posición
que asumen las páginas en el contexto de la Red.
Google.com: publicidad directa dentro de las páginas
Page e Brin desarrollan y prueban Google durante todo el
primer año y medio de vida usando instrumentos libres puestos
a disposición por las comunidades free software y open
source14, a partir del sistema operativo GNU/Linux. De esa
manera implementan un instrumento fuertemente modular
y escalable, que se puede expandir y modificar fácilmente
incluso mientras está siendo usado. Esta estructura modular
hoy en día es la base del datacenter15 de Google, el Googleplex,
que permite sustituir o añadir hardware y software, además
de realizar su manutención y actualización sin tener que
bloquear nunca el servicio.
A mediados de 1998, Google da servicio a cerca de diez
mil búsquedas diarias; el sistema casero apañado en la habitación
alquilada por Page y Brin se halla al borde del colapso.
Era preciso, pues, encontrar un sistema de financiación para
el proyecto que fuese más allá de los normales fondos de ayuda
para la investigación.
14 Véase en el capítulo III el análisis más detallado de las relaciones
entre estas fórmulas.
15 El datacenter de Google se compone actualmente de varios datacenters
esparcidos por el mundo que elaboran las solicitudes realizadas y
se encargan de propagar las modificaciones de las indexaciones. La actualización
de las bases de datos, así como el cálculo del pageranking se
resiente de esta descentralización: los datos normalmente se alinean en
unos días, o algo más; este desfase da lugar a la llamada «Google dance
», el baile de los ranking. Para una panorámica general, véase el artículo
http://www.alverde.net/articoli/stampa.asp?ID=145 y http://www.
motoricerca.info/articoli/google-dance.phtml sobre la «Google dance».
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Historias de motores
La salida de la universidad se atribuye al encuentro con
Andy Bechtolsheim, fundador de la Sun y consumado talent
scout de las tecnologías de la información, que entrega
a los dos investigadores un primer cheque de cien mil dólares.
El nacimiento de la sociedad coincide con la contratación
de los primeros empleados necesarios para el desarrollo y el
mantenimiento del datacenter, entre los que figura Craig Silverstein,
director de tecnología. El datacenter de Google se
configura desde el principio como un sistema altamente redundante,
en el que las informaciones se copian en más lugares
para minimizar la posibilidad de pérdida de los datos (o
sea, el papel moneda de un sistema de búsqueda), y sobre
todo un sistema en el que en todo momento es posible añadir
o quitar módulos existentes para conseguir una mayor eficacia.
El enfoque típico de la filosofía de los dos lumbreras universitarios,
Brin y Page, que recuperan y readaptan hardware
barato y utilizan software gratuito, se revela una carta ganadora.
Los reducidos recursos económicos permiten luego
convertir este sistema en la piedra angular de su filosofía empresarial,
que se basará en la extrema escalabilidad a todos
los niveles. El sistema Google es escalable porque es capaz de
«crecer» o «decrecer» (aumentar o disminuir de escala) conforme
a las necesidades y a las disponibilidades. No es necesario
replanear el sistema cuando se añaden nuevos recursos
(de cualquier tipo: máquinas, servicios, empleados, etc.): la
estructura altamente modular permite la adquisición de nuevos
módulos sin solución de continuidad.
Google Inc. abre sus puertas el 7 de septiembre de 1998 en
Menlo Park, California. Más exactamente, Larry abre estas
puertas con un mando a distancia: las oficinas se hallan en el
garaje que un viejo amigo subalquila a la sociedad. Una oficina-
garaje espartana, pero dotada de algunos lujos no tan insignificantes:
una lavadora, una secadora e hidromasaje.
Desde el principio, la filosofía empresarial de Google se basa
en la satisfacción de los trabajadores.
En enero de 1999 Google abandona definitivamente el
campus de Stanford, declarando: «El proyecto de investigación
Google se ha convertido en Google Inc. Queremos darle
al mundo búsquedas de calidad superior y mejores de las que
hay actualmente, y una compañía parece ser la mejor forma
para llevar a cabo este objetivo. Hemos empezado a incorporar
a otras personas y a configurar otros servidores para hacer
que el nuestro sea un sistema escalable (hemos empezado a
ordenar los servers en paquetes de 21). Hemos empezado también
a lanzar nuestro spider con más frecuencia y nuestros resultados
no solo siguen siendo tan rápidos como antes, sino
que están aún más actualizados. Estamos incorporando personas
de gran talento muy rápidamente y esto comporta disponer
de las últimas y las mejores tecnologías por lo que atañe
a la Web»... Brin y Page dedican luego algunas líneas a las diez
buenas razones para trabajar en Google, incluyendo tecnologías,
acciones, snacks, bebidas gratuitas y la posibilidad de que
millones de personas «utilicen y aprecien vuestros softwares».
Entre 1998 y 1999 todos los motores de búsqueda y los sitios
más populares del mundo están afectados por el síndrome
del portal, una verdadera manía en la construcción de sitios
que quieren que los visitadores se queden a cualquier precio
más tiempo en la propia página, para ello incluyen cada vez
más servicios, publicidad y personalizaciones. Google es el
único instrumento carente de publicidad y de servicios añadidos:
solo motor de búsqueda, entre otras cosas el mejor, el más
rápido y sin lazos comerciales o patrocinadores.
En todo caso, la compañía no puede sobrevivir con la modesta
suma de Bechtolsheim, sin generar aún ganancias significativas
y siguiendo con la investigación sobre la organización
y la localización de las informaciones. Mostrando una
gran capacidad de interlocución con las altas esferas de las
finanzas e insistiendo en su interés por la investigación, Brin
y Page consiguen poner de acuerdo a las dos principales sociedades
financieras de California, rivales entre sí, pero que
sorprendentemente aceptan financiar conjuntamente a GooEl
lado oscuro de Google | Ippolita
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Historias de motores
gle, caso tan único como raro: dos enormes sociedades de
capital de riesgo se dejan convencer para compartir en lugar
de competir por los riesgos y las ganancias del eventual negocio.
El 7 de junio de 1999 Google puede anunciar que la Sequoia
Capital y la Kleiner Perkins Caufield & Byers le han
concedido una financiación de 25 millones de dólares16.
Mientras van aumentando los empleados de la Google
Inc., los dos presidentes buscan una forma para explotar
económicamente la gran cantidad de datos indexados. Inicialmente
intentan vender su servicio de búsqueda como
OEM (Original Equipment Manufacturer – productos ofrecidos
sin los soportes originales)17 a portales, pero los resultados
son más bien escasos. El modelo de negocio que se revela
más adecuado para la nueva sociedad es la publicidad
directa dentro del motor de búsqueda, mediante el cálculo
del número de visitantes que acceden a los sitios desde los
links promocionales y de pago. Este modelo económico,
CPM (coste por mil impresiones; en inglés CPT, cost per
thousand impresions)
18 se estructura de manera tal que sea
lo menos invasiva posible para el usuario; de hecho, en lugar
de optar por la extrema visibilidad de los anuncios publicitarios,
se muestran solo unos pocos links cuidadosamente seleccionados
en la parte de arriba de la búsqueda. Estos links
tienen colores y caracteres distintos de los que no son co-
16 Ambas sociedades detentan aún hoy las cuotas mayoritarias del capital
de Google.
17 Una OEM es una sociedad que construye componentes utilizados en
sistemas vendidos por otra sociedad, por ejemplo, un revendedor. Sociedades
que venden productos con componentes que proceden de OEM
son comunes en la industria electrónica e informática. Por lo general, la
OEM se contrapone al RETAIL porque el producto se ofrece a terceros
sin los soportes originales (CD de instalación, manuales, etc.), integrado
en el producto por el revendedor.
18 CPM, CPC, etc.: los modelos de negocio publicitario online son cada
vez más complejos y refinados. Para una rápida introducción véase
http://earlystagevc.typepad.com/earlystagevc/2005/08/web_20_needs_
bu.html.
merciales, pero intentan no molestar de ninguna forma la
actividad de búsqueda del usuario.
El autoservicio publicitario:
más allá de la burbuja de la new economy
Un modelo económico basado en la aparición de simples
links a los que patrocinar, colocados al lado de las búsquedas,
es poco ventajoso en términos de ganancias; por lo que a esto
se refiere, la planificación empresarial a largo plazo de Google
necesita de un salto de calidad. Los presidentes miran a
su alrededor en busca de las soluciones más interesantes y
beneficiosas, y se topan con Goto, sociedad fundada por Bill
Gross19, hoy propiedad de Overture/Yahoo!.
El negocio de Goto consistía en mezclar resultados efectivos
y resultados patrocinados, facturando a los anunciantes
solamente los clics realizados por los usuarios en sus direcciones:
un modelo conocido como CPC (cost per clic).
Este método era especialmente innovador respecto a los
anteriores. Los links patrocinados aparecían a continuación
de las búsquedas de los usuarios, ampliando de esa forma al
máximo las posibilidades de llevar a buen término la transacción
económica, contabilizada como clic en el sitio pagador.
Google intenta asociarse con Goto, pero el decidido rechazo
del presidente les obliga a implementar internamente un instrumento
parecido. En esa época todos los portales (por
ejemplo Excite, Lycos, Infoseek, AltaVista y Yahoo!) utilizaban
el modelo CPM, y el CPC era casi un deseo prohibido.
Esto demuestra como un intento fracasado de adquirir la tec-
19 La historia de Goto es muy emblemática porque muestra como incluso
en el ámbito de la Web cada vez más se va hacia las megafusiones
típicas del capitalismo informacional. Un buen resumen en italiano hasta
el 2004 se halla en http://motoridiricerca.it/goto.htm; en wikipedia, recursos
sobre el papel comercial jugado por Goto/Overture en el negocio
de Yahoo! en http://en.wikipedia.org/wiki/Yahoo!_Search_Marketing.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Historias de motores
nología que se cree mejor para el propio negocio conlleva la
necesidad de implementarla de forma autónoma.
En marzo del 2000 estalla la burbuja del Nasdaq, arrastrando
consigo todos los sueños de gloria de las dot.com.
También se viene abajo el modelo CPM, es decir, la ilusión de
que toneladas de banners publicitarios a «miles de impresiones
», muy a menudo descontextualizados por estar presentes
en sitios totalmente ajenos al negocio de referencia del anunciante,
fueran a ser una fuente inagotable de ingresos. Google
tiene entonces que enfrentarse con la necesidad de monetarizar
sus propias tecnologías de búsqueda.
En octubre del 2000 entra en escena AdWords, una especie
de autoservicio publicitario en el que los anunciantes pueden
elegir las palabras de búsqueda a las que asociar su propio
link comercial: una implementación de la «publicidad por
palabras claves» (keywords advertising) ideada por Goto.
Google sobrevive por lo tanto al hundimiento del Nasdaq
e incluso, gracias a su naturaleza de sociedad privada que aún
no cotiza en bolsa, aprovecha para contratar todos los talentos
en fuga de las ruinas de las demás dot.com. A mediados de
2000, Google da servicio a 18 millones de búsquedas diarias y
su índice de documentos cuenta con mil millones de unidades:
seis meses después las búsquedas ascienden a 60 millones.
Estilo, morfología y multiplicación de los servicios
A principios del 2000 Google tiene muy pocos competidores
y da comienzo a una nueva fase de innovación, empezando a
ofrecer una serie de nuevos servicios a los usuarios20.
Cada nuevo servicio forma parte de un mosaico complejo,
constantemente redefinido, con ramificaciones en todos los
20 Aquí aludiremos solo a los servicios más interesantes; para un listado
exhaustivo de los servicios ofrecidos por Goolge, véase http://www.
google.com/intl/en/options/ (los servicios disponibles en castellano y en
otros idiomas son menos, pero en rápido aumento).
ámbitos de las tecnologías de la información. Actualmente
Google ofrece: diecisiete tipologías de servicios de búsqueda
en bases de datos de imágenes, blogs, noticias, libros, mapas,
vídeos, servicios financieros, servicios de búsqueda en los documentos
presentes en el propio ordenador y mucho más. Dos
servicios están relacionados con el desarrollo de aplicaciones y
con las novedades sobre las que se está trabajando en los laboratorios
de Google; y seis con los servicios de comunicaciones:
e-mail, VoIP, mensajería instantánea, grupos de debate, fotos
compartidas, servicios de traducción. Tres de los servicios tienen
que ver con dispositivos móviles (móviles, PDA, etc.); y,
para terminar, un servicio propone softwares aconsejados por
Google. No hay día en que no se añadan nuevos servicios.
Hasta el usuario más ignorante se da cuenta fácilmente
del poder de estos instrumentos. Hoy es posible digitar una
dirección o un número de teléfono, y Google ofrece todos los
datos necesarios para contactar y localizar a una persona o
una cosa; se pueden memorizar las preferencias personales
de búsqueda de modo tal que la búsqueda sea de una facilidad
desconcertante; si hay un error en la digitación de la palabra
en la búsqueda, Google sugiere la búsqueda correcta
con un mecanismo de corrección ortográfica muy avanzado
capaz de «aprender» de cada búsqueda.
En 2001 Google lanza «Google imágenes», un motor de
búsqueda de imágenes que en pocas semanas se convierte en
una de las principales fuentes de producción gráfica del do it
yourself y representa una de las mayores base de datos de
imágenes disponible en la Web. Mientras tanto la compañía
compra a Deja.com el archivo Usenet, es decir, los mensajes
de los newsgroups desde 1995, con más de 650 millones de
posts es la «memoria histórica» de Internet antes de la Web,
cuando los grupos de debate eran la linfa vital de la Red. En
abril de 2001 Usenet se convierte en «Google grupos», con
una interfaz bastante simple y cautivadora para seguir con
facilidad complejos temas de debate. Todos estos servicios
están en continua ampliación y mejora.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Historias de motores
Desde 2001 en adelante los avances y servicios se multiplican
sin ningún objetivo evidente ni contraprestación económica
inmediata, como si Brin y Page se divirtieran mostrando
que un datacenter ilimitado es capaz de elaborar
cualquier sueño tecnológico. El ejemplo más desconcertante
es el poderosísimo Google Maps (Tierra, Marte 2005 y Luna
2006), un set de software disponible gratuitamente para visualizar
con imágenes de satélite un mapa detallado o cuando
menos una reconstrucción fotográfica de la superficie de
los planetas. Google Directory presenta los contenidos open
directory de Dmoz.com, organizados por agentes humanos
con un sistema cooperativo y descentralizado de open publishing,
y desde hace tiempo consultable en la gráficamente
cada vez menos lacónica página de Google.
En 2005 aparecen Google News, la enorme base de datos
de informaciones de Google que se pone así al servicio de la
producción periodística, y Gmail que ofrece 1 gigabyte de espacio
de mail a cada usuario. Con un mecanismo de invitaciones
que crea inmediatamente una red de relaciones interna al
mundo de Google, se silencian las protestas acerca de la privacidad
de la propia cuenta electrónica con una frase lapidaria:
«se trata de un buen producto, las ventajas son mayores que
las dudas y el tiempo lo demostrará». Nadie de la competencia
tiene la capacidad de ofrecer gratuitamente tanto espacio.
Con Gmail cada actor implicado está controlado desde el
punto de vista del uso del servicio, ya que la enorme disponibilidad
de espacio invita a dejar los correos propios en los servidores
de Google. Además, puesto que la difusión del servicio
se da mediante invitaciones, que cada usuario puede usar
a su gusto, a Google se le facilitan una serie de informaciones
esenciales sobre los conocidos y los amigos: un proyecto invasivo
y enfocado al data mining, el monitoreo de los datos.
Después llega el proyecto Google Scholar (Academia), un
motor de búsqueda todavía experimental en fase beta (la llamada
fase de beta-testing) que permite localizar textos de la
literatura académica así como artículos a revisar, tesinas, tesis
doctórales, volúmenes académicos, preprint, sumarios,
bibliografías, informes, reseñas de todos los sectores de la
investigación académica. Y, finalmente, Google Library, que
ambiciona almacenar online todos los libros del mundo en
formato digital, sellando acuerdos con bibliotecas de todo el
mundo para la digitalización de los volúmenes, pero también
con las editoriales que estén interesadas. Un sueño que solamente
el datacenter de Google promete poder realizar: la biblioteca
digital global accesible desde las páginas de Google,
en abierta ruptura con la mayoría de las editoriales estadounidenses,
reunidas en la Association of American Publishers,
que temen una drástica caída de las ganancias; ya en
2005 la AAP había solicitado el bloqueo durante seis meses
de la digitalización de las obras protegidas por copyright a la
espera de explicaciones convincentes sobre la Google Library.
Pero las apariencias engañan y, a pesar de la oposición
de los partidarios del copyright, no se trata de una iniciativa
para la libre circulación de los saberes, sino solo de un cambio
de monopolio de la información, que pasaría de las grandes
editoriales a Google. De hecho, como pasa con todo sueño,
la pesadilla está al acecho tras la esquina: un sujeto
privado, Google, ambiciona decidir qué va a formar parte de
la esfera de la información colectiva, poniéndolo a disposición
mediante formatos propietarios. Como reacción a este
proyecto ha surgido la Open Content Alliance, apoyada por
Internet Archive, una fundación sin ánimo de lucro, y por
Yahoo!: el objetivo es la disponibilidad total del material adquirido
mediante el uso de formatos abiertos.
Paralelamente al nacimiento de nuevos servicios, Google
se revela extremadamente hábil en aprovecharse plenamente
de la economía relacional, generada por la explotación en
sentido comercial de los datos indexados.
En 2004 se lanza AdSense, es decir, la posibilidad para
cualquiera de hospedar en su propio sitio algunos links comerciales
sugeridos por Google basados en los temas tratados
y en algunas palabras claves. Los ingresos procedentes
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Historias de motores
de los clics en estos links se reparten entre Google y los propietarios
de los sitios hospedantes. La novedad de este enfoque
consiste en explotar la red de confianza basada en los
usuarios del sitio: Google ya no está en el sitio de Google,
sino que se halla en cualquier sitio que quiera hospedar su
«ventana», y este pequeño espacio ofrecerá siempre datos válidos
e interesantes, como pasa siempre con Google, aunque
ahora se tratará de sugerencias comerciales. En la práctica
AdSense sustancia una «red de Google», una red que cruza
los datos de los usuarios y las relaciones entre ellos para las
sugerencias publicitarias. En palabras de Google, es una red
que «está formada por un conjunto amplio de sitios web y
otros productos, como programas de correo electrónico y
blogs, que se han asociado a Google para publicar anuncios
de AdWords»21; ¡naturalmente el sistema AdWords también
forma parte de la «red de Google»!
Desde luego, una vez creada la red, es preciso sacarle dinero.
No es casualidad que, aún en el 2005, Google lleve a
cabo
un «regreso» al modelo CPM a través de la oferta de
AdWords con la metodología «targeting por sitio»: los anunciantes
vuelven a pagar por visualizaciones (impresions) con
un mecanismo de subasta y no por número de clics en el banner.
Pueden elegir de modo extraordinariamente detallado
qué características tienen que reunir los usuarios que visualizarán
el anuncio: nacionalidad, área geográfica de procedencia,
idioma, etc. Pero, sobre todo, las visualizaciones solo
se dan dentro de la «red de Google». Esta estrategia les interesa
sobre todo a quienes desean visibilidad y promoción de
una firma, más que llegar a usuarios a los que vender un producto,
o sea que privilegian una forma indirecta de marketing
frente a formas directas. Más en detalle, se trata de invertir
en la llamada «conciencia de marca» (brand awareness)
en lugar de en productos específicos indicados por palabras
21 Definición de la red de Google según Google: http://adwords.google.
es/support/bin/answer.py?answer=6104&ctx=sibling.
claves (como, por ejemplo, el keyword advertising del modelo
CPC).
Todo está rodeado de un sórdido carácter especular entre
el modo de gestionar los propios productos inmateriales y la
organización de los empleados y del ambiente de desarrollo
de los proyectos, perfectamente adecuado al criterio de escalabilidad
modular sobre el que se fundamenta la filosofía empresarial
de Google: el crecimiento infinito es preciso para
que el sistema no se venga abajo. El número de usuarios que
realizan búsquedas en Google y confían a sus servidores sus
propios datos tiene que crecer continuamente; para que crezca
a la par el número de anunciantes que publican en la «red
de Google» sus propios productos son necesarios siempre
nuevos servicios, nuevas máquinas para gestionarlos, nuevos
empleados para implementarlos, nuevos usuarios para utilizarlos,
nuevos anunciantes para generar beneficios... Cada
nueva «pieza» del sistema será introducida como nuevo módulo,
en un ciclo de acumulación sin fin: acumulación de datos
y acumulación de cerebros y acumulación de usuarios y de sus
datos, bondad en el tratamiento de los datos, bondad en el
tratamiento de los empleados, bondad en el tratamiento de los
usuarios y de sus datos, archivados en el datacenter de Google.
Siempre con el imperativo de la rapidez y del desarrollo.
Brin y Page no ocultan sus ambiciones: «¿Para qué dejar
que nuestros empleados intenten fundar su propia sociedad
para luego tener que comprarla si en lugar de eso podemos
financiarlos para que se queden con nosotros haciendo lo que
habrían hecho de todas formas?». De hecho, el GooglePlex22,
la sede operativa para los trabajadores de Google en Mountain
View, es una especie de campus universitario en el que
las personas reciben constantes mimos y en el que a los empleados
se les deja incluso un día a la semana para que se
dediquen a trabajar en sus propios proyectos; estos proyectos
22 Véase el servicio fotográfico del Time sobre Googleplex: http://www.
time.com/time/photoessays/2006/inside_google/.
El lado oscuro de Google | Ippolita
40 41
Historias de motores
se presentan luego al «Google Duo», el cual premia con dinero
y apoyo empresarial a los talentos más prometedores.
Google, el gigante bueno, cotiza en Bolsa
Don’t be evil, no seas malo, puedes hacer cualquier cosa,
mientras no hagas nada malo. Éste es lema del capitalismo
humano de Google23. A pesar de estas manifestaciones de
buena fe, ya se van registrando muchas excepciones en esta
campaña a favor del bien: juicios de diversa naturaleza, sospechas
de fraude, ocultación de sitios web, etc24.
En diciembre de 2002 Google cuenta con más de 1.000
empleados y posee más de 10.000 ordenadores. Indexa más
de cuarenta mil millones de documentos y las ganancias netas
(aunque reveladas con mucha cautela) rondan los 185 millones
de dólares. Dadas las dimensiones, los inversores empiezan
a exigir mayor claridad y control, imponiendo una
estructura societaria más creíble, en cuyo vértice se sitúan los
dos geniales y excéntricos ingenieros, pero también un mánager
de comprobadas capacidades empresariales. Después de
una serie de contactos infructuosos y desencuentros verbales,
se asigna el rol de consejero delegado (CEO, chief executive
officier) de Google a Eric Schmidt (con anterioridad en
la plantilla de Sun y luego de Novell).
Los dos jóvenes fenómenos continúan tomando decisiones
en todos los campos, aunque la acción diplomática se revela
una buena elección económica, puesto que la llegada de
23 La filosofía de Google Inc.: http://investor.google.com/conduct.html.
24 Tres ejemplos de la cantidad de informaciones al respecto: un articulo
de WiRed, «Google vs. Evil», http://www.wired.com/wired/archive/
11.01/google_pr.html; un simpático cuento de Paul Ford, The banality
of Google (en lugar de la notoria banalidad del mal...), http://ftrain.com/
GoogleIP.html, y un portal entero dedicado al lema, aplicado a un auspiciado
retorno de la confianza en los negocios, en la política, en los medias,
con declaraciones para que Google permanezca fiel a sus principios,
http://www.dontbeevil.com/.
Schmidt coincide con el primer trimestre en activo de la compañía,
la cual demuestra que por fin ha cruzado el umbral de
la monetarización de sus productos.
Page y Brin habían retrasado al máximo la necesidad de
cotizar en Bolsa, temiendo que la obligación de dar cuenta
pública de sus perspectivas y ganancias haría su trabajo mucho
más difícil, poniendo entre otras cosas a Google en situación
de poder ser mejor y más fácilmente controlable y, por lo
tanto, vulnerable a sus competidores en el mercado.
Pero ahora, después de AdSense, en 2004, a pesar de que
en palabras de Page «Google no es una compañía convencional.
Y no queremos serlo de ninguna de las maneras», por
razones legales el nuevo coloso se vuelve exactamente como
todas las otras sociedades norteamericanas y cotiza en Bolsa.
Precisamente tras la oferta pública de acciones, Yahoo! y
otros competidores emprenden decenas y decenas de juicios
por violación de patente, de copyright y mucho más contra
Google para dañar el nombre ante la perspectiva de la venta
pública de las acciones.
Wall Street está a punto de bajar el precio mínimo previsto
para las acciones, considerada la dificultad de la operación,
pero Page y Brin resuelven la contienda principal con Yahoo!,
pagando al coloso de Filo y Yang una compensación en acciones
y arreglando las controversias sobre patentes. Los dos, a
pesar del parecer contrario de la Bolsa, siguen con la oferta
pública de las acciones, justo en la mitad de agosto de 2004,
aunque con una rebaja del precio de más de 20 dólares por
acción.
En un solo día de contrataciones en el mercado las acciones
de Google pasan desde la base de 85 dólares a 100 dólares,
con una ganancia neta de 1.000 millones de dólares. Un
año después las acciones alcanzan el valor de 400 dólares, con
una subida de más del 300%. Para Google Inc. todo parece
marchar viento en popa, en el maravilloso mundo donde nadie
es malo, todos ganan, nadie se hace daño nunca. Por supuesto,
frente a tales cifras, la más mínima oscilación hacia
El lado oscuro de Google | Ippolita
42 43
Historias de motores
abajo quiere decir millones de dólares convertidos en humo,
tal y como se vio en marzo de 2006 con una inflexión de siete
puntos. Google Inc. ya es un gigante entre los gigantes de la
Bolsa mundial, y si tiembla, muchos tiemblan con él.
Google Inc.: el monopolio de la investigación
En otoño de 2004 Page y Brin, de viaje en su chárter privado,
se enteran de que el coloso AOL (America Online, el mayor
proveedor estadounidense) ha firmado un contrato para su
propio motor de búsqueda con Yahoo!. Los jóvenes treintañeros
cambian de rumbo, aterrizan en Londres y convencen
a AOL de que rompa el contrato que acaba de firmar y se
pase a Google con una oferta irresistible de 50 millones de
dólares. No se trata exactamente del comportamiento abierto
y amable que se podría esperar del gigante bueno intentando
derrotar los malos monopolistas, pero, sea como sea,
los negocios son los negocios, también para los dos valiosos
investigadores de Mountain View.
Mientras tanto las ganancias de Google Inc., en un periodo
de cinco años, han crecido más del 400.000%, entrando
en competencia directa con Yahoo! y Microsoft, no solo en
términos de movimiento financiero, sino sobre todo por la
popularidad y en consecuencia por el dominio cultural sobre
el imaginario colectivo. Millones de usuarios de la Red utilizan
las páginas de Google como punto de partida para sus
navegaciones,
confían en los resultados obtenidos con las herramientas
perfeccionadas en Mountain View. Google ya es
sinónimo de Web, cuando no incluso de Internet. Google
puede aprovechar al máximo la red relacional de sus usuarios
y consigue exprimir cada céntimo de millones de pequeños
inversionistas, hasta el punto de que en 2005 los datos
hablan de cerca de seis mil millones de dólares de ingresos
publicitarios (Yahoo! está parado en la cuota de cuatro mil
seiscientos millones de dólares).
El primer impasse al que se enfrenta Google es la relación
entre sus búsquedas y la legislación acerca de las marcas registradas
(trademark,TM). Resultan elocuentes las denuncias
interpuestas por Geico y por la American Blind & Wallpaper
Factory25. En los dos casos las sociedades acusan al servicio
AdWords del motor de búsqueda de vender términos bajo su
trademark a su competencia, violando las leyes sobre marcas
registradas. La cuestión es peliaguda, pues las empresas piden
a Google que no aparezcan anuncios de su competencia,
sino solo los expresamente autorizados, cuando los usuarios
buscan términos como «geico», «american blind» o «american
wallpaper». Si esta cuestión llegara a los tribunales, una
de las más importantes fuentes de ingresos de Google y de
sus socios peligraría enormemente, porque permitiría a cualquiera
que posea una marca registrada vetar su uso para Ad-
Words o denunciar a Google por su utilización. Luis Vuitton
en Francia lleva adelante una demanda similar y gana. La respuesta
oficial de Google es que los responsables de la violación,
a lo sumo, son los anunciantes y, por supuesto, no Google
—que en este caso es un mediador neutro—; y que
«limitar la venta de términos registrados significa una limitación
de la libertad de expresión». Una posición fuerte de parte
de la sociedad y aparentemente más que compartible.
En todo caso, la propia sociedad de Mountain View cae en
la misma trampa tendida a las sociedades sobre la libertad de
expresión, violando el vínculo de confianza que une a muchos
usuarios y que constituye uno de sus recursos fundamentales.
Google se ha atrincherado siempre detrás de la supuesta objetividad
de los algoritmos de búsqueda y de la objetividad de
las máquinas que proporcionan resultados en los que no se
25 De momento solo Geico ha perdido, en los demás casos Google ha
sido condenado a una multa. Apuntamos aquí algunas fuentes en italiano
acerca de estas vicisitudes judiciales: el caso American Blind and Wallpaper
Factory: http://punto-informatico.it/p.asp?i=46751; Google condenado
a indemnizar a Luis Vuittón en Francia: http://webnews.html.it/
news/2514.htm.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Historias de motores
realiza manipulación alguna. Pero, poco antes del juicio por
la demanda de American Blind, Google había decidido eliminar
algunas AdWords adquiridas por los activistas de
Oceana 2626. La «culpa» de Oceana había sido la publicación
de denuncias ecologistas de la actividad de un gran inversor
de Google, la Royal Caribbean Cruise Lines, utilizando como
keywords en sus anuncios palabras como «cruise vacation» o
«cruise ship», utilizadas normalmente para buscar páginas
reservadas a las vacaciones en barco o similares. Se aduce
como motivo oficial que Google es un canal neutro y que no
quiere ser vehículo de campañas de propaganda desacreditadora
de otras empresas. Evidentemente, en este caso la libertad
de expresión no era tan importante.
Además, el mismo día de la audiencia sobre el caso de
American Blind, en el distrito de San José, donde se celebraba
el juicio, los resultados de Google aparecían misteriosamente
diferentes de cualquier otro lugar del mundo. Por
primera
vez, Google manipulaba los resultados con fines
distintos
de aquellos del «mejor resultado de una búsqueda
». El veredicto positivo para Google del tribunal respecto
al caso Geico (muy similar en todos los sentidos al de American
Blind) no suprime esta realidad.
El caso más reciente y conocido es el de la entrada en
China del coloso de la búsqueda. Para conquistar el creciente
mercado chino, Google se ha sometido por primera vez a
las peticiones de censura, haciendo inaccesibles a los usuarios
que efectúan búsquedas desde el territorio chino sitios
señalados por las autoridades. Aunque ya en 2002 un estudio
de Harvard había revelado que Google censuraba 113
sitios, en las versiones locales francesa y alemana (Google.
fr y Google.de). Google contestó que era verdad, pero que
habían sido borrados bajo indicación de entes gubernamentales,
autoridades policiales y otros sujetos, y tan solo des-
26 El grupo sin ánimo de lucro Oceana lucha por la calidad de las aguas:
www.oceana.org.
pués de un atento análisis de sus contenidos: muchos sitios
eran de índole racista, otros de religiones fundamentalistas.
Alguien polemizó sobre el hecho de que la tan publicitada
transparencia de Google empezaba a desmoronarse: había
que notificar a los usuarios la aplicación de una censura
que, de otra manera, podía quedar «oculta»; otros anotaron
que la responsabilidad no era de Google sino de los ordenamientos
jurídicos
que contemplan la posibilidad de llevar a
juicio una empresa
por la presencia de tan solo un link en
sus paginas27.
En aquel caso, es evidente que Google, para
evitar posibles consecuencias legales, optó por evitar las posibles
consecuencia legales y decidió eliminar los links evaluando
caso por caso. Hay que apuntar que el final del derecho
de link puede acabar pesando sobre las libertades
digitales en una medida cada vez mayor. ¿Quién decidirá
qué es licito censurar? ¿Una súperautoridad más, a lo mejor
de carácter supraestatal?, ¿el derecho del más fuerte, o sea,
en el sistema del mercado, el derecho del que paga (o vale)
más?, ¿o los chantajes de los fundamentalismos locales, sobre
todo de matriz religiosa, que amenazan con venganzas
cada vez que se condena su particular visión del mundo por
algún «sitio subversivo»? El alcance del problema es tan
amplio como la importancia de la libertad de expresión y
seguramente no se puede solucionar en los tribunales. El
ruido levantado por el caso chino, sin embargo, está relacionado
con una censura ordenada por un Gobierno; a pesar
de esto, Page y Brin no han cambiado de idea, conscientes
de la importancia de un mercado dirigido a la cuarta parte
de la población mundial.
Según Google, pronto el mundo será un enorme índice en
el cual los recursos digitales se corresponderán perfectamente
con la definición de la realidad circundante; cada índice
podrá ser recogido y ofrecido de la mejor forma a través de
27 La versión integral del informe firmado por Jonathan Zittrain y Benjamín
Edelman se encuentra en la dirección http://cyber.law.harvard.
edu/filtering/google/.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Historias de motores
un algoritmo en los resultados de una búsqueda: y Google
está en la posición perfecta para ser la herramienta de gestión
de este índice.
Dejando a un lado la obvia y banal objeción de que los
mundos reales y los digitales, en tanto que entrelazados, no
se corresponden nada en absoluto, desde un punto de vista
técnico no existe el algoritmo perfecto cuando se habla de
encontrar las informaciones en la Red; sobre todo, nada es
neutral en el ámbito tecnológico, y menos aun cuando se gestionan
los datos de individuos reales en Internet.
Independientemente de las alianzas que se lleven a cabo,
la convergencia tecnológica que se está realizando nos parece
una dirección nueva de la visión de Google como único
punto de acceso, gestión y mediación de los datos digitales.
La distopía de Google como aspirante a Gran Hermano se
perfila peligrosa y fascinante, como todo choque histórico:
la Web es el nuevo territorio de competición salvaje en pos
de la afirmación de un nuevo estándar de comunicación. Un
estándar paradójicamente «personalizado» con servicios y
propuestas
diversificadas según los gustos de los usuarios:
ya desde hace algunos años la palabra clave es «personalización
en masa» (mass customization). Es cierto, un oximorón
que, sin embargo, revela la importancia de la apuesta en juego,
un verdadero desplazamiento de paradigma, desde el
consumismo en serie de la industria de masa al consumismo
personalizado, que se vende como «libertad de elección».
Más allá de las fáciles retóricas, la vía de fuga solo puede ser
un nuevo rumbo en nuestras elecciones: no se trata de utilizar
o no Google y sus servicios, sino de elegir una manera
distinta de colocar informaciones en Internet y aprender a
relacionarlas de una forma nueva, con recorridos nuevos y
más interesantes para todos28.
28 En este sentido, una fuente rica en referencias y propuestas, indispensable
también para la redacción de este texto, es Ferry Bite y Claudio
Parrini: I motori di ricerca nel caos della rete-kit di sopravvivenza, shake,
Milán, 2001.
Desde hace unos años Google está comprendiendo a su
costa (y, por supuesto, sobre la piel de sus usuarios) que la
pureza no es una cualidad del mundo y tampoco del mundo
de los negocios, que la bondad total es generalmente una tontería,
más aún para una sociedad que busca ganancias y, sobre
todo, que la neutralidad es un vía difícil de recorrer en la
guerra de los motores de búsqueda. Además sería útil recordar
que las naciones neutrales desde siempre, como Suiza,
también son aquellas armadas hasta los dientes. Vamos a ver
cuáles son las armas «buenas» de Google, las que le han permitido
ser un fenómeno de relevancia mundial.

51
La huida de cerebros a Google:
la guerra por el control de la Web
«¡Mataré a ese cabrón de Google! Eric Schmidt es un cabrón
y lo enterraré, como ya hice»1, así es como explotó en
mayo de 2005 Steve Ballmer, consejero delegado de Microsoft,
al conocer la noticia del fichaje por parte de Google de
Kai-Fu-Lee, un alto directivo de la casa de Redmond y su
hombre clave en China (Kai-Fu-Lee había desarrollado el
motor MSN Search para cien millones de usuarios chinos).
Una invectiva dirigida con toda evidencia contra el actual
consejero delegado de Google, ex top manager de Sun Microsystems
y de Novell, empresas a las que Microsoft ya se
había enfrentado en el pasado tanto en el mercado como en
los tribunales. Kai-Fu-Lee había sido nombrado responsable
de un laboratorio de investigación abierto en los alrededores
de Shanghai.
1 Declaración bajo juramento de Marc Lucovsky, empleado de Microsoft,
durante una vista ante el tribunal del Estado de Washington, en el
caso Kai-Fu-Lee; Lucovsky destacó también una presunta «sed de venganza
» por parte de Microsoft. Las noticias proceden de muchos artículos
de Punto Informatico, http://punto-informatico.it/.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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BeeGoogle
Microsoft interpuso de inmediato una demanda contra el
ex empleado y sobre todo contra Google, acusando a Kai-Fu-
Lee de haber violado, gracias a la determinante ayuda del rey
de los motores de búsqueda, unos reservadísimos acuerdos
contractuales estipulados con el coloso de Redmond. Habiendo
sido director ejecutivo, Kai-Fu-Lee conocía secretos comerciales
e industriales y, según los abogados de Microsoft,
no tendría reparo en utilizar tecnologías y know-how socioeconómico
para maximizar las ganancias de la competencia.
El hombre del escándalo costaría caro, aproximadamente
dos millones y medio de dólares al año de «sueldo» y 20.000
acciones de la empresa. Cifras exorbitantes que dan la medida
de la altísima apuesta en juego, no solo en el mercado chino.
La larga contienda judicial entre los dos colosos concluiría
con un pacto bilateral en diciembre de 2005, justo un mes
antes de acabar ante el juez: un acuerdo privado absolutamente
confidencial. Puede que hayan sido pagadas grandes
sumas de dinero, o quizás Microsoft haya obligado a Kai-Fu-
Lee a no revelar nunca ningún tipo de secreto.
Esta historia solo es una de las más curiosas y reveladoras
de una tendencia en marcha desde hace unos años: de hecho,
Kai-Fu-Lee solo es el último directivo que se ha pasado a
Google, «la sociedad que más se parece a Microsoft», como
ha tronado Bill Gates, cada día más dudoso entre demonizar
a los dos estudiantes-prodigio —reforzando indirectamente
su notoriedad de protagonistas «buenos y generosos» del
mundo de las tecnologías de la información— o fingir que no
existen, que no son interlocutores de suficiente nivel.
En realidad, Bill Gates sabe de sobra que las migraciones
de mánagers, particularmente en el sector tecnológico, conllevan
la asunción del core business («corazón del negocio» o
actividad principal) de la sociedad desde la cual el manager
procede: Microsoft ha usado la misma estrategia con sus rivales
en diversas ocasiones. La táctica comercial de robar los
secretos industriales, mecanismos de producción y gestión de
los recursos, mediante el fichaje de figuras punteras de las
sociedades adversarias ha sido siempre un recurso de la competencia
industrial; y cada vez es más frecuente en la era de
la economía de la información.
La elección del management por parte de Brin y Page es
un claro indicador de los objetivos de Google: llegar a ser la
plataforma de la Web más completa y personalizable, promoviendo
una adaptación de los servicios a las necesidades de
cada usuario sobre la base de un ingente cauce de informaciones.
En esencia, Google aprieta el acelerador para catalogar
todo tipo de información digital, desde los sitios web a los
foros de discusión, de las imágenes a los vídeos, de los e-mails
a los blogs, sin que se entrevea límite alguno en el horizonte;
esto significa entrar en guerra con Microsoft, que de momento
sigue siendo a pesar de todo el mayor competidor en el
sector, con su navegador Internet Explorer, su portal MSN,
su servicio de correo electrónico Hotmail, etc.
Los intereses de las dos sociedades se están solapando de
manera creciente: las dos tienden a ser mediadoras indispensables
para toda actividad informática. Microsoft ha conseguido
imponer su dominio gracias a los sistemas operativos y
los programas para oficina, que actualmente son un estándar
en el mundo del trabajo y en el home-computing; por su parte,
Google se impone hace tiempo como mediador global de
los servicios web, tanto en la búsqueda de informaciones
(que es su core business) en todas sus variantes, como también
en servicios adjuntos como el correo electrónico. Esquematizando,
podríamos decir que Microsoft está en una posición
de dominio desde hace años gracias a productos que
llevan a servicios, mientras que Google intenta dominar a
través de servicios que necesitan de productos de soporte.
La competencia por tanto se fundamenta en las elecciones
de los usuarios y en los estándares futuros que Google
intenta imponer. Utilizar programas vía Web limitando solo
al navegador los requisititos para acceder a los servicios significa
sustraer mercado a quien siempre invirtió en el producto
y en la creación de nuevas arquitecturas informáticas basaEl
lado oscuro de Google | Ippolita
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BeeGoogle
das en la Web. Lo mismo vale para los mercados económicos:
se pasa de una economía al por mayor (Microsoft), donde se
intenta vender licencias del mismo programa/producto, a una
economía totalmente personalizada para cada usuario, donde
los productos se pueden encontrar en la Red.
Largas colas en las redes: las entrañas de la economía
de la búsqueda, Google versus Microsoft
Google aprovecha, según la fundamental argumentación del
extenso texto de John Battelle2, el ascenso de la «economía de
la búsqueda». En su ensayo The Search, Battelle, periodista
y uno de los fundadores de WiRed, sostiene que el futuro del
comercio online estará ligado a las búsquedas personalizadas
pagadas por los usuarios. Google, que gestiona la mayor base
de datos de las «intenciones de búsqueda» de los cibernautas,
se encuentra en la posición ideal para satisfacerlas, gracias
a su Red capilar, constituida por una plataforma publicitaria
excepcionalmente eficaz (AdWords) y por un network
de anunciantes que cuenta con millones de sitios en todo el
mundo (AdSense). La apuesta de Google es la de satisfacer
toda necesidad/deseo que los usuarios expresen en sus búsquedas,
ofreciendo servicios para el nuevo consumismo «a la
medida del individuo»: cada usuario/cliente encontrará justo
lo que busca, el producto estudiado aposta para él. El ejemplo
más conocido de «personalización en masa» es el de los
servicios de comercio online ofrecidos por Amazon, capaz
de ganar mucho más de la venta de copias sueltas de un libro
o de un CD que de los picos de ventas de cientos o miles de
copias de best-sellers. Los muchísimos clientes que compran
online libros no tan populares representan una gran cantidad
de «eventos» que suceden raramente o incluso una sola vez;
2 John Battelle, The Search How Google and Its Rivals Rewrote the Rules
of Business and Transformed Our Culture, Portfolio Handcover, 2005.
llegar a satisfacer estas «búsquedas personalizadas» representa
el punto fuerte de la distribución de Amazon. De hecho,
a una librería tradicional, basada en almacenes, stocks,
pedidos mínimos, le es imposible ofrecer la disponibilidad
de millones de títulos como hace Amazon; las mayores ganancias
proceden por tanto de las novedades y de los títulos
más vendidos. El suministro de una sola copia para satisfacer
la petición de un solo cliente resulta antieconómica para una
librería tradicional, mientras que para Amazon es posible y
rentable, aprovechando la «economía de la búsqueda» de los
mercados online.
Este tipo de mercados se denomina en jerga económica
de «larga cola» (long tail)3.
La teoría estadística de las largas colas se remonta al menos
a la «distribución de Pareto»4, según la cual «pocos eventos
se producen con extrema frecuencia, y muchos eventos se
producen raramente». Una distribución parecida de los eventos
se describe, a nivel estadístico, con una hipérbole en la
que la «larga cola» está representada por la multitud de
«eventos», singularmente casi irrelevantes, pero en su conjun-
3 Las largas colas: las implicaciones comerciales de la larga cola (long
tail) —en el contexto del comercio electrónico este concepto se ha vuelto
de uso común— fueron analizadas por Chris Anderson, redactor jefe de
WiRed, en un artículo de octubre de 2004 escrito para su revista. Anderson
publicó en 2005 el libro The Long Tail. Como Battelle, Anderson ha
mantenido un blog sobre la génesis de su libro en www.thelongtail.com
y el término se ha vuelto de uso corriente. Las largas colas no son un
invento de Anderson: se trata de un concepto familiar para cualquiera
que haya hecho un examen de estadística. Hay distribuciones estadísticas
muy comunes, cuyos gráficos describen un modesto número de eventos
que ocurren con frecuencia, y un gran número de eventos (la larga
cola) que suceden raramente. En su conjunto, los eventos raros pueden
ser más numerosos que los normales: http://www.technologyreview.it/
index.php?p=article&a=551. Un artículo sobre la larga cola en Italia y
el webmarketing: http://www.minimarketing.it/2008/07/teorie-che-nonlo-
erano-
la-coda-lunga.html.
4 Vilfredo Pareto (1848-1923) fue sociólogo y economista. Una buena
introducción se encuentra en Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/
Vilfredo_Pareto.
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to numéricamente muy elevados. Matemáticamente, una distribución
de larga cola sigue la denominada «ley de potencia»5.
La estrategia ganadora en los mercados de «larga cola»
por tanto no es la bajada de los precios de los productos más
populares, sino la ampliación de la oferta, que permite mayores
ganancias a través de la venta de productos distintos en
pocas cantidades.
En términos comerciales, la mayor rentabilidad procede
de las pequeñas ventas. En efecto, la mayor parte del negocio
en la Red se basa en la larga cola: el propio Google produce
beneficios vendiendo publicidad a bajo coste a millones de
personas en forma de banners textuales (text ads), mucho
más que vendiendo pocos espacios de elevado coste a importantes
anunciantes.
Battelle se interesa por la aplicación de la investigación a
mercados no explotados: en el caso de Google, la enorme
cantidad de datos a disposición para realizar búsquedas ha
permitido, según él, la explotación comercial de las largas colas.
En el contexto del e-commerce las largas colas tienen tres
implicaciones. En primer lugar, a través de Internet los productos
con poca demanda pueden, colectivamente, crear un
mercado superior al del pequeño grupo de los artículos superventas.
En segundo lugar, Internet da vida a una proliferación
de vendedores, así como favorece una proliferación de
mercados (es el caso del sistema de subastas online de e-
Bay). Por último, gracias a la investigación, se hace posible el
paso de los mercados de masa a los de nicho.
Esta última tendencia se basa sobre la formación de grupos
espontáneos, un fenómeno muy difundido en las redes.
En Internet, hasta los grupos numéricamente más relevantes
no son masas homogéneas de personas, sino variadas comunidades
de usuarios unidos por una pasión, un interés o un fin
común. La oposición entre masas y nichos no tiene por tanto
mucha relevancia para la detección de segmentos de mercado
5 Véase: A. L. Varabais, Link, Einaudi, Torino, 2001.
útiles. Al nivel comercial esto provoca el nacimiento de sitios
que proponen e-commerce de productos ligados a tipologías
muy especificas de usuarios, que fuera de la distribución online
no constituyen un mercado nada interesante: por ejemplo,
camisetas con logos para cybermaniáticos, relojes que marcan
la hora en código binario, ordenadores luminosos y otros
objetos dedicados a tecnófilos. La amplitud de la oferta compensará
la escasez de la demanda, repartida entre un número
elevadísimo de productos altamente personalizados.
En tal escenario es probable, como pone en evidencia el
atinado artículo de Charles H. Ferguson6, que Google y Microsoft
luchen por el control de la catalogación, de la búsqueda
y extracción de todas las informaciones, en todo tipo de
dispositivo digital. Microsoft está invirtiendo mucho en los
servicios web. En noviembre de 2004 lanzó una versión beta
(experimental) de un motor de búsqueda proyectado para
contestar a las peticiones formuladas en lenguaje corriente y
para ofrecer resultados personalizados sobre la base de la localización
geográfica del usuario7. En febrero de 2005 el motor
MSN search fue mejorado y con él es posible también
buscar dentro de Encarta, la enciclopedia multimedia de Microsoft;
por el momento, la consulta está limitada todavía a
dos horas y, en el curso de la navegación, un contador de minutos
va actualizando el tiempo que queda. En suma, el gigante
Microsoft ha decidido desarrollar un sistema propio
para las búsquedas en la Web y en los ordenadores personales
sin pasar por Google, que desde hace ya varios años es el
triunfador de la búsqueda (tan solo Yahoo! puede presumir
de una influencia comparable).
En su conjunto, los mercados ligados a la economía de la
búsqueda parecen mucho más amplios que el actual mercado
de los servicios de búsqueda. Microsoft anda con retraso, es
cierto, pero podría poner en marcha estrategias feroces e in-
6 Véase el artículo en italiano de Charles H. Ferguson, publicado en Technology
Review: http://www.technologyreview.it/index.php?p=article&a=340.
7 El motor de búsqueda de Microsoft: http://search.msn.com.
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alcanzables por Google: por ejemplo, podría invertir en pérdida
y ofrecer acceso gratuito a su motor de búsqueda, después
de haberlo integrado en el navegador Internet Explorer;
o, quizás, vender publicidad por debajo del coste a los anunciantes
para arrebatar liquidez a su competencia. Mientras
tanto, el sistema operativo desarrollado en Redmond, Windows
Vista, estaba llamado a ofrecer herramientas de búsqueda
innovadoras, expectativas que no se han visto cumplidas.
Por otro lado, Microsoft llevaba un fuerte retraso
respecto a Netscape (el primer navegador descargable gratuitamente
de la Red) en la batalla por el dominio sobre los navegadores,
pero sin embargo Explorer ha conseguido desbancarlo,
y no ciertamente por ser el mejor navegador del mercado.
Si Microsoft tiene de su parte una larga experiencia, una
posición de predominio en el mercado y un enorme poder financiero,
también Google tiene unas buenas cartas para jugar.
Es la encarnación de la joven empresa en expansión, se
ha construido una fama de compromiso con la investigación
y dedicación a la excelencia técnica, predica el culto de la
velocidad en satisfacer las peticiones de los usuarios con interfaces
sencillas y eficaces: se ha impuesto porque técnicamente
es mejor que los demás motores de búsqueda. En la
competición por el control de la Web, Google parecería tener
una ligera ventaja; pero no hay que olvidar que la extensión
de las actividades de Microsoft no tiene comparación: no se
limita a la Web, sino que se extiende a todo el ámbito de las
tecnologías de la información, desde las herramientas con
Windows o MS Office a los contenidos con Encarta o la búsqueda
de alto nivel con plataformas como dotNet, etc. Considerando
la apuesta en juego —el dominio del acceso a cualquier
información digital y las ganancias derivadas—, una
convivencia pacífica parece cuando menos improbable. Por
ahora, Google ha postergado el choque, pero éste no puede
tardar en producirse.
La guerra de los estándares
Continuamos siguiendo a Ferguson en su razonamiento: el
escenario que se abre es el de una guerra de los estándares.
A día de hoy, hay tres actores involucrados: Google, Yahoo!
y Microsoft. La industria de la investigación, como resulta
también del análisis de Battelle, está en fuerte crecimiento.
La tecnologías emergentes o en vía de consolidación, como
por ejemplo el streaming de audio y vídeo a través de la banda
ancha, el VoIP (telefonía vía Internet: piénsese en Skype y en
el servicio homólogo de Google, Gtalk) y la mensajería instantánea
generan enormes cantidades y tipologías de datos
que aún esperan ser indexados, accesibles mediante toda una
variedad de nuevos dispositivos electrónicos (de los PDA a
los móviles, y de los lectores de documentos audiovisuales de
nueva generación a los navegadores vía satélite, etc.), cruzados
entre sí para satisfacer las peticiones de los usuarios y, en
última instancia, explotados por una publicidad invasiva de
todo tipo. Para poder cooperar recíprocamente y con muchos
otros sistemas se necesitarán nuevos estándares, difíciles de
introducir de forma indolora.
Las guerras entre los estándares se producen porque el
mercado de la tecnología de la información necesita de idiomas
comunes para poder gestionar el aumento de complejidad.
El valor de la información reside en su difusión; pero
difundir e intercambiar textos es más simple que difundir e
intercambiar audio, o incluso vídeo: una mayor cantidad de
datos requiere redes de comunicación más potentes y cambios
en las modalidades de gestionar las informaciones. Históricamente,
el control propietario sobre un importante estándar
tecnológico ha producido siempre enormes riquezas8.
8 El predominio arquitectural es equivalente a fabricar moneda y, gestionado
de forma adecuada, puede durar para siempre. La arquitectura de los
ordenadores mainframe IBM fue introducida en 1964; Intel desarrolló su
primer microprocesor en 1971; el primer sistema operativo Microsoft fue
presentado en 1981; Cisco Systems vendió su primer router en 1986. NinEl
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A veces, como en el caso de la Web, la adopción de un estándar
abierto y no propietario, como es el protocolo HTTP, lleva
a una situación ventajosa para todos. Frecuentemente sin
embargo, no se imponen las «mejores» tecnologías, sino que
«es más importante contar con una estrategia eficaz. De todas
formas los ganadores tienden a connotarse por algunas
características importantes. Suelen vender plataformas universales,
independientes del hardware, como los sistemas
operativos Microsoft, en lugar de soluciones hardware y software
fuertemente integradas, como los sistemas Apple y Sun.
Las arquitecturas ganadoras son propietarias y difíciles de
imitar, pero son también extremadamente “abiertas”; o sea,
que ponen a disposición interfaces accesibles públicamente
para el desarrollo por parte de los programadores independientes
y los usuarios finales. De esta forma, la arquitectura
puede alcanzar todos los mercados y crear un punto de enlace
y de bloqueo: en otras palabras, empuja a los usuarios hacia
aquella arquitectura específica, haciendo casi imposible el
paso a un sistema de la competencia sin grandes dificultades
ni gastos»9. Se impone un estándar cerrado para explotar una
situación de monopolio.
Un ejemplo que aclara la lucha por la hegemonía sobre
los estándares es el reto que enfrenta a Gtalk y Skype. En
estos momentos Skype ha conseguido una posición de monopolio
en la gestión del VoIP10 para el mercado doméstico;
pero es posible que no hayan sido evaluados atentamente los
tiempos de asimilación de las tecnologías abiertas dentro de
las comunidades de desarrollo. Hasta hace poco, Skype era
la única solución realmente funcional para cualquiera que
guna de estas tecnologías está dando señales de agotamiento y cada una de
ellas ha generado cientos de miles de millones de dólares de facturación.
9 Charles H. Ferguson, ob. cit., Technology Review.
10 VoIP: Voice over IP (voz mediante Protocolo Internet). Tecnología
que hace posible realizar una conversación telefónica mediante conexión
de Internet u otra red que utilice el protocolo IP, en lugar de pasar a través
de la línea normal de transmisión telefónica. [N. del E.]
quisiera telefonear vía Internet, aun no teniendo ningún conocimiento
técnico; pero paulatinamente las cosas están
cambiando. Las tecnologías propietarias de Skype podrían
ser superadas por Gtalk, basado totalmente en tecnologías
libres (particularmente en el protocolo de comunicación jabber)
con librerías de desarrollo concedidas bajo licencias copyleft,
que favorecen
la confluencia de energías en el proyecto
pues animan
a los programadores a potenciar la red VoIP
de Google.
En este caso la elección del open source podría
revelarse ganadora para quitarle el predominio a Skype, la
que, por su parte, naturalmente podría decidir hacer públicos
sus códigos para mantener sin cambios la situación. El
hecho de elegir adoptar tecnologías y plataformas propietarias,
que cierran el acceso (concediendo a lo mejor interfaces
públicas de desarrollo), o abiertas es una parte fundamental
de la estrategia para el control de la Web y de la economía de
la investigación.
El acceso al mercado de la investigación ya ha sido bloqueado
(en jerga económica locked in). De hecho, es imposible
que una empresa start-up pueda competir ahora con Google
o Yahoo! para la indexación de miles de millones de
páginas web: la inversión para la maquinaria necesaria sería
prohibitiva, aun cuando se dispusiera de un mejor algoritmo
para su propio spider. De todas formas muchos aspectos colaterales,
sobre todo la interfaz entre los distintos sistemas de
búsqueda, dejan amplios espacios a posibles innovaciones
«críticas» a un coste relativamente bajo. Es el caso de las librerías
informáticas, pequeñas parcelas de software que permiten
la conexión entre sistemas heterogéneos, puentes de
traducción de un sistema a otro, las cuales —junto con las
metodologías de integración entre distintos dispositivos y de
intercambio de informaciones y resultados de búsqueda—
podrían ser desarrolladas por pequeños investigadores independientes,
en lugar de las grandes empresas involucradas11.
11 Véase Ippolita, Open non é Free, Eleuthera, Milán, 2005, cap. V.
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Más adelante profundizaremos en estos aspectos ligados a
las interfaces y a las librerías.
Por ahora es importante subrayar que ninguno de los actores
involucrados tiene una posición de predominio absoluto,
y obviamente esto es un bien para todos: intentad imaginar
qué significaría un monopolio total del mercado de la
investigación conseguido por un sujeto privado cualquiera a
través de la imposición de hecho de un estándar. Las primeras
y obvias consideraciones habría que hacerlas a propósito
de la privacidad: ¿de quién serían los datos indexados con los
que se efectuasen las búsquedas y se generasen ganancias astronómicas?
Además, puesto que hoy en día, simplemente
tecleando el nombre de una persona en Google, se accede a
una impresionante cantidad de datos, en un futuro no lejano,
en el que la cantidad y la calidad de las informaciones —y
sobre todo la posibilidad de llevar a cabo búsquedas adicionales
sobre datos heterogéneos— mejorará drásticamente, el
control sobre los individuos podría volverse infinitamente
más agobiante y total, cruzando datos sensibles, fichas médicas,
conversaciones telefónicas, informaciones del ADN. Google
podría ser el punto de acceso privilegiado al panóptico12
digital: veamos, por tanto, cuáles son sus mejores armas en
esta verdadera guerra por el control de las redes.
Arma n.º 1: GooglePlex, el capitalismo blando
La hagiografía corriente de Google cuenta con deleite el impresionante
crecimiento que ha llevado a Brin y Page desde el
12 El panóptico auspiciado por Bentham y analizado por Foucault encuentra
en el proyecto Echelon una de sus realizaciones más escalofriantes.
Sin dejar lugar a paranoias complotistas, destacamos entre los
muchísimos volúmenes y artículos un texto breve introductorio de Alex
Jones y Paul Joseph Watson, «Il panottico, una prigione di sorveglianza
per l’umanitá», 20/01/2006, http://www.ariannaeditrice.it/articolo.
php?id_articolo=1878; versión original en http://www.prisonplanet.
com/articles/january2006/110106thepanopticon.htm.
cuchitril de Stanford al garaje de Menlo Park —que un amigo
había alquilado a la recién nacida sociedad Google Inc.—,
el despacho en la University Avenue de Palo Alto, hasta el
traslado a Googleplex, los actuales despachos de Mountain
View, California. Entre 1998 y 2000 los dos amigos siguen
difundiendo la misma cultura universitaria, desarrollando
una cultura de empresa hecha de innovación, creatividad y
sacrificio. La dedicación universitaria para la investigación
aplicada al negocio: ésta es la clave del éxito. Googleplex atrajo
desde el comienzo a legiones de colaboradores: fue recreada
la atmósfera del campus universitario americano, donde
estudio, perseverancia, deporte y ocio se complementan y
fusionan: si un ambiente lleno de comodidades y relajado favorece
la creatividad entre los estudiantes, por supuesto que
también podía favorecer la productividad de los trabajadores.
El espíritu académico de fraternidad, de la élite universitaria
que trabaja duramente para conseguir siempre lo mejor, es
lo que se desprende de las historias que circulan acerca de
Googleplex: se dice que se llegaban a cerrar secciones enteras
del parking dos veces por semana para dejar espacio para
los partidos de hockey sobre ruedas; hoy más que nunca en
los despachos abundan todo tipo de artilugios y, sobre todo,
destacan las lámparas de lava con sus emulsiones coloreadas;
la informalidad elegida como sistema, con Larry y Sergey
dirigiendo las reuniones semanales, a las que llaman TGIF
(Thank God It’s Friday: gracias a dios es viernes), y en las
que decenas de empleados se juntan en el open space situado
entre las mesas de trabajo.
Ciertamente tal atmósfera de trabajo alentó el espíritu
de
grupo y aceleró el intercambio de ideas. Googleplex parece
ser casi más el lugar para expresar las propias pasiones de
investigación que un puesto de trabajo; seguramente no es
un puesto trabajo cualquiera, a pesar de las ya enormes dimensiones.
Y eso que la organización estilo «campus», en
EE.UU., existe desde hace al menos treinta años: Microsoft
y Apple, tan solo por mencionar dos ejemplos, adoptaron
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desde siempre un perfil de este tipo. La mitología de Silicon
Valley está repleta de historias acerca de la creatividad por
encima de todo, de la importancia de la cooperación entre
los colaboradores; en suma, de la necesidad de tener trabajadores
felices de trabajar y considerar los objetivos de la empresa
al mismo nivel que sus propios objetivos vitales, en lugar
de trabajadores frustrados, aplastados por jerarquías
agobiantes,
atrapados por horarios de trabajo fijos, reglas rígidas,
ambientes opresivos.
Quizás la novedad de Googleplex está en haber promocionado
conscientemente, desde el inicio, la imagen de sí
como lugar «diferente», «nuevo», «para las mejores mentes».
Entrar en Googleplex es imposible si no se conoce a nadie
dentro. En el interior está vetado incluso hacer fotos, al menos
en teoría. Como si hubiera que defenderse del mundo
exterior, poblado por feroces tiburones financieros y malvados
depredadores que solo quieren explotar el talento de los
Google-boys.
Todo el mundo quiere trabajar en Googleplex. Una lista
no oficial de las amenidades que esconde es casi obligatoria:
gimnasios de empresa, piscinas, comida gratis en los
cuatro restaurantes (uno de ellos vegetariano), bebidas y
tentempiés gratis
por doquier (¡basta ya de la esclavitud de
las maquinitas de pago, Google lo paga todo!); campos de
voleibol y baloncesto, y espacios al aire libre para hacer deporte,
monopatines
de motor para moverse entre los edificios
del campus-
empresa.
Y esto no es nada comparado
con la guardería, la escuela infantil y las escuelas de primaria
de la empresa para los hijos de los empleados, totalmente
gratuitas, o el estudio dental —un camión adaptado a estudio
dental móvil—; y eso, en un país como Estados
Unidos, donde la instrucción y la sanidad son un lujo al alcance
de pocos, son posibilidades aún más increíbles.
Los puestos de trabajo son espectaculares, el sueño de
todo fanático de las tecnologías digitales: monitor estándar
de 21 pulgadas LCD, pantallas de plasma por doquier, juegos
y juguetes (modelos del tamaño natural de los personajes
de Star Wars, artilugios tecnológicos de todo tipo).
Omnipresentes, las lámparas de lava con sus colores fluorescentes.
Googleplex es un lugar de ensueño, sumergido en el verde,
donde los horarios de trabajo son flexibles, donde todo
parece posible. En resumen, Googleplex transmite la filosofía
de Google, el estilo de vida de Google: por supuesto, hay
también una tienda donde comprar todos los gadgets corporativos
que se puedan imaginar, alcanzables online en un sitio
habilitado para ello; en su mayoría se trata de himnos a la
inutilidad y al exceso como todo gadget que se respete, pero
muy eficaces en su propósito de hacer del sentido de pertenencia
a la empresa una razón de orgullo. La camiseta y el
gorro con el logo de la compañía para consolidar el espíritu
de equipo son verdaderos anacronismos: el presente del condicionamiento
blando es Googleplex.
Además, no solo Google, sino también empresas como
Apple y Yahoo! ofrecen desde hace tiempo un verdadero
catálogo de objetos de consumo, desde líneas completas de
vestuario a todo tipo de accesorios high-tech, lectores MP3
y lápices USB, hasta objetos de decoración, todos oportunamente
marcados con logos y lemas corporativos. El muy
versátil negocio de Google ofrece pijamas para los recién
nacidos, y también Google Mini13. Googleplex es la encarnación
del capitalismo de la abundancia en la era del informacionalismo14:
todas las informaciones del mundo ofrecidas
a todo el mundo de forma gratuita. Ya no es tiempo de
escasez: la abundancia y la disponibilidad de bienes (en
13 Google Mini es un programa que permite que los ordenadores internos
y en red de una empresa o de un particular, y los servicios externos
que se ofrecen a través de su web, utilicen parte de la tecnología Google.
[N. del E.]
14 Sobre el concepto de «informacionalismo» véase en particular Manuel
Castells, La era de la información: economía, sociedad y cultura,
Alianza Editorial, Madrid, 1997 (última reedición, 2003).
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este caso de informaciones) es total. No olvidemos, sin embargo,
que al fin y al cabo la fuente de esta abundancia es
casi solo la publicidad hecha principalmente con links textuales.
Casi todo lo demás es free, libre, en un sistema que
funciona perfectamente15.
Dos de los más influyentes personajes de este capitalismo
de la abundancia son Mike Moritz16, galés, quien, además
de Google ha financiado también Yahoo; y John
Doerr17, quien también tuvo importantes participaciones en
Sun y en Netscape.
15 Hay muchas señales de gazapos de Google; parece obvio que se
multipliquen los problemas conforme crecen el tamaño y los servicios.
Además, la práctica de publicar versiones beta que los usuarios testan
ampliamente acrecienta la posibilidad de disfunciones. Un ejemplo concreto:
Marco Deseri en Goggle Analytics, http://www.deseri.eu/articoli/
google-analytics-rallenta-il-sito.
16 Periodista del Time Magazine en los años setenta y ochenta, hoy se
considera como un veteran venture capitalist y parece tener una receta
para todos: ¿recrear hoy fenómenos como Google? Lo importante, dice,
«es crear algo que sencillamente pueda ser útil para uno mismo». Artista,
si no hubiera dado prioridad a los compromisos de trabajo, es hombre de
marketing de la vieja escuela, pero siempre incisivo: las ideas correctas
son aquellas que satisfacen a uno mismo y, por tanto, a los consumidores
o, mejor aún, a los «usuarios».
17 John Doerr continúa también después de Google sus inversiones: últimamente
ha apostado 16 millones de dólares en un proyecto llamado
«Zazzle», cuyo core business es el mercado online adonde se pueden
comprar y vender productos altamente personalizables. En la práctica,
Doerr no quiere quedarse fuera de la «personalización en masa», en fase
de actuación avanzada en Estados Unidos. Inspiradores del proyecto
son personajes como Eric von Hippel, quien, «desde su cátedra de la
Sloan School of Management teoriza en el MIT desde hace tiempo sobre
la idea de que el próximo paso será exactamente ese: transformar la producción
en masa fordista y postfordista en algo completamente distinto,
a medida, creado y gestionado a través de la Web», http://www.bloggers.
it/Marcioweb/index.cfm?idForum=News%20dal%20Mondo&blogacti
on=archive&file=blog_7_2005.xml.
Arma n.º 2: perfeccionar la estrategia de la acumulación
Después de una visita a Googleplex se entiende el motivo de
la huida de cerebros a Google de la que hablábamos al comienzo
del capítulo. Para un obrero o, mejor dicho, peón de
las tecnologías de la información, trabajar en Googleplex es
un sueño hecho realidad. En este sector cada vez son más los
obreros explotados; un perfil profesional ejemplar sería el del
coder independiente que desarrolla proyectos personales, a
lo mejor publicándolos en SourceForge.net o Slashdot.org, y
ofrece sus conocimientos en el mercado sin tener ningún tipo
de protección sindical, contrato de categoría o similares, ya
restos prehistóricos en nuestra época de la flexibilidad total.
En Googleplex hasta podrá dedicar el famoso 20% del tiempo
de trabajo a sus proyectos, pagado y motivado a hacerlo
cada vez mejor.
Entre partidos de hockey y voleibol, perros que merodean
por el campus/empresa y en los pasillos, reuniones alrededor
de una mesa de ping-pong, ciertamente es difícil aburrirse.
Ya que no es fácil fichar nuevos colaboradores a fin de mejorar
incluso este tipo de atmósfera, Google se ha distinguido
por sus ocurrencias en materia de fichajes. La más curiosa
quizás sea el test realizado en julio de 2004: en algunas estaciones
del metro de la ciudadela de Cambridge, en el estado
de Massachussets (EE.UU.), y en la autopista 101 en California,
aparecieron grandes vallas blancas con el texto:
{first 10 digit prime in consecutive digits of e}.com
o sea
{primer número primo de 10 cifras consecutivas en
e}.com
El logaritmo natural requerido es el número 7427466391;
en la dirección http://www.7427466391.com/ indicado en la
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valla nos encontramos con una dirección IP de Google que
nos pide que completemos una secuencia de números; una
vez encontrado el número 5966290435, se siguen las instrucciones,
utilizándolo como password para entrar en una sección
del sitio http://www.linux.org (paso nada obvio) y desde
aquí se nos rebota otra vez a Google, al sitio http://www.google.
com/labjobs/, en donde nos piden que enviemos nuestro
currículo: si hemos logrado resolver los enigmas, podríamos
ser un buen fichaje para Google.
Google no atrae tan solo a los mejores técnicos, hackers y
lumbreras geniales: pronto también los mánagers más cotizados
del mundo de las tecnologías de la información se darán
cuenta de sus potencialidades y competirán por entrar en su
plantilla.
La estrategia de la acumulación de datos para la búsqueda,
y de máquinas en red para almacenar una copia de los
datos, procede al unísono con la acumulación de cerebros.
Máquinas significantes, máquinas electrónicas y máquinas
biológicas se acumulan en Googleplex para crear un estilo de
vida, una especie de religión de la excelencia, encarnada por
un evangelizador.
El manager que mejor encarna el estilo de la empresa, el
dichoso «evangelista» de Google, entre tantos jóvenes, es un
gran viejo de la Red, Vinton G. Cerf, inventor junto con Robert
Kahn del protocolo TCP/IP. Las circunstancias merecen
un pequeño paréntesis: en febrero de 2005 Google confirmaba
que el ICANN18, el organismo que supervisa el sistema de
los nombres y de los dominios Internet, había dado el visto
18 Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (Corporación
de Internet para la Asignación de Nombres y Números) es una
organización
sin ánimo de lucro «responsable de asignar espacio de
direcciones numéricas de protocolo de Internet (IP), identificadores de
protocolo y de las funciones de gestión [o administración] del sistema de
nombres de dominio de primer nivel genéricos (gTLD) y de códigos de
países (ccTLD), así como de la administración del sistema de servidores
raíz», según sus propias palabras (http://www.icann.org/tr/spanish.
html). [N. del E.]
bueno para que la empresa de Mountain View pudiera entrar
en el negocio del registro de los dominios. En septiembre de
2005 Google anuncia que Vinton Cerf ha sido nombrado «vicepresidente
y evangelizador jefe de Internet para Google.
Su misión consiste en identificar nuevas tecnologías y aplicaciones
estratégicas para la empresa en Internet y en otras
plataformas»19. Hasta ese momento, entre otros cargos, Cerf
ocupaba un puesto en el Consejo de Administración de la
ICANN. A diferencia del fichaje de Eric Schmidt
como consejero
delegado, y de otros top mánagers robados a la competencia,
ésta es sin duda alguna una operación exclusivamente
de imagen (se hace difícil pensar que Cerf trabaje de verdad
en Googleplex, por muy divertido que pueda ser...).
Arma n.º 3: la imagen lo es todo,
pero un poco de «filosofía» no viene mal
La imagen de Google no es tan solo el sitio y la interfaz20 que
han conseguido tanto éxito por su sencillez y velocidad; no
solo es Googleplex, el mundo dorado de los prodigios tecnológicos;
no solo es «ser buenos» y hacer dinero, conjugando
estrategias comerciales descaradas con los guiños a la cultura
académica y a las comunidades free software y open source,
con financiaciones e iniciativas hechas a su medida.
La imagen es también y sobre todo la «filosofía» de la empresa,
la explicación clara y meridiana, en píldoras, del Google-
pensamiento. No se trata precisamente de investigaciones
llevadas a cabo por amor al conocimiento y a la claridad,
por esto quizás el término filosofía es un poco exagerado; en
cualquier caso, online se pueden encontrar los diez puntos,
los diez mandamientos del buen Google. Se inicia con una
19 Véase http://www.google.it/intl/it/corporate/execs.html#vint. Recordemos
que en EE.UU. prácticamente cualquiera que no sea empleado es
vicepresidente de algo.
20 Véase el capítulo V.
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introducción que anuncia el estilo: «Nunca conformarse con
lo mejor»; de hecho, según afirma Larry Page, el objetivo último
es «el motor de búsqueda perfecto [...] capaz de comprender
exactamente la petición del usuario y devolver exactamente
lo que éste desea». Por lo tanto, Google no quiere
ser para muchos: quiere ser para todos, satisfacer los deseos
de todos, llevar la felicidad al mundo. Para lograrlo, se dedica
con tenacidad a la innovación y a la investigación, siguiendo
las directrices de sus «diez verdades»:
1. Atención al usuario: todo lo demás viene después. El
crecimiento de Google ha sido fruto del boca a boca, que ha
atraído a usuarios encantados por sus prestaciones, y no de
agresivas campañas de comunicación. La publicidad no debe
ser invasiva, sino útil al usuario.
2. Es preferible dedicarse verdaderamente bien a una sola
cosa. «Google se dedica a la búsqueda. Con uno de los grupos
de investigación más grandes del mundo dedicado exclusivamente
a la solución de los problemas de la búsqueda, somos
conscientes de lo que hacemos bien y de cómo podemos
hacerlo mejor». Hemos visto que Googleplex se configura
exactamente como un centro de investigación universitario.
Los nuevos servicios añadidos al simple motor de búsqueda
se ven como oportunidades ofrecidas a los usuarios para
orientarse y encontrar las informaciones que desean sin perderse
en masas cada vez más grandes de datos.
3. Rapidez es mejor que lentitud. «Google cree en la gratificación
inmediata. El usuario quiere respuestas y las quiere
ya. ¿Quiénes somos nosotros para no estar de acuerdo? Google
es prácticamente la única sociedad del mundo cuyo objetivo
manifiesto es procurar que sus usuarios abandonen el
sitio de Google lo antes posible». Dos son las principales intuiciones
y realizaciones que le han permitido a Google obtener
«velocidad»: la puesta a punto y el perfeccionamiento
continuo del algoritmo PageRank(TM), que indexa sin pausa
las redes; el uso de plataformas modulares fuertemente escalables
conectadas entre sí (clusters). De todas formas, sería
oportuno reflexionar más en profundidad sobre la velocidad
como panacea: a veces, también en el entorno de las nuevas
tecnologías, la lentitud es una virtud21.
4. La democracia en la Web funciona. «El éxito de Google
está basado en millones de individuos que publican sitios
web para determinar qué otros sitios ofrecen contenidos válidos
». Ya sabemos que Google utiliza PageRank(TM) para
evaluar los sitios enlazados a una página web y asignarles un
valor, basado en parte en los sitios conectados a éstos. La
imagen de esta democracia electrónica es idílica: el resultado
del ranking de Google sería un «índice de aceptación popular
» basado en un algoritmo/ley electoral que permitiría a
los usuarios/ciudadanos de la Red expresar sus preferencias/
votos a través de los links ofrecidos y aceptados por otras
páginas, y encontrarlas puntualmente expresadas en el posicionamiento
de los sitios web votados. La comparación link/
voto es por lo menos forzada y simplista, pues continuamente
se introducen «correcciones» para calcular el ranking,
«pesando» de forma diferente los links/votos. Seguramente
el link/voto de un sitio porno contará menos que el link/voto
de un sitio universitario. Aunque sea al menos discutible que
la cultura académica sea más popular que la cultura pornográfica...
lo cierto es que, con el crecimiento de las informaciones,
esta «democracia» está en expansión continua.
5. No hace falta estar en la propia mesa de trabajo para
necesitar informaciones. «La sociedad actual es cada vez más
móvil y está menos dispuesta a estar vinculada a un lugar fijo.
A través de los PDA, los teléfonos inalámbricos o sus automóviles,
los usuarios desean que las informaciones vayan hacia
ellos». La flexibilidad de los tiempos y de los espacios es
un objetivo importante: la convergencia de los dispositivos
electrónicos (TV, radio, teléfono, Internet...) en dispositivos
móviles en miniatura es una oportunidad total para el mayor
21 Para una panorámica completa sobre el tema, véase Thomas Hylland
Eriksen, Tempo tiranno – Velocitá e lentezza nell’era informatica, Eleuthera,
Milán, 2003.
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proveedor mundial de soluciones de búsqueda. La penetración
en este mercado del futuro es estratégica, lo hemos visto
hablando de la «guerra de los estándares»: más aún para Google,
que no produce dispositivos electrónicos para los cuales
proponer/imponer su software (Microsoft, Apple), sino interfaces
de búsqueda. Cada nuevo dispositivo es un territorio
por conquistar.
6. Se puede ganar sin hacerle daño a nadie. «Google es
una empresa. Los ingresos generados por la sociedad proceden
de la oferta a las empresas de su tecnología de búsqueda
y de la venta de publicidad colgada en Google y en otros sitios
web». Pero los anuncios son textuales y poco invasivos,
los links de pago se adecuan a las búsquedas realizadas (Ad-
Words); y los usuarios pueden transformarse en anunciantes
de forma sencilla y a modo de autoservicio; si se trata de un
gestor de sitios web, puede incluso aprovechar la red de Google
a través de AdSense, publicando anuncios adecuados al
contenido de sus sitios. «No seas malo», «no hagas daño a
nadie» significa también «no hagas a los demás la publicidad
que no te han hecho a ti» y, por supuesto, garantiza que el
PageRank(TM) no es objeto de venta. La confianza de los
usuarios en la precisión de los resultados es la fuerza principal
de Google, y no se puede sacrificar para ganancias a corto
plazo. Se aprovecha para generar ingresos indirectos, de
segundo nivel (generados por la publicidad).
7. Siempre hay más informaciones de la que se pueda imaginar.
«Después de haber indexado más paginas HTML en
Internet que cualquier otro servicio de búsqueda, los técnicos
de Google han dirigido su atención a las informaciones no
inmediatamente accesibles». Sí, Google acumula bases de datos
heterogéneas: imágenes, mensajes de newsgroups (Usenet),
números de teléfono y direcciones, informes financieros.
Para ser el principal mediador de informaciones del mundo,
no hay que poner límites a la acumulación.
8. La necesidad de informaciones traspasa todo límite. «A
pesar de que la sede de Google esté en California, tenemos
oficinas en todo el mundo y nuestra misión es facilitar el acceso
a las informaciones a las personas de todo el mundo».
Cultura norteamericana, estrictamente académica, para todos.
Pensar en grande, siempre y como sea: indexar todas las
informaciones, ofrecer acceso a todo el mundo. Las traducciones
son parte fundamental del universalismo de Google:
desde el coreano a la jerga hacker o el klingoniano de Star
Trek, del hindi al xhosa surafricano o el pig latin (o sea el
alfabeto «farfallino» norteamericano), desde el zulú a la interlengua
o el bork bork bork (una especie de falso ruso molvano...),
todos han de poder acceder. Más de cien idiomas de
interfaz. Dominios locales de más de cien naciones. Loable,
pero un poco centralizador... operación quizás políticamente
correcta y formalmente respetuosa de las minorías, aunque
en realidad se trata de un super-layer, un nivel superior, una
única interfaz que allana, homogeniza las diferencias y difunde
el estilo de Mountain View.
9. Se puede ser serio sin americana y corbata. «Los fundadores
de Google muchas veces han declarado que la empresa
es “seria” solo por lo que atañe a la investigación.
Ellos han edificado una empresa basada en la idea de que el
trabajo debe ser un desafío y que dicho desafío tiene que
ser divertido». En este mandamiento se compendia la organización
de Googleplex como un campus universitario para
maximizar la productividad: se afirma explícitamente que
«el énfasis se pone en los resultados logrados por el equipo
y en el orgullo de los hallazgos individuales que contribuyen
al éxito global de la sociedad», y que «este ambiente extraordinariamente
comunicativo favorece una productividad
y una camaradería alimentadas por la conciencia de
que millones de personas confían en los resultados de Google.
Dad los instrumentos adecuados a un equipo de personas
que quieren ser diferentes y lo serán». Quizás éste sea la
mejor manera de aprovechar los creativos, haciéndolos al
mismo tiempo entusiasmados defensores de la «experiencia
Google».
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10. No basta con ser excelentes. «Dar siempre más de lo
esperado. Google no acepta la idea de que el objetivo final sea
el de ser los mejores, sino que tiene que ser el punto de partida.
Con la innovación y la reiteración, Google se dedica a mejorar
algo que ya funciona bien para conseguir resultados inesperados
». Evidentemente, para satisfacer rápidamente, cada vez
mejor, los deseos de todos los usuarios del mundo, hace falta
retrasar un poco, siempre un poco más allá, la satisfacción de
los propios deseos. Desear el deseo de ser los mejores. En este
contexto llegar segundos es todavía peor que no existir.
Por lo que a nosotros se refiere, eslogan por eslogan, preferimos:
«dar asco, en una sociedad que obliga a la excelencia,
es un claro deber moral»22.
Arma n.º 4: Google y el open source
El arma posiblemente más compleja de Google es su estrategia
de colaboración-explotación del mundo open source.
La iniciativa Google Code (marzo de 2005) es un homenaje
a la comunidad open source, de la cual los fundadores de
Google se declaran «amigos y deudores». El motor más usado
de la Web explica que el fin de Google Code no es promocionar
el desarrollo de aplicaciones que aprovechan sus
propias API (Application Programming Interface), que ya
disponen de un sitio ad hoc, sino el de poner a disposición de
todos los desarrolladores open source herramientas de utilidad
pública. Los cuatro proyectos inicialmente publicados
en Google Code nacen alrededor de programas realizados
por los mismos desarrolladores de la sociedad para agilizar la
creación, la optimización o el debugging del código. Los proyectos
linkados en Google Code también están hospedados
en SourceForge.net y se distribuyen bajo licencia BSD 2.0
22 SantaMariaVídeo, la TV que no transmite nada: http://santamariavideo.
blogspot.com/2010/03/uscire-dallanonimato.html.
(su código puede utilizarse indistintamente dentro de otras
aplicaciones open source o propietarias). Además, Google
promete desde ya poner a disposición de la comunidad open
source muchos otros softwares, fruto en buena medida de ese
20% de tiempo del que disponen los desarrolladores empleados
por la sociedad para dedicar a proyectos personales.
No es casual que Google siga siendo un proyecto dedicado
a reclutar desarrolladores open source a través del programa
«Summer of Code» (el verano del código), una selección
de proyectos dotados con un premio de 4.500 dólares para su
desarrollo. Luego le toca el turno a «Google Earth» y, finalmente,
como toda potencia que haya llegado a representar un
estilo de vida, Google presenta el sueño: «moon.google.
com», ¡Google en la Luna!
«En honor del primer desembarco en la Luna, el 20 de
julio de 1969, hemos añadido algunas imágenes de la NASA
a la interfaz de Google Maps para permitir que todo el mundo
pueda visitar a nuestro vecino estelar. Buena navegación
lunar».
Los movimientos de Google, «pseudomonopolistas» por
lo que se refiere a los métodos y perspectivas, han repercutido
inmediatamente sobre la competencia: hoy Google se está
transformando en un gigante que ocupa todos los espacios de
mercado; cada vez nuevos servicios estrangulan las sociedades
hig-tech más pequeñas, a las que les cuesta fichar ingenieros
y técnicos, con el riesgo añadido de ver imitados sus nuevos
productos.
El lanzamiento sin interrupción de nuevos servicios y la
financiación desde dentro de potenciales spin-offs (productos
derivados) de los empleados bloquea, de hecho, el mercado
en términos de innovación tecnológica. ¿Quién financiaría
hoy un proyecto web, con la posibilidad de que en pocos
días sea Google el que lo lance?
Google ha sabido representar, a los ojos de los observadores,
pero también de los simples usuarios de Internet, una
especie de paladín del progreso: a partir del motor de búsEl
lado oscuro de Google | Ippolita
76
queda, concebido para ser entendido rápida y sencillamente
por los usuarios, se han multiplicado las propuestas de servicios
e ideas.
Con la opción open source la economía relacional puesta
en marcha por Google deviene una Weltanschaung, una cosmovisión,
acogida incluso como desarrollo sostenible, como
capitalismo bueno que difunde la abundancia, una solución
económicamente ética a las búsquedas de los individuos.
79
Teoría y prácticas: open no es free
Free software1 (software libre) y open source2 (código abierto)
son palabras que se utilizan a menudo como sinónimos
para indicar códigos o porciones de códigos informáticos; sin
embargo, por mucho que a menudo describan objetos idénticos,
reflejan perspectivas radicalmente distintas. Free software
es un término que nace a principios de los años ochenta
por iniciativa de Richard Stallman: se refiere a la libertad del
usuario para utilizar y mejorar el software. Más en detalle, se
puede resumir en cuatro libertades fundamentales:
1) Libertad de ejecutar el programa para cualquier objetivo.
2) Libertad de modificar el programa según las propias
necesidades (para que esta libertad tenga algún efecto en la
práctica es preciso tener acceso al código fuente del programa,
ya que aportar modificaciones a un programa sin disponer
del código fuente es extremadamente difícil).
1 La filosofía empresarial del free software: http://www.gnu.org/philosophy/
free-sw.html.
2 La definición de open source: http://www.opensource.org/docs/definition.
php.
El lado oscuro de Google | Ippolita
80 81
Google open source
3) Libertad para distribuir copias del programa gratuitamente
o tras una remuneración.
4) Libertad para distribuir versiones modificadas del programa,
y permitir de esta forma que la comunidad pueda disfrutar
de las mejoras aportadas.
Por otra parte, la expresión open source nace a finales de
los años noventa, fundamentalmente por iniciativa de Bruce
Perens y Eric S. Raymond, que en 1998 fundan la Open Source
Initiative3 (OSI); la referencia es la Open Source Definition,
que a su vez procede de las Debian Free Software Giudelines,
es decir, una serie de diez directrices que definen qué
criterios legales debe de reunir una licencia para que se la
considere efectivamente «libre» o, usando el nuevo término,
open source.
Es evidente pues que, por un lado, el free software pone el
acento en la libertad: «el software libre es una cuestión de
libertad, no de precio»4. Por otra parte, el open source se ocupa
exclusivamente de definir, en una perspectiva totalmente
interna a las lógicas del mercado, cuáles son las modalidades
mejores para difundir un producto según criterios open, es
decir, abiertos. El free software tiene un sentido que va mucho
más allá del mercado, aun sin excluirlo a priori; el open
source existe, como han explicitado sus promotores, para
adaptar un modelo preexistente (el free, en el sentido de «libre
») al mercado.
3 El sitio de la Open Source Initiative: http://www.opensource.org/.
4 Incluso en artículos recientes, de gran nivel, es preciso notar esta confusión
entre free software y open source, como si el segundo fuese una
mejora del primero en perfecta sintonía y continuidad. El movimiento
fundado por Stallman contiene, sin duda alguna, muchas limitaciones
concretas, no solamente en las relaciones con el mercado sino también
en la asunción de posturas demasiado ideológicas; sin embargo, no nos
parece correcto trazar líneas evolutivas simples cuando en realidad el panorama
es muy fragmentado y complejo. Véase, por ejemplo, «Economia
delle Reti open source: storia e dinamiche del movimento del software
libero», http://www.pluto.it/files/journal/pj0601/economia_reti.html.
Los hackers de Stanford
Ya desde hace algunos años el software open source se considera
comúnmente fiable, capaz de prestaciones elevadas y
con costes sostenibles; en la práctica, hoy en día, se le considera
a menudo mejor que los software propietarios, precisamente
porque permite aumentar la confianza de un producto
en virtud de una metodología distinta de desarrollo, abierta
y sometida a un amplio mecanismo de revisión.
Gracias a la realización de software estables y funcionales
como navegador, programas para oficina, editor y completos
sistemas operativos (GNU/Linux), casi todo usuario se ha
dado cuenta o ha oído hablar de la existencia de los programas
llamados genéricamente copyleft u open source.
«Open source» era el término adecuado, y necesario, para
sustituir la expresión «free software». De hecho, en inglés la
palabra free tiene el doble significado de libre y gratuito: esta
ambigüedad lingüística no despertaba demasiado entusiasmo
desde el punto de vista económico. La sustitución por
open fue una fórmula estratégicamente ganadora para mantener
las características de cooperación libre sin renunciar a
la posibilidad de un uso más estrictamente comercial de los
softwares.
En realidad, en esa época se estaba produciendo un cambio
radical en el mundo de las comunidades digitales espontáneas,
o sea, aquellas comunidades con las que se relacionan
todos los que ofrecen una definición positiva de hacking.
Estas agregaciones eran (y aún lo son) extremadamente
complejas. Nos referimos a un intersticio cultural fluido en el
que se forman y colaboran estudiantes, profesores, investigadores,
profesionales libres, policías y delincuentes, programadores
pagados por sociedades de desarrollo, apasionados
y muchas más tipologías de hacker.
El movimiento del free software estaba empezando a tener
una confrontación cerrada con la economía de mercado.
La batalla de la Free Software Foundation se centraba en la
El lado oscuro de Google | Ippolita
82 83
Google open source
difusión de la licencia GPL (General Public License), creada
por el fundador de la FSF5 Richard Stallman; esta licencia
vincula el artefacto en modo «viral» a las cuatro libertades
más arriba nombradas. Sustancialmente cada modificación
aportada al código bajo licencia GPL tiene que mantener la
misma licencia de uso, imposibilitando de esta forma el cierre
del código: este mecanismo se conoce como «permiso de
autor» (copyleft, juego de palabras con copyright). Surgían y
se difundían entonces las primeras distribuciones del sistema
operativo GNU/Linux.
La mezcla entre el método de desarrollo libre y la neteconomy
iba a determinar en los años sucesivos al 2000 la
explosión de los productos open source y el desencadenamiento
del debate político acerca de la patentabilidad del
software, el copyright y la gestión ético-política de todo lo
que actualmente se define como obra del ingenio humano.
La empresa Google, aunque no sea una productora directa
de software, no se ha quedado al margen de la sacudida
provocada por el open source; como otras empresas dinámicas
e innovadoras, Google ha cooptado sus metodologías y
las ha puesto al servicio de su «misión».
La contigüidad entre Google y open source es espacial y
temporal: en 1998 en Stanford, precisamente mientras Brin y
Page pulían la primera versión de su motor de búsqueda,
emergían algunos importantes proyectos free software; recordemos
por ejemplo SND y Protégé que, en ámbitos muy
distintos, el del audio y la web semántica, iban a conseguir un
gran éxito en el escenario digital.
En Stanford, la cultura hacker, de la que procede en última
instancia el open source, se respira como algo familiar: no
es pues un azar que nuestro dúo, que se había formado en
aquellos años, haya manifestado siempre una cierta predilección
por el desarrollo sobre la plataforma GNU/Linux.
5 La Free Software Foundation en español: http://www.gnu.org/home.
es.html.
Si existen diferencias sustanciales entre open source y
free software, hay también elementos en común y continuidad
de perspectivas. Por simplicidad y corrección, hablaremos
pues de «metodologías y prácticas abiertas» para indicar
el común denominador que atraviesa el free software, el open
source y la competencia de mercado en el mundo de las tecnologías
de la información.
La primera característica de una comunidad open (y en
este sentido también free) es la de poner en práctica un método
de trabajo abierto a la colaboración de todo el mundo, o
sea, capaz de aceptar sugerencias e interacciones espontáneas
procedentes de toda tipología de sujeto implicado en la
construcción del artefacto informático: programador, traductor
o incluso simple usuario. Este procedimiento ha sido
definido en la jerga hacker como método de «bazar» y su aplicación
a gran escala se debe al desarrollo del Kernel Linux
en los primeros años noventa, un proyecto nacido por iniciativa
de Linus Torvalds y base de todas las distribuciones
GNU/Linux6.
La nueva técnica cooperativa propuesta por el underground
digital ha vuelto del revés la ley de Brooks7 que reglamentaba
las comunidades de desarrollo de los proyectos informáticos
hasta aquel entonces. Según la ley de Brooks, en
la medida en la que crecen las complejidades aumentan de
forma exponencial los errores y, por lo tanto, un proyecto al
que contribuyen millares de desarrolladores tendería a ser un
revoltijo de código inestable y lleno de bugs. En cambio, mediante
la revelación de los códigos fuente, la circulación libre
en Internet de la documentación, la cooperación y el feedback
espontáneo de un número cada vez más elevado de sujetos
en juego, las comunidades libres han demostrado que es
posible una enorme mejora en la construcción de artefactos
6 Respecto a esto véase: Eric S. Raymond, http://biblioweb.sindominio.
net/telematica/catedral.html.
7 La ley de Brooks según Eric S. Raymond: http://biblioweb.sindominio.
net/telematica/catedral.html.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Google open source
digitales, tanto desde el punto de vista del resultado como del
proceso. Los softwares realizados de este modo se publican
bajo una licencia GPL, que como hemos visto difunde de manera
viral materiales copyleft.
La licencia GPL no prevé por lo tanto restricciones desde
el punto de vista comercial; sin embargo, como el término free
software resultaba demasiado radical al poner las libertades
en primer lugar, así también la GPL ha sido sustituida por licencias
edulcoradas respecto al contenido ético y político que
el movimiento originario quería expresar. Este es el caso de
licencias como la BSD (Berkeley Software Distribution), que
no comporta ninguna restricción respecto al cierre de los códigos
y por ello inhibe el efecto viral, porque partes del código
no libre pueden ser integradas en el código libre. Entonces,
una creación libre puede convertirse en propietaria. O la MPL
(Mozilla Public License) y otras licencias desarrolladas exclusivamente
para los nuevos productos open source.
La economía de mercado se convierte así en desarrollo
sostenible y la community de los desarrolladores en el núcleo
de una verdadera y auténtica open society8, la quimérica sociedad
abierta. Este imaginario está determinado no solamente
por la adhesión moral que suscita la práctica de un
desarrollo comunitario, sino sobre todo por la calidad superior
de las aplicaciones, en aparente contradicción con la gratuidad
de las competencias puestas en juego.
La era de la open source economy:
competencia y buen rollo
El ingreso del open source en el mercado es, según algunos
observadores, una de las consecuencias de la llamada
«convergencia tecnológica», uno de los eslóganes que se ha
8 Para una profundización en este tema, remitimos a Ippolita: www.
ippolita.net/onf/.
convertido ya casi en un paradigma de la era informacional:
el acercamiento y la sinergia de varias tecnologías anteriormente
consideradas extrañas, estudiadas y desarrolladas en
ámbitos separados.
Ante estas transformaciones, a menudo demasiado rápidas,
la creación de estándares abiertos ha creado un umbral
en la «guerra de todos contra todos» del llamado «mercado
libre»: cooperate on standards, compete on solutions (cooperar
en estándares, competir en soluciones), es el lema de
IBM, una de las principales empresas implicadas. Si incluso
Big Blue decide cooperar, significa que el juego vale la pena...
Para muchas empresas el open source representa de hecho
una de las pocas posibilidades para contrarrestar monopolios
y oligopolios ya consolidados, para rehuir las dinámicas
de competición clásicas sin inversiones enormes, para
limitar los costes de desarrollo y reducir, pues, el «precio» de
sus propios servicios.
Las empresas conocen desde hace tiempo y aprecian el
valor de una dinámica reticular de desarrollo y alianzas: se
sabe que el valor de una red es proporcional al cuadrado de
las personas/nudos que conecta9. Una red cada vez más amplia
comporta beneficios exponencialmente mayores.
9 Se trata de una ley matemática formulada a finales de los años setenta
por Robert Metcalfe, estudiante de la Harvard University y luego fundador
de la sociedad 3Com, además de ser pionero en el networking (e
inventor del protocolo ethernet, aún hoy fundamental para las redes intranet).
He aquí la traducción ad hoc del fragmento: «El valor de un network
crece exponencialmente al número de los ordenadores conectados
al network mismo. Por lo tanto, cada ordenador que se añade al network
por un lado utiliza los recursos (o las informaciones o las competencias)
del network y por otro aporta nuevos recursos (o nuevas informaciones o
competencias) al network, aumentando así el valor intrínseco». De este
principio general sigue que: 1) el número de relaciones posibles, o metarrelaciones
o conexiones dentro de un network crece exponencialmente
al número de ordenadores que se le conectan (de ahí el valor estratégico
de los links dentro de una red); 2) el valor de una comunidad crece exponencialmente
al crecimiento de los usuarios registrados en esa comunidad
(de ahí el valor estratégico de las comunidades virtuales). Véase
http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Metcalfe.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Google open source
El open source parece ofrecer algunas garantías relevantes
en el desarrollo de redes con alto valor añadido: por un
lado, permite que el software siga siendo de alguna forma un
bien «público» (adopta el desarrollo abierto y se vale de la
comunidad de apoyo); por otro, mantiene muy baratos los
costes de paso de un sistema a otro (los llamados switching
costs), en especial, el paso de los modelos propietarios a los
abiertos, sobre todo en el caso de los sistemas legacy, obsoletos.
Los mayores costes en la adopción de nuevas tecnologías
se deben a la formación de los usuarios, y no a la inversión en
la compra de la tecnología misma; con mayor razón si se trata
de excelentes softwares libres por un coste irrisorio. Pero el
resultado más importante, cuyo precio es difícilmente calculable,
es la creación de una imagen completamente nueva:
para la propia empresa y los propios productos.
El éxito de las lógicas del software libre ha producido distintos
intentos de aplicación de las mismas prácticas en otros
sectores. Inevitablemente se han acuñado nuevas expresiones
y se han formulados predicciones a menudo exageradas:
open laws, open science e incluso la open society parecen al
alcance de la mano. De hecho hoy la idea de sociedad open
source se ha convertido casi en un paradigma de la nueva era
dirigida a la búsqueda de un instrumento común para una
perspectiva política «posible». Con sociedad open source se
hace referencia a una sociedad cuyo código sea abierto y en
cuya mejora pueda participar todo el mundo libremente.
Puesta en estos términos no se puede no compartirla. Pero
sorprende la ligereza con la que se intercambia un término
procedente de un recorrido particular, técnico e informático,
para generalizarlo, aplicándolo a teorías filosóficas, económicas,
sociológicas, sin considerar las posibilidades de modificar
aquel concepto o cuando menos utilizarlo con las debidas
aclaraciones.
Open source, de hecho, en el campo del software en el que
ha surgido el término, significa también competencia, competición
por hacerse con los mejores cerebros al menor precio,
financiaciones de capitales de riesgo, operaciones millonarias
de compra y venta, un gran negocio orientado a una
forma más «democrática» y suave de capitalismo. Esta dinámica
intenta no ya someter la fuerza de trabajo, sino cooptarla
en la realización de la misión de la empresa, que se identifica
cada vez más con la realización de los propios deseos
particulares10.
Entre las muchas sociedades que hoy en día se han sumado
a esta tendencia para sacar el máximo partido posible
también está Google que, por otra parte, es bueno por definición:
por ello, don’t be evil, usa el software libre, es gratuito,
es mejor que el propietario, los desarrolladores están orgullosos
de colaborar. La visita a Googleplex ha mostrado claramente
como en Mountain View esta estrategia de penetración
en las vidas de las personas se ha pulido hasta el máximo
grado: trabajadores gratificados, animados a ser creativos y
felices producen más y mejor que los trabajadores frustrados
y oprimidos.
10 En un contexto atrasado como el italiano, en el que las empresas, incluso
en el sector de las tecnologías de la información, continúan aplicando
unas obsoletas lógicas fordistas de producción en masa, sin valorar
mínimamente las potencialidades de los individuos, podría parecer
despreciativo el ataque al capitalismo de la abundancia de Google. Pero
como no todo el mundo cree en el desarrollo sostenible y en el consumismo
responsable promovidos por una hábil campaña de propaganda tercermundista,
entonces no podemos avalar ninguna forma de explotación
de los individuos, ni siquiera la de Googleplex, sutil e incluso agradable
para los trabajadores convertidos ya en creativos entusiastas. No se trata
de rigidez dogmática, sino de una mínima ética común (common decency,
diría Orwell): el objetivo último no es la plena realización de la persona,
sino el despliegue sin fin del capital, no importa si suave o ferozmente
represivo. Richard Sennett lo ha demostrado con lucidez y un amplio
examen histórico en La corrosión del carácter: las consecuencias personales
del trabajo en el nuevo capitalismo, Anagrama, Barcelona, 2000.
Por otro lado, el consumismo extremo del capitalismo de la abundancia
podría constituir el primer paso hacia un nuevo fascismo, como muestra
la lúcida visión de J. G. Ballard en Milenio negro (Minotauro, Barcelona,
2004) y en Kingdome Come.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Google open source
Seducir a los hackers:
autonomía, dinero fácil e instrumentos gratuitos
La explotación del open source por parte de Google alcanza
su cima alrededor del 2005, cuando su imagen se ve empañada
por las acciones de la competencia y por vicisitudes legales
no del todo claras11.
Por mucho que el proyecto estuviese enraizado de forma
notoria en la cultura informática y en la práctica de la excelencia
académica, no era suficiente usar el sistema operativo
GNU/Linux para que el datacenter de Google funcionara:
hacía falta explicitar la confianza hacia el open source con
una iniciativa fuerte, que reclamara la atención en el magma
de las redes de producción libre.
Ya no bastaba ofrecer el soporte para el idioma h4x0r —el
lenguaje de los «verdaderos» hackers— (o para el klingoniano
de Star Trek) a fin de hacerse con las simpatías de los desarrolladores.
Además, la actitud elitista de los supercocos
universitarios empezaba a cansar a los inversores.
Arrogancia y culto meritocrático de derivación académica,
aunque siempre con óptimos resultados, tienen poca respuesta
por parte de los inversores que quieren dividendos
sustanciales. Era inevitable que se cerrase la fase en la que
los dos podían permitirse iniciar su cotización en bolsa con la
pretensión de reunir, tras la primera oferta de acciones, la
cantidad exacta de 2.718.281.828 dólares, un número que repite
la constante matemática «e» (la base de la función logaritmo
natural); o también salidas alegres como el anuncio en
agosto de 2005, cuando declaran que iban a vender 14.159.265
acciones para recoger 4.000 millones de dólares líquidos, sin
dar explicaciones a los inversores del uso que iban a hacer de
aquel dinero.
Para sostener concretamente el propio deseo de invertir
en investigación, para demostrar cómo mediante una estrate-
11 Véase capítulo I.
gia semejante no solo se puede competir, sino incluso ser los
mejores en el mercado, hacía falta dar un paso estratégico
dirigido no tanto a los usuarios «normales», sino más bien a
los jóvenes cerebros, al futuro, a la innovación. Traducido
operativamente, esto significa crear comunidades, ofrecer
instrumentos de desarrollo, sellar acuerdos con otras sociedades
del sector. O sea, cortejar el mundo del open source.
Google comienza a invertir en la creación de comunidades
en octubre 2005, cuando financia con 350.000 dólares la
Oregon State University y la Portland State University. Sucesivamente
se pone en marcha con gran pompa el programa
de junio de 2005: Summer of Code, es decir, «el verano del
código», promovido directamente en una página del sitio de
Google y localizable en http://code.google.com/summerofcode05.
html.
El estilo comunicativo queda bien claro: ofrecer mejores
oportunidades. Todo programador que ya hubiese creado un
proyecto de open source nuevo o hubiese aportado una mejora
digna de mención a un proyecto ya existente durante el
verano, iba a recibir un premio de 4.500 dólares. La operación
estaba evidentemente enfocada a presentarse como una explícita
declaración de amor hacia el open source, o sea, subrayar
que el open source era el terreno estratégico sobre el que cultivar
la innovación. En segundo lugar, miraba de atraer las
simpatías de los jóvenes desarrolladores mediante una operación
de apoyo financiero concreto a su trabajo. Así pues, intentaba
crear una verdadera y propia comunidad de estilo
«abierto», por lo menos en lo referente a los patrocinadores.
Los programadores premiados, en su mayoría estudiantes,
fueron más de cuatrocientos; por lo general, aportaron
modificaciones e introdujeron novedades sobre proyectos ya
existentes, en lugar de dar a conocer sus nuevos softwares,
añadiendo características a programas como Apache, Fedora,
Gaim, el mismo Google, Inkscape, Jabber, KDE, Mozilla,
OpenOffice.org, Pitón, Samba, Gnome, Mono, Ubuntu. Una
buena ganancia para todos, especialmente para las sociedaEl
lado oscuro de Google | Ippolita
90 91
Google open source
des que están detrás de estos proyectos: entre las principales,
recordemos IBM, RedHat, LinSpire, Novell, Mozilla.com,
Sun, HP, Ubuntu12.
Algunos de estos proyectos, junto con los desarrollados en
el notorio 20% de tiempo libre por los propios empleados de
Google, han permitido alcanzar el segundo objetivo en el recorrido
de acercamiento al open source: ofrecer instrumentos
de desarrollo. Ya desde 2002 Google ofrecía herramientas
de desarrollo que podían descargarse gratuitamente del sitio
code.google.com. Ahora esta página contiene los proyectos
propietarios creados por los equipos de desarrollo de Google
junto con los proyectos ganadores de Summer of Code que,
de alguna manera, están relacionados con sus servicios.
La sección «Code» del sitio propone algunos proyectos
dedicados a los creadores de software en los más variados
lenguajes de programación (Java, C++, Python, etc.). Facilitar
herramientas de desarrollo es un elemento esencial para
cualquiera que desee permitir la creación de software y comunidad,
porque se invierte precisamente sobre los medios
de trabajo necesarios para su creación. Los proyectos ideados
por los programadores de Google como herramientas de
desarrollo se conocen con el nombre de Google API, librerías
propietarias que permiten la interfaz y la utilización de
los principales servicios del coloso de Mountain View.
Una librería es un conjunto de funciones compartidas: se
trata de porciones de código completadas que facilitan herramientas
a otros programas que necesiten de funciones simplificadas.
Un ejemplo muy claro lo constituyen las librerías
gráficas GTK, QT y FLTK, que implementan los elementos
estándares de una aplicación visual (botones, menú, iconos...),
simplificando el trabajo de los programadores: estos
últimos, apoyándose en la librería escogida, escribirán solamente
las funciones reales del programa. De hecho, serán las
12 Summer of Code: http://code.google.com/soc/. El evento, que se repite
cada año, tiene el éxito garantizado.
propias librerías las que dibujen los botones, gestionen los
clics del ratón, diseñen las sombras y lleven a cabo buena parte
de lo que estamos acostumbrados a ver como usuarios. El
tiempo y las capacidades de los programadores así se optimizan;
dado que quien escribe código difícilmente será un entusiasta
de la creación de botoncitos para las propias aplicaciones,
las librerías gráficas adquieren un papel esencial de
enlace entre los diferentes proyectos. Por un lado, las aplicaciones
aparecerán relativamente homogéneas desde el punto
de vista gráfico; por el otro, los programadores podrán centrarse
en su trabajo, sin perder demasiado tiempo en la implementación
de las interfaces.
Existen comunidades de desarrollo que se ocupan de las
librerías para ofrecer herramientas genéricas y transversales
para la solución de problemas complejos (conexiones de red,
comunicación entre las aplicaciones, gestión del texto, imágenes,
compresiones). Exactamente de la misma forma en la
que se escribe un software con el objetivo de alcanzar el
máximo de usuarios posibles, así se confecciona una librería
para que llegue al mayor número de desarrolladores.
Las librerías, por lo tanto, permiten a los programadores
la creación de sus propios softwares partiendo de un set de
elementos compartidos, verdaderos y auténticos estándares
de facto de la programación. Apoyarse en las librerías significa
implementar el trabajo valiéndose de una base de partida
muy amplia y compleja, que utiliza de forma óptima el código
ya disponible y estratifica las competencias. Las librerías tienen,
pues, un valor estratégico tanto en la dinámica de la cooperación
espontánea del free software como en la economía
relacional del open source.
Las librerías de Google, o sea Google API, están publicadas
bajo licencias propietarias, es decir, ocultan el mecanismo
de su funcionamiento al programador. Pero eso no es todo:
incorporan también un especial dispositivo de control, el desarrollador
que descarga gratuitamente las librerías tiene que
autenticarse mediante un código. Este sistema le permite a
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Google open source
Google delinear de forma invasiva todos los movimientos y
las modificaciones que proceden del uso de sus API. Los programadores
que usan estas librerías tienen la oportunidad de
insertar la búsqueda de Google en su propio sitio o de conocer
en tiempo real el propio PageRank(TM). Además, pueden realizar
softwares capaces de gestionar campañas publicitarias
mediante AdWords, generar mapas dinámicos de sus datos
con la interfaz de Google Maps o incluso implementar un
client VoIP para la telefonía online compatible con Gtalk. En
suma, pueden desarrollar los servicios de Google como mejor
crean, en el lenguaje de programación que prefieran, bajo la
atenta supervisión de Mountain View.
La enorme difusión de los servicios de Google se conjuga
con la posibilidad de personalización en los mínimos detalles:
de hecho, mediante la escritura de los útiles documentos
XML13, es posible crear «puentes» de conexión entre los distintos
servicios de Google; por ejemplo, programando pieza
por pieza la homepage de Google como si fuese una verdadera
aplicación, volviéndola, así, totalmente adecuada a las propias
necesidades. Algo muy parecido puede hacerse con Google
Earth: es posible construir navegaciones especiales en
3D sobre las fotos de satélite, subrayando gráficamente en los
ordenadores de los usuarios zonas geográficas, edificios, datos
climáticos, etc.
Todas esas herramientas predispuestas para quien sabe
escribir código (al menos en un lenguaje) son esenciales para
13 XML, eXtensible Markup Language, es un lenguaje extensible realizado
para poder utilizar de forma simple los documentos estructurados,
pensado para la Web y para superar las limitaciones de HTML
(Hyper Text Markup Language), pero con posibilidad de ser utilizado
también en ámbitos diferentes. Desarrollado a partir de W3C, World
Wide Web Consortium, XML es un subconjunto de SGML (Standard
Generalized Markup Language), un estándar internacional que define
las reglas para escribir markup language; intencionalmente no incluye
algunas funcionalidades complejas de SGML que difícilmente pueden
ser implementadas en la Web. El primer esbozo de XML se remonta a
noviembre de 1996, el actual es consultable en la dirección http://www.
w3.org/TR/1998/REC-xml-19980210.
hallar nuevas combinaciones o simplemente para usar lo que
Google hace público, cuando menos en parte, dentro de sus
propias aplicaciones14. Incluso existe un portal, googleearthhacks.
com, en el que se pueden encontrar muchas trampas
y hacks para utilizar de las formas más impensables este servicio,
cruzando los mapas del satélite con cualquier otra base
de datos.
Todas las posibilidades que las API de Google facilitan implican
el respeto de dos reglas especiales: el registro y la licencia.
Para activar funciones de Google API es preciso solicitar
una clave, es decir, un código de acceso, y comunicar exactamente
dónde se las quiere emplear. Las API se activan solo
después de haberse registrado. El segundo punto es la licencia.
Ya que estas API no tienen una licencia copyleft, se pueden
utilizar solo con ciertas limitaciones: por ejemplo, es preciso
tener una cuenta Google para que la acumulación de informaciones
no se pare nunca; además, los mapas son de propiedad
exclusiva de Google (o de terceras partes) y no pueden ser
modificados bajo ningún concepto. Naturalmente, para usos
comerciales es necesario estipular un contrato. El código de
activación permite que Google mantenga siempre el control
total sobre los nuevos programas generados sobre las API:
puede bloquear a su gusto las aplicaciones o simplemente controlar
tanto la manera en la que se accede a los servicios, como
el uso que se hace de ellos. Todo esto es posible porque el código
fuente no es público y libre y, por lo tanto, resulta imposible
comprender el funcionamiento interno de las librerías.
Además de dejar desarrollar gratuitamente y de monitorear
el desarrollo de los propios servicios, otra razón por la
que Google está creando comunidad con esta extraña fórmu-
14 Sorprende el hecho de que el motor de búsqueda, desde el punto de vista
de la interacción con las API, esté limitado a mil solicitudes diarias. Esto
significa que los softwares que se basan en las API podrán realizar como
mucho mil búsquedas diarias. Probablemente las limitaciones disminuirán
con el tiempo, porque la capacidad de Google crece sin descanso; sin
embargo, Google impone las limitaciones sin ofrecer ninguna explicación.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Google open source
la que podríamos definir como pseudo-open es la de conseguir
una base de datos sobre la que realizar investigación y
venta de estadísticas.
Hospedar gratuitamente los proyectos de los programadores
individuales significa conseguir su confianza. Permitir
a cualquiera realizar búsquedas en la base de datos de los
proyectos hospedados activa una sólida cadena de usuarios.
Una incubadora así de jóvenes talentos garantiza, además, la
disponibilidad de material humano altamente motivado y
cuya formación, es decir el coste principal en el sector de las
tecnologías de la información, ya se ha cumplido de forma
autónoma y en conformidad total con el estilo de la empresa.
La oferta de herramientas de desarrollo es un mecanismo
de talent-scouting conocido desde hace tiempo y en particular
es el caballo de batalla de algunas sólidas empresas como la Va
Software Corporation, que pone a disposición gratuita para el
mundo del open source ordenadores extremadamente potentes
y banda ancha, espacio de disco y asistencia no al alcance
de cualquiera. Dos paraísos digitales pueden presumir de una
fama mundial y de un número de proyectos hospedados superior
a toda la competencia: SourceForge.net y freshmeat.net,
ambos de propiedad de la Va Software. Estos dos portales tienen
una resonancia tal que incluso los proyectos más pequeños,
tras aparecer en las primeras páginas, llegan tranquilamente
a contar con centenares de visitas diarias. Todos los
proyectos en el seno de code.google.com tienen su correspondiente
página en freshmeat.net y/o en SourceForge.net.
De esta forma, las aplicaciones pueden a la vez gozar de la
visibilidad de Google y de todos los servicios puestos a disposición
por el coloso Va Software: mailing lists, ordenadores
dedicados a la solución de errores de programación (debug),
a sistemas de control de las versiones, de las revisiones y de
los cambios del código (por ejemplo, cvs , Concurrent Versioning
System), fórums de discusión, etc.
Es fácil imaginar como, con una base de datos utilizada
gratuitamente por millares de coders, la Va Software puede
garantizar un óptimo servicio de business to business a las
empresas relacionadas en mayor o menor medida con el open
source y a otras sin ninguna relación con éste. Un data mining15
de especial interés para negocios millonarios. Entre
los patrocinadores y los anunciantes de SourceForge.net encontramos
a Red Hat, Microsoft y muchos más.
Hay muchas formas de poner en contacto los desarrolladores
con las empresas open source. En Italia, SUN Microsystem
ofrece la posibilidad de publicar el propio currículum
sobre un mapa de Google (utilizando las Google API),
mediante el portal javaopenbusiness.it. Los mismos desarrolladores
son los que indican su propio perfil, creando así un
mapa de las competencias open source en Italia a través de las
herramientas que SUN y Google han puesto a disposición.
Google puede contar pues con la implementación prácticamente
gratuita de los propios productos por parte de centenares
de usuarios; a todo esto se añade la inversión interesada
en competiciones como Summer of Code, festivales dedicados
a la promoción y desarrollo de los propios servicios y, por
último, aunque no menos importante, sistemas de reclutamiento
excepcionalmente dinámicos. Entre éstos, también
se
sitúa el vídeo-reclutamiento, directamente en las páginas de
vídeo.google.com, con entrevistas a empleados entusiastas y a
Sergey Brin en persona, todos de acuerdo en ilustrar los privilegios
de trabajar en Mountain View16.
15 «El data mining (minería de datos), es el conjunto de técnicas y tecnologías
que permiten explorar grandes bases de datos, de manera automática
o semiautomática, con el objetivo de encontrar patrones repetitivos,
tendencias o reglas que expliquen el comportamiento de los datos en un
determinado contexto». Fuente: http://www.sinnexus.com/business_intelligence/
datamining.aspx). [N. del E.]
16 El vídeo está disponible en la dirección http://www.youtube.com/
watch?v=w887NIa_V9w&feature=channel.
El lado oscuro de Google | Ippolita
96 97
Google open source
Ambientes híbridos entre universidad y empresa
Puestas estas premisas, el acercamiento de Google al open
source parece bastante estratégico e interesado, por mucho
que se haya originado gracias a un sentir común respecto
a las dinámicas cooperativas típicas de las comunidades de
desarrollo free software, surgidas en el humus académico.
La estrategia de acumulación evidenciada con anterioridad
también avanza en este ámbito: de hecho Google se comporta
como una especie de agujero negro que usa códigos
abiertos, o incluso favorece la redacción de esos códigos y
los atrae, para luego introducirlos en su propio circuito. Por
ejemplo, ninguna de las modificaciones que los programadores
de Google han aportado a las herramientas abiertas
usadas se ha hecho pública jamás. Es de destacar su Google
Web Server (GWS), una versión modificada de una versión
de Apache y el servidor web open source más difundido en
la Red. Esto significa, sin duda, explotar las potencialidades
y las realizaciones del método de desarrollo abierto, sin
compartir, sin embargo, las propias implementaciones y mejoras.
Un factor de importancia primaria a propósito de las relaciones
con el mundo open source es que Google nace en
Stanford, una universidad conocida por su capacidad de generar
start-up agresivas y competitivas basándose en investigaciones
de perfil elevado. Por mucho que Stanford fuera, y
siga siendo, un ambiente favorable al desarrollo de proyectos
open source, su unión de doble filo con el capital de riesgo
hace que sea difícil, más bien imposible, seguir adelante en la
vía de la excelencia académica una vez se salga del campus.
Será necesario un breve esbozo sobre la investigación académica
americana para comprender los orígenes de Google,
entre el open source y la investigación orientada al provecho.
A nivel más general hay que subrayar el carácter centralizador
de la universidad estadounidense a propósito de la creación
intelectual: todos los proyectos desarrollados en campo
académico tienden a ser copyright de la universidad que ha
hospedado el equipo de investigación. Stanford no es una excepción;
por otra parte, en los EE.UU. las instituciones académicas
están relacionadas históricamente con el mundo de
los negocios y, a menudo, son auténticas empresas. Las patentes
universitarias sobre las invenciones de los investigadores
generan royalties muy sustanciales; confieren, además, prestigio
a los centros de investigación y a los estudiantes/investigadores/
empresarios.
Las universidades son ambientes híbridos, entre lo público
y lo privado. En los EE.UU. hasta 2002, cuando menos en
teoría, los lugares de investigación públicos no podían patentar
sus invenciones; lo mismo vale para los laboratorios privados
pero financiados con fondos públicos (por lo tanto, a
menudo también las universidades). El pago de aranceles
obstaculiza la libre circulación de los saberes en la investigación
científica, la posibilidad de reproducir, comprobar o falsificar
los resultados experimentales. Y esto era así por el
Experimental Use Defense, «protección del uso experimental
», una norma que autorizaba el uso gratuito de tecnologías
patentadas en el ámbito de la investigación, introducida en
1813, y abolida en 2002 con una sentencia a favor del investigador
John Madey. Madey demandó a la Duke University,
para la que trabajaba, porque usaba una maquinaria patentada
por él para investigaciones láser sobre electrones libres.
La Corte consideró que el Experimental Use Defense había
surgido para proteger al científico dedicado a la investigación
libre y desinteresada, pero evidentemente en las universidades
esta actividad ya no es tan inocente e, incluso en el caso
en el que no sea directamente comercial, puede ser considerado
como un «negocio lícito» (legitimate business), ya que
conlleva financiaciones y precisa de fuerza de trabajo y de
personal en formación (los estudiantes). Cae así toda distinción
entre la investigación privada y la pública17.
17 Noticias comentadas por Laser en http://www.e-laser.org/htm/new.
El lado oscuro de Google | Ippolita
98
Naturalmente, todos los proyectos nacidos en Stanford
son patentados por parte de la universidad, y esta mezcla
entre incentivo a los proyectos open source, por un lado, y
patentabilidad salvaje, por el otro, no beneficia al ideal, ni
mucho menos a la práctica de la «investigación» en sí, tan
ostentada
como motivo de orgullo y de fuerza de Google
La cuestión de la patente se hace aún más interesante si
recordamos que el éxito de Google se basa en un algoritmo
ideado por Larry Page, en colaboración con Sergey Brin,
cuando aún eran investigadores en la Facultad de Ciencias
Informáticas en Stanford. El algoritmo que ha revolucionado
la indexación de la Red es por lo tanto propiedad de Stanford,
sometido a patente regular. Vamos a descubrir al detalle
cómo funciona este prodigio, cómo consigue ofrecer resultados
en tiempos más rápidos que cualquier otro de la
competencia, pudiendo dar casi de verdad a cada usuario «lo
que desea».
asp?
idNews=223 y http://www.e-laser.org/htm/new.asp?idNews=151;
y en el libro del Gruppo Laser, ob. cit., http://infofreeflow.noblogs.org/
post/2008/02/10/il-sapere-liberato/; fuentes directas sobre el caso
Madey: http://www.law.nyu.edu/journals/lawreview/issues/vol792004/
number4/index.htm#top.
Algoritmos,
¡ q u é p a s i ó n !
4
101
El crecimiento vertiginoso de Google no ha mermado su
fama de motor rápido y eficiente, fiable y completo: todos hemos
oído decir que «¡si no está en Google, no existe!» y que
«Google es más veloz». En la base de este éxito, además de
los elementos que hemos ido analizando hasta ahora, está el
algoritmo de PageRank(TM), citado al comienzo de este texto,
que guía el spider de Google en el descubrimiento de las
redes. Veamos en detalle de qué se trata y como funciona.
Algoritmos y vida real
Un algoritmo1 es un método resolutivo aplicado a un problema,
un procedimiento compuesto por pasos simples a ejecutar
en secuencia para obtener un determinado resultado. A
un algoritmo que favorece la solución de un problema se le
1 «Algoritmo: conjunto de reglas o directivas aptas para ofrecer una respuesta
específica a uno o más datos de input». Para una primera introducción,
http://es.wikipedia.org/wiki/Algoritmo. El término algoritmo
deriva del nombre de «al-Khwarizmi», importante matemático árabe
del siglo IX. Muhammad ibn Musa al-Khwarizmi introdujo el uso de los
números árabes en la matemática: su obra (Libro) de al-Khwarizmi sobre
los números indios fue traducida en latín como Algorismi de numero
Indorum. Sobre la base de este texto toda Europa aprendió a utilizar el
a
El lado oscuro de Google | Ippolita
102 103
Algoritmos, ¡qué pasión!
denomina «correcto», y si la solución se obtiene en un tiempo
breve se le llama «eficaz». Existen muchos tipos distintos de
algoritmos, empleados en campos muy diferentes de las ciencias;
pero no se trata de procedimientos abstractos propios
de una exigua minoría de estudiosos, sino de prácticas que
influencian nuestras vidas cotidianas mucho más de lo que
nos parece a primera vista.
Por ejemplo, las técnicas para grabar un programa televisivo
utilizan algoritmos, y también los métodos para ordenar
una baraja de naipes o para planificar las paradas de un viaje
particularmente largo. En un tiempo relativamente previsible,
realizando una serie de pasos sencillos y repetibles de
manera idéntica, elegimos más o menos implícitamente los
algoritmos adecuados a la solución que estamos buscando.
«Sencillo» significa sobre todo unívoco, evidente para quien
aplicará el algoritmo. En este sentido, una receta es un algoritmo:
«Ponga a hervir tres litros de agua en una olla, añada
sal y eche quinientos gramos de arroz, cuélelo pasados doce
minutos, añada especias a voluntad», es una descripción de
pasos sencillos y unívocos, si el destinatario de la receta está
en condiciones de discernir pasos como «poner sal» o «añadir
especias a voluntad».
Los algoritmos no son necesariamente métodos para hallar
una solución en el menor tiempo posible. De hecho, hay
algunos que se ocupan de obtener soluciones aceptables sin
preocuparse del factor tiempo; otros permiten conseguir un
resultado en el menor número de pasos, o su prioridad es el
ahorro de recursos2.
sistema de numeración decimal posicional hoy todavía en vigor; la numeración
romana fue progresivamente abandonada. Los procedimientos
que permitían efectuar cálculos en numeración decimal fueron denominados
«algorismi» o «algoritmi», y más tarde el mismo término fue aplicado
en general a los procedimientos de cálculo necesarios para obtener
un determinado resultado.
2 El mejor método para llegar a París puede ser salir con un vuelo directo
desde el aeropuerto más cercano a nuestra ciudad, o coger el primer vuelo
de salida del mismo aeropuerto, bajar a la estación de llegada, volver
Nos importa subrayar aquí, más allá de cualquiera profundización
especializada, la naturaleza práctica, aplicativa
de los algoritmos; nos afectan a todos pues son prácticas
concretas para alcanzar un determinado objetivo. En el
campo informático se utilizan para solucionar problemas recurrentes
en la programación del software, en los proyectos
de redes y en la construcción de aparatos de hardware. A lo
largo de los últimos años, sobre todo por la creciente importancia
de los modelos reticulares de análisis e interpretación
de la realidad, muchos investigadores han enfocado sus estudios
hacia las metodologías de construcción y de recorrido
de las redes y de los datos que constituyen su materia viva.
La economía de la búsqueda de la que habla John Battelle3
se cumple gracias al perfeccionamiento de algoritmos para
la búsqueda de informaciones, estudiados para aumentar la
posibilidad
de encontrar y compartir datos de forma cada
vez más eficiente, veloz, fiable y segura. El caso más conocido
por el gran público es el fenómeno del peer-to-peer: en
lugar de crear enormes bancos de datos a los que acceder
para encontrar vídeos, audios, textos, software y todo tipo
de informaciones, se desarrollan continuamente algoritmos
cada vez más optimizados para facilitar la creación de redes
altamente descentralizadas, en las que cada usuario puede
ponerse en contacto directamente con otros usuarios y llevar
a cabo provechosos intercambios4.
a coger el primer avión, bajar y nuevamente volver a partir, continuando
hasta llegar a París. Es bastante cierto que los dos métodos nos permitirán
llegar a la destinación: con el primer método llegaremos a la meta en
el menor tiempo posible y probablemente con el mayor ahorro de dinero;
el segundo, en cambio, nos permitirá apreciar los principales aeropuertos
de las capitales europeas en las diversas épocas del año. Algoritmos
diferentes describen las distintas posibilidades.
3 Véase el capitulo II.
4 Generalmente, por peer-to-peer (o P2P) se entiende una red de ordenadores
o cualquier red que no posea clients o servers fijos, sino un número
de nodos equivalentes (peer significa «pares») que hacen funciones bien
sea de client bien sea de server hacia otros nodos de la red. Este modelo de
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Algoritmos, ¡qué pasión!
La estrategia de la objetividad
El crecimiento exponencial de la calidad y cantidad de ancho
de banda de nuestros ordenadores, junto con la constante
disminución de los costes, nos ha permitido navegar en Internet
mejor, durante más tiempo y más rápidamente. Hace
nada más veinte años los módems con pocos baudes (número
de símbolos transmitidos por segundo) eran un lujo para pocos,
mientras que ahora también en Italia la fibra óptica, por
la que viajan millones de bytes por segundo, es una tecnología
accesible.
Hace diez años hacían falta notables conocimientos informáticos
para crear contenidos aptos para las redes digitales;
ahora, en cambio, la mayor facilidad de publicación de contenidos
en la Web, la omnipresencia del correo electrónico, las
mejoras de los sistemas de escritura colectiva online, como
los blogs, wikis, portales, mailing lists; y la bajada, al mismo
tiempo, de los costes de grabación y mantenimiento de los
dominios y de los espacios de Internet favorecen la transformación
progresiva de los usuarios desde simples usuarios de
informaciones, puestas a disposición por especialistas de las
tecnologías de la información, a creadores de informaciones.
La mejora de la conectividad se incrementa por tanto a la
par que el crecimiento exponencial de los datos volcados en
la Red y, como ya hemos anotado, implica la urgente necesidad
de cada vez mejores herramientas de búsqueda. No es de
extrañar que la urgencia de servicios de búsqueda atraiga el
interés de sociólogos, informáticos, economistas, diseñadores
y estudiosos de la comunicación en general. Por otro lado,
red es la antítesis de la arquitectura client-server, donde existe una relación
jerárquica entre el proveedor del servicio (server) y el receptor (client). Por
medio de esta configuración distribuida, cualquier nodo está en condición
de poner en marcha y completar una transacción. Los nodos equivalentes
pueden diferir de la configuración local, en velocidad de elaboración, en
amplitud de banda y cantidad de datos memorizados. El ejemplo clásico de
P2P es la red para la puesta en común de files (fuente: http://www.inventati.
org/inventa/doku.php?id=glossario_no-copyright_ecc.).
el diluvio informacional de las redes globales no es una simple
«puesta en red» de las sociedades tal y como las conocemos,
sino un fenómeno extremadamente complejo, que exige
interpretaciones no simplistas. Creemos, por tanto, que dicho
compromiso teórico y práctico no se puede delegar a los especialistas,
sino que debe ser el resultado de una elaboración
colectiva.
De hecho, si por un lado la construcción de redes autogestionadas
puede ser una oportunidad para ampliar y poner en
contacto entre sí zonas autónomas, por el otro el control social
encuentra en las tecnologías de la información un formidable
instrumento de represión.
La realización de este segundo escenario, del que el caso
Echelon5 es tan solo la manifestación más clamorosa, parece
ciertamente cada vez más probable, a la luz del constante aumento
del número de individuos que producen informaciones,
y entra en abierta contradicción con la disminución continua
de los proveedores de herramientas de búsqueda. El acceso a
las informaciones producidas por un número cada vez mayor
de individuos está dirigido por un puñado de monopolistas
que reducen una delicada cuestión social y política a una competición
de marketing sin ahorro de golpes, en la que la adopción
de un mejor algoritmo resulta ser la clave de la victoria.
Un algoritmo de búsqueda es un instrumento técnico que
activa un mecanismo de marketing extremadamente sutil: el
usuario se fía de que los resultados no sean filtrados y correspondan
a las preferencias de navegación que genera la comunidad
de usuarios. En síntesis, se difunde un mecanismo de
confianza en la objetividad de la técnica (específicamente, el
5 Echelon es el nombre de un sistema de control y espionaje electrónico
global puesto en marcha por el Gobierno de los Estados Unidos. Su justificación
oficial es hoy la lucha en contra del terrorismo: comunicaciones
telefónicas, mails y toda comunicación digital se intercepta y analiza
con fines políticos y económicos. Para un análisis en profundidad véase:
Duncan Campbell, Il mondo sotto sorveglianza-Echelon e lo spionaggio
elettronico globale, Eléuthera, Milán, 2003, http://home.hiwaay.
net~pspoole/echres.html recoge muchísimos recursos disponibles.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Algoritmos, ¡qué pasión!
procedimiento algorítmico que genera el resultado de la interrogación),
que se considera «buena» en tanto que no influenciada
por las idiosincrasias y preferencias de individuos
humanos. Las máquinas «buenas», hijas de una ciencia «objetiva
» y de una investigación «desinteresada», no manipularán
los resultados, no nos contarán mentiras porque no pueden
mentir y, de todas formas, no tendrían ningún interés en
hacerlo. Bien distinta es la realidad, y esta creencia se revela
una hipótesis demagógica, detrás de la cual las máquinas del
marketing y del control acumulan fabulosas ganancias.
El caso de Google es el ejemplo meridiano de esta «estrategia
de la objetividad» asociada a la técnica: el motor de búsqueda
«bueno por definición» explota y graba por entero y de
forma continua los comportamientos de los usuarios que utilizan
sus servicios, con el fin de identificar sus costumbres e
insertar en sus actividades (navegación, correo, gestión de files,
etc.) anuncios personalizados, contextuales, ligeros, omnipresentes
y, posiblemente, en condición de generar feedback,
de modo que los usuarios ofrezcan informaciones útiles
para los vendedores y hasta lleguen a mejorar por sí mismos
«las sugerencias publicitarias», expresando sus preferencias.
La continua petición de la opinión de los usuarios, además de
halagar a las personas que se sienten participes de una extensa
«democracia electrónica», es de hecho la forma más simple
y eficaz para conseguir preciosas informaciones comerciales
acerca de los gustos de los consumidores. Son las preferencias
(y la inconsciencia) de los usuarios las que hacen triunfar un
motor de búsqueda sobre los demás, pues un sitio muy visitado
puede modificar sus contenidos sobre la base de «sugerencias
» comerciales y, consecuentemente, activar hábiles movimientos
económicos.
Desde un punto de vista exquisitamente informático, a los
motores de búsqueda les pertenece la gestión de cuatro elementos:
la búsqueda de datos en la Red (spider), la memorización
de las informaciones en archivos (bases de datos), un
algoritmo válido para ordenar los datos según las búsquedas
realizadas (interrogación) y, por ultimo, el desarrollo de una
interfaz capaz de satisfacer al usuario; cada uno de los tres
primeros aspectos está cuidado por un tipo específico de algoritmo:
búsqueda, memorización/archivación, interrogación.
La potencia de Google, como la de Yahoo! y otros gigantes
de la búsqueda en la Red, se basa por tanto en:
1. un spider, o sea, un software para extraer contenidos de
las redes;
2. hard-disks de enorme capacidad para memorizar los
datos en soportes fiables para evitar toda pérdida accidental;
3. un sistema rápido para encontrar (y ordenar) los resultados
de una interrogación sobre la base del valor del ranking
de las páginas;
4. una interfaz usuario vía web (y no solo: Google Desktop
y Google Earth, por ejemplo, son programas que hay que
instalar en la máquina del usuario) para responder a las peticiones
acerca de estas informaciones.
Spiders, bases de datos y búsquedas
El spider es una aplicación que, en la mayoría de los casos,
se desarrolla en los laboratorios de investigación de los propios
motores de búsqueda. Su finalidad es navegar saltando
de un link a otro en las páginas web recogiendo informaciones:
formatos de documentos, palabras clave, autores de las
páginas, links ulteriores, etc. Al final de sus exploraciones
el software-spider lo entrega todo a la base de datos que archivará
las informaciones. Además, el spider debe ocuparse
de captar las variaciones de cada sitio y entonces programar
visitas sucesivas para almacenar nuevos datos. Concretamente,
el spider de Google gestiona dos tipologías de chequeo
de los sitios: una mensual en profundidad, deep-crawl, y una
diaria de puesta al día, fresh-crawl. De esta forma, el spider
actualiza la base de datos de Google, recogiendo los cambios
en las redes. Después de una exploración exhaustiva, Google
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Algoritmos, ¡qué pasión!
necesita algunos días para actualizar las diferentes indexaciones
y difundir los nuevos resultados en todos los datacenters.
Este lapso de tiempo es conocido como Google dance
(danza de Google): los resultados de las búsquedas pueden
diferir sensiblemente, pues se refieren a índices diferentes. A
partir de 2003 Google modificó sus metodologías de catalogación
y actualización, limitando drásticamente los efectos
de la «danza» y diluyéndolos en el tiempo: de hecho, ahora
los resultados de las búsquedas varían de manera dinámica y
continua sin ningún desbarajuste periódico. En realidad, los
resultados de las búsquedas difieren también sobre la base de
las anteriores navegaciones de los usuarios, que se archivan
y utilizan para «mejorar», en el sentido de «simplificar», la
recogida de las informaciones6.
La secuencia de elecciones que la aplicación lleva a cabo
para indexar un sitio es la verdadera potencia del algoritmo
de Google. Mientras que el algoritmo de base de PageRank(
TM) está depositado bajo patente de Stanford y es, por
tanto, público, estos ulteriores pasos algorítmicos no son publicados
ni por Google ni por ninguno de los motores de
búsqueda actualmente en uso; ni tampoco son públicos los
procesos de recuperación de la base de datos.
En el ámbito informático, una base de datos (database)
es, esencialmente, un archivo digital; en su forma más sencilla
—y actualmente más difusa— se puede representar bajo
la forma de una o más tablas en relación entre sí que presentan
valores de entrada y de salida: se habla entonces de database
relacional. Como todo archivo, una base de datos está
organizada según reglas precisas de almacenaje, extracción y
mejora continua de los propios datos (recuperación de datos
corruptos, corrección de entradas duplicadas, constante reingenierización
de los procesos de captación de los datos, etc.).
Los informáticos estudian desde hace decenas de años las
metodologías de búsqueda, introducción y mejora de los da-
6 Véase capítulo V.
tos en la database, experimentando lenguajes de programación
y diferentes acercamientos (jerárquico, reticular, relacional,
objetual, etc.). La fase del proyecto de una base de
datos es un componente crucial del proceso de desarrollo de
un sistema informativo complejo como el de Google, pues de
ella depende en esencia su funcionalidad. Para conseguir una
rápida extracción de los datos y, en general, una gestión eficiente
es fundamental la correcta individuación de las finalidades
de la database y —en el caso de las bases de datos relacionales—
de las tablas, a definir a través de sus campos y de
las relaciones que las unen. Naturalmente es necesario adoptar
inevitables aproximaciones en los pasos entre las lenguas
naturales, analógicas, y los datos introducidos, digitales. El
aspecto negativo es el secretismo de estas metodologías:
como sucede en todos los proyectos propietarios de desarrollo,
a diferencia de aquellos libres, es harto difícil saber qué
instrumentos y qué algoritmos han sido utilizados.
A través de los textos redactados por los centros de investigación
y por las universidades se pueden encontrar las escasas
informaciones hechas públicas por los proyectos propietarios.
En estos textos se encuentran informaciones útiles
para comprender la estructura de los ordenadores y la gestión
de los datos por parte de los motores de búsqueda. Para
hacernos una idea de la potencia de cálculo actualmente disponible,
se describen ordenadores capaces de convertir direcciones
de Internet en secuencias unívocas de bytes útiles
como índices para las bases de datos en 0,5 microsegundos, y
capaces de ejecutar 9.000 spiders simultáneamente; concretando,
se trata de sistemas capaces de analizar y almacenar
cerca de 50 millones de nuevas páginas al día7.
El último elemento algorítmico escondido detrás de la
«sencilla» fachada de Google es el dispositivo de búsqueda, o
sea, ese sistema que, dada una interrogación, es capaz de en-
7 Véase por ejemplo la documentación publicada por el IBM Almaden Research
Center: http://www.almaden.ibm.com/webfountain/publications/.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Algoritmos, ¡qué pasión!
contrar los resultados más adecuados, ordenarlos por importancia
y ranking, y enviarlos a la interfaz.
Algunas universidades y laboratorios han decidido publicar
sus investigaciones en tal sentido, particularmente las soluciones
halladas y los diferentes métodos utilizados para
optimizar la velocidad de acceso a las informaciones, la complejidad
de la ordenación y la selección de los parámetros de
inputs más interesantes.
Los motores de búsqueda, de hecho, deben ser capaces de
ofrecer resultados óptimos casi instantáneamente, ofreciendo
al mismo tiempo un abanico de posibilidades de elección
lo más amplio posible. Google representa sin duda el estado
del arte de los motores de búsqueda: tales extraordinarios
resultados solo se pueden obtener gracias a la implementación
de filtros oportunos, como veremos en profundidad en el
próximo capítulo.
Por ahora es importante saber que el mejor éxito está asegurado
por el correcto equilibrio entre potencia de cálculo y
calidad del algoritmo de búsqueda. Buscar una información
entre los terabytes (1 TB = 1.000 gigabytes) o petabyte (1 PT
= 1000 TB = 1 millón de gigabytes) necesita del empleo de
extraordinarios soportes de almacenamiento y formidables
sistemas de indexación, con la tarea de identificar tanto en
qué punto del enorme archivo se encuentra la información
como calcular el tiempo necesario para extraerla.
La Red rebosa de leyendas no siempre verificadas ni verificables
a propósito de la capacidad computacional de Google,
también porque la empresa revela pocos detalles de su
infraestructura tecnológica. Algunas fuentes hablan de cientos
de miles de ordenadores conectados entre sí en miles de
gigantescos clusters que implementan las apropiadas distribuciones
GNU/Linux; otras. de superordenadores, dispositivos
cuya estética recuerda escenarios de ciencia-ficción: silos
enormes superrefrigerados en los que uno o más brazos mecánicos
mueven a la máxima velocidad miles de discos duros.
Ambas soluciones son plausibles, además de otras, sin estar
necesariamente en contradicción. Lo cierto es que la extrema
escalabilidad de las máquinas de Google permite prestaciones
excepcionales, puesto que el sistema está «abierto» a continuas
mejoras.
De la brand-identity a la interfaz participativa
La búsqueda, almacenamiento y recuperación de datos son
procedimientos extremadamente complejos y que necesitan,
para ser comprendidos, de un conocimiento en profundidad
que sobrepasa los objetivos e intenciones de este texto. Más
adelante veremos algunos detalles de su funcionamiento.
Una atención especial hay que dedicarla a la interfaz, pues
mientras que las actuaciones del algoritmo y la arquitectura
de la base de datos son elementos estructurales del motor de
búsqueda que permanecen visibles al usuario, la interfaz está
proyectada y gestionada como imagen del propio Google.
Por interfaz entendemos ante todo el blank box8, ese espacio
en blanco en el que se introducen las peticiones o «intenciones
de búsqueda» en el marco de la página universal
de Google, estudiada para resultar acogedora, cómoda y familiar.
Se trata de un perfil denominado universal, pues está desarrollado
en distintos idiomas (actualmente, más de 104, entre
idiomas y dialectos personalizables para más de 113 países)
y, en cada una de éstos, presenta un modelo de interacción
invariable que unifica los comportamientos de búsqueda en
un esquema único y homogéneo.
8 En la jerga informática, black box hace referencia a una «caja negra»
que recibe inputs, los elabora de manera no transparente para el usuario
y restituye un output. El concepto de «blank box» reproduce esta forma,
pero de manera implícita y por esto ambigua, pues, aún tratándose de un
«espacio limpio, vacío, en blanco» (blank) está cargado de significados y
funciones de búsqueda altamente diversificados.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Algoritmos, ¡qué pasión!
En la página de Google nos encontramos delante de una
interfaz lineal compuesta por elementos esenciales, cada uno
con una función bien determinada y universalmente reconocida.
Está en condición de aceptar indicaciones de búsqueda
de distinta naturaleza y complejidad, desde la introducción
de sencillas palabras clave (p. ej., «ippolita») a palabras compuestas,
que hay que poner entre comillas (p. ej., «comunidad
creativa»), hasta a búsquedas específicas: por ejemplo,
las búsquedas pueden ser limitadas a un sitio particular o a
un idioma concreto, a páginas procedentes solo de un determinado
dominio o a documentos de un cierto formato, y aún
más, según el nivel de precisión que se desea obtener. O sea,
se trata de un logrado ejemplo de interfaz que alcanza el no
fácil objetivo de asociar un significado positivo al espacio en
blanco de la página. La interfaz se presenta sin inútiles decoraciones,
casi vacía, o mejor rellenada por un único elemento
«vacío»: el blank box, que da tranquilidad al usuario y tiende
a inducir comportamientos activos, en lugar de provocar despiste
debido a la ausencia de puntos de referencia o, al revés,
por la presencia de inputs visuales excesivos. Se evita así la
confusión generada por paginas demasiado llenas, que parecen
padecer una especie de horror vacui, una ansiedad comunicativa
que, en el intento de atraer al usuario con miles
de banners, efectos gráficos y juegos, muchas veces consigue
el efecto contrario.
No existe una navegación verdadera en la página de Google:
las distintas partes de la página tienen un significado funcional,
sirven para acceder a los servicios, no para conducir al
usuario en un recorrido; su utilización pone en marcha comportamientos
que muy rápidamente devienen parte de una
rutina de búsqueda, tanto que parecen instintivos al poco
tiempo. La interfaz del motor de búsqueda está estudiada de
manera que la utilización, la dinámica de funcionamiento y
las expectativas del usuario, un usuario genérico, se repitan;
de hecho, también después de haber almacenado y digerido
las «personalizaciones» del propio usuario, las prácticas de
búsqueda permanecen esencialmente idénticas, hasta el punto
de que podemos hablar de un instrumento «universal».
La disposición de textos e imágenes es lineal y aprovecha
elementos gráficos recurrentes, por ejemplo, el empleo de colores
elementales; las imágenes utilizadas son cualitativamente
homogéneas. El estilo de construcción de la interfaz es
sobrio, casi desnudo y, en contraste con el diseño de moda de
las brand-identities (y de las corporate-identities)9, orientado
a la búsqueda de una especificidad estética, hace referencia a
cualidades perceptivas elementales pero muy eficaces en su
sencillez.
De esta inmediata identificación visual procede una facilidad
de uso netamente superior respecto a los motores de
búsqueda de la competencia. El nivel de ergonomía alcanzado
es sorprendente: Google no necesita presentarse como
un concentrado de servicios a través de su interfaz; en otras
palabras, su arquitectura visual es aquella típica de los portales
multiservicio. Las interfaces de los distintos servicios
son autónomas y sustancialmente independientes, todas caracterizadas
por la presencia de la blank box y no linkadas
entre ellas de forma directa. Por ejemplo, se necesitan muchos
pasos no intuitivos para alcanzar el servicio de code.
google.com, pensado para técnicos de variado nivel, partiendo
del servicio base de búsqueda de imágenes (images.
google.com), dirigido a un público más genérico: es necesario
bucear «en profundidad» en el sitio google.com y saber
qué buscar. A pesar de esta fragmentación, todos estamos
en condiciones de reconocer la red de servicios ofrecida por
Google; además, los usuarios pueden utilizar de manera
9 La ideación de una nueva imagen para un producto o un servicio se
conoce como brand identity; cuando se refiere a una sociedad especifica
se habla de corporate identity. Hoy en día el concepto de brand ha
superado ampliamente la idea de «sello de distinción», llegando a configurarse
como una «marca» que necesita expansión psíquica, territorial,
comercial. Para una primera introducción, véase http://es.wikipedia.org/
wiki/Marca.
El lado oscuro de Google | Ippolita
114 115
Algoritmos, ¡qué pasión!
combinada e integrada los recursos informativos puestos a
su disposición, ya se trate de aquellos que se limitan a la
simple utilización del navegador, de los Google-adictos o de
los Google-totally-adicted10 que se vuelcan entusiasmados
en cada nuevo servicio.
Esta desterritorialización de los servicios genera un peculiar
mecanismo relacional: los usuarios no conocen las nuevas
secciones directamente desde Google, sino desde la red
informal de los usuarios, desde otros sitios en los cuales los
visitantes exponen sus gustos y discuten sus costumbres. El
mismo usuario localiza automáticamente la amplia gama de
servicios ofrecidos por Google en el momento en que se interesa
por un nuevo servicio. Por otro lado, es fácil enfocar las
tipologías de usuarios a los que se dirige un servicio y evaluar
el nivel de preparación técnica requerido o el nivel de afinidad
con otros usuarios. El mecanismo del boca a boca se
vuelve algo parecido a un «PageRank(TM) relacional».
En una primera aproximación, existen una dimensión relacional
local, en la que el boca a boca se produce entre amigos
y conocidos, y una dimensión relacional tipológica, en la
cual un cierto tipo de usuarios, identificables en base a parámetros
estadísticos (edad, sexo, empleo, etc.), utiliza un determinado
servicio y pone en marcha la economía relacional.
Los diez problemas relativos a la usabilidad de los sitios
web, discutidos por Jacob Nielsen11, uno de los más conoci-
10 La Google-manía se extiende y genera nuevos lenguajes; para una panorámica
véase: http://en.wikipedia.org/wiki/Google_(search engine);
una lista de servicios y herramientas relacionados con Google: http://
en.wikipedia.org/wiki/List_of_Google_services_and_tools.
11 Jacob Nielsen, cincuentón informático danés, es una de las mayores
autoridades en el campo de la usabilidad de la Web. Nielsen es conocido,
entre otras cosas, por sus críticas al exceso de gráficas y animaciones (por
ejemplo, flashs) que padecen muchos sitios populares y que van en detrimento
de la usabilidad, práctica dañina sobre todo para los discapacitados.
Su último libro publicado es Jacob Nielsen y Marie Thaie, Homepage
Usability, Apogeo, Milán, 2002. Los diez problemas de la usabilidad:
http://www.shinynews.it/usability/1005-errori.shtml.
dos estudiosos de interfaces-usuario, parecen no afectar lo
más mínimo el sitio de Google que, aun estando escrito en
lenguaje HTML totalmente fuera de estándar12, consigue
asegurar la total visibilidad en todos los navegadores, ya sean
gráficos o textuales.
La limpieza gráfica de las páginas es resaltada por una
optima gestión visual de los aspectos comerciales. Ningún
link publicitario en la homepage o en las páginas de documentación
e información: la publicidad en Google se encuentra
solo entre los resultados de las búsquedas, separada
adrede de los resultados propuestos, pero no ajena a los argumentos
buscados. Por tanto, se puede decir que Google es
capaz de expresar, al menos en la disposición escénica de sus
interfaces, el correcto compromiso entre respeto a los usuarios
y necesidad de retorno económico. La publicidad, fuente
principal de ingresos de Google, se programa y realiza
para que no sea nunca invasiva y para no distraer a los usuarios
de su utilización de los servicios.
Los links publicitarios están patrocinados de forma dinámica
para seguir el recorrido de un usuario dentro del motor
de búsqueda y, por tanto, en segunda instancia, en los sitios
de Internet.
Los links comerciales no son estáticos, se modifican y
acompañan las búsquedas de los usuarios; esto es posible
también gracias a los feed RSS (acrónimo de RDF Site Summary,
o de Really Simple Syndication), uno de los formatos
más utilizados para la distribución de contenidos web y, en
virtud de las diferentes fuentes informativas digitales (diarios,
revistas, agencias de prensa, etc.), capaz de modificar
dinámicamente la homepage de Google. De hecho Google
12 HTML (acrónimo para Hyper Text Mark-up Language) es un lenguaje
utilizado para describir los documentos hipertextuales disponibles en
la Web. No es un lenguaje de programación, sino un lenguaje de markup,
o sea, que describe el contenido textual y no textual de una página
web. Véase: http://es.wikipedia.org/wiki/HTML, y sobre todo el sitio de
la W3 acerca del estándar HTML: http://www.w3.org/MarkUp/.
El lado oscuro de Google | Ippolita
116 117
Algoritmos, ¡qué pasión!
pone su homepage a disposición de los usuarios registrados,
haciéndola totalmente configurable gracias a la incorporación
de feed RSS: es así posible configurar las previsiones
del tiempo automáticas para las ciudades que se desea monitorear,
o recorrer el archivo histórico de las búsquedas realizadas.
Se pueden organizar los marcadores y los últimos
mensajes de correo recibidos, y también tener controlados
los archivos del propio ordenador sin solución de continuidad
respecto a los contenidos web, gracias a la aplicación de
Google Desktop.
El mecanismo de promoción publicitaria, los servicios y
los sofisticados mecanismos de perfilación del usuario parecen
constituir un todo a nivel estético y de contenidos; por
otra parte, los links patrocinados no serían en este sentido
nada más que simples sugerencias, gráficamente compatibles
y conceptualmente alineados con la operación de búsqueda
que se está llevando a cabo. La economía de Google está altamente
integrada con la interfaz, hasta el punto de poder ser
excluida a nivel visual por quien no esté interesado y, por el
contrario, ser aprovechada por quien encuentra interesantes
los links y recorridos comerciales propuestos.
También Yahoo!13 y muchos otros motores de búsqueda y
portales ponen a disposición herramientas parecidas para la
personalización de la propia homepage; pero la cantidad y
calidad de las ofertas de Google, de momento, es insuperable.
Se trata de configuraciones bastante sencillas que, sin
embargo, requieren una cierta familiaridad con las interfaces
web y un poco de tiempo para ser realizadas. En el ámbito de
la Web el umbral de atención es notoriamente muy bajo, las
páginas se visualizan y abandonan en tiempos muy rápidos,
del orden de pocos segundos; por tanto, un usuario que invierte
muchos minutos, o decenas de minutos, lleva a cabo
unas elecciones que revelan mucho de él y de sus costumbres
como consumidor. Estas informaciones, cuidadosamente al-
13 Véase por ejemplo MyYahoo!: my.yahoo.com.
macenadas por la compañía de turno (Google o Yahoo!,
quien sea), constituyen la verdadera riqueza producida por el
propio usuario, y son fundamentales para proponer bienes y
servicios específicos por parte de las empresas anunciantes.
La personalización de las páginas hace que un sitio sea
más acogedor; el propio sitio se configura como una herramienta
personal en la que el usuario invierte tiempo, eligiendo
colores, aspecto, contenidos. Un visitante habitual capaz
de configurar su página de inicio es cooptado y se le hace
partícipe de la construcción de la interfaz web. Concederle al
usuario el poder y el control sobre algunas páginas significa
promocionarlo desde simple diana de campañas publicitarias
a consumidor «inteligente», y desde luego ésta es la mejor y
más sutil manera de crear fidelidad, promoviendo la interacción.
Se perfilan ambientes dotados de interfaces participativas
y no exclusivas para recibir publicidad cada vez más personalizada
a fin de entrar todos juntos en el dorado mundo de
Google.
PageRank(TM) o la autoridad
absoluta de un mundo cerrado
El algoritmo que permite a Google asignar un valor a las páginas
indexadas por el spider se conoce como PageRank(TM).
Ya sabemos que el funcionamiento de PageRank(TM) está
basado en la popularidad de una página web, calculada sobre
la base del número de sitios que hospedan al menos un link
que enlaza con ella. A paridad de número de links, dos páginas
web tendrán PageRank(TM) diferentes según la importancia
de quien las haya linkado: con este mecanismo se evalúa
el aspecto «cualitativo» de los sitios.
Tomemos un ejemplo concreto: frecuentemente, al controlar
las estadísticas de acceso referidas a un sitio, se encuentran
gran cantidad de contactos procedentes de sitios
pornográficos. Esto sucede porque Google atribuye un ranEl
lado oscuro de Google | Ippolita
118 119
Algoritmos, ¡qué pasión!
king en función de los accesos, que a su vez vienen visualizados
en las páginas de estadísticas públicas. Existen, por tanto,
programas que aprovechan el carácter invasivo de esta
lógica de conexión y evaluación de los nodos de una red para
subir el propio rank; como ocurre con frecuencia, los primeros
experimentadores son los sitios pornográficos (así ha sido
en el caso de las galerías de imágenes o del comercio online).
En la práctica se utilizan algunos programas que se ocupan
de buscar sitios con estadísticas de acceso públicas; entonces
se produce un elevado número de peticiones, simulando
visitas procedentes de un link falso presente en otro sitio,
que en la mayoría de los caso es un sitio pornográfico. Este
mecanismo de bombardeo multiplica el número de accesos al
sitio en cuestión y, en consecuencia, las estadísticas muestran
incrementos que hacen subir sensiblemente el Google-ranking
del sitio y, en última instancia, también el del sitio pornográfico
del que han llegado los links: en fin, una ganancia
para todos, al menos en cuanto a la visibilidad.
Este tipo de operaciones no es ilegal (nadie puede vetar
hacer peticiones a un sitio Internet) y, gracias a esta práctica,
los sitios de estadística pública obtienen un ranking más elevado.
Además, dicho mecanismo nos permite ilustrar como
también la magia tecnológica del ranking de Google, considerado
objetivo y veraz, se ve asociada a los «barrios bajos»
de la Red, de poco prestigio, y a prácticas de linking más bien
equívocas.
Otras prácticas no ilegales que aprovechan la indexación
de Google se conocen como SEO (Search Engine Optimization);
se trata de un conjunto de actividades para mejorar el
posicionamiento de un sitio web en los resultados de búsqueda.
La oferta de una posición de primer orden se produce
a menudo a través de e-mails de spams procedentes de
direcciones poco creíbles, evidentemente traducidas con
programas automáticos, que prometen resultados asombrosos:
«Nosotros registramos su sitio Internet en 910 motores
de búsqueda,
registro y catálogo web. ¡Nosotros llevamos su
sitio Internet a las primeras posiciones de Google y Yahoo!
¡Inténtenlo! No hay ningún riesgo. Por tan solo 249 e (coste
único, sin suscripción) en lugar de 349 e». Por supuesto, Google
sigue reivindicando su transparencia: «nadie puede garantizar
que vuestro sitio aparezca en el primer puesto en
los resultados de Google»14.
Desde el punto de vista matemático, una consecuencia del
PageRank(TM) basado en el análisis de los links es la integridad
de la base de datos; o sea, la determinación de un espacio
circunscrito, aunque amplio, en el cual realizar las búsquedas;
en suma, en el mundo de Google existe siempre un recorrido
que lleva de una página a cualquier otra presente en la
base de datos, es decir, en las redes indexadas.
Por tanto, las búsquedas serán tendencialmente funcionales,
evitando al máximo la posibilidad de links rotos (broken
links) o de informaciones distintas de las anteriormente archivadas,
presentes en la memoria oculta (cache memory). El
problema es que de esta forma se induce a los usuarios a
creer erróneamente que Internet es un mundo cerrado, conexo,
completo, sin carreteras poco iluminadas o recorridos
preferenciales, porque parece que, dada una interrogación,
siempre se llega al resultado «correcto».
Esto se debe al hecho de que la visión googoliana de Internet
se genera por entero a partir de los recorridos que el
spider cumple rebotando de un link a otro. Si una página no
se cita en ningún otro sitio, entonces no aparecerá nunca en
ninguna interrogación realizada por un usuario, pues el spider
nunca tuvo la posibilidad de encontrarla, pesarla y evaluarla.
Pero esto no significa de ninguna de las maneras que
no existan islas de datos; al contrario.
14 Texto de un e-mail recibido en info@ippolita.net en mayo de 2005.
La posición de Google respecto a los SEO puede consultarse en este
enlace: http://www.google.com/support/webmasters/bin/answer.py?
hl=es&answer=35291. Para profundizaciones técnicas, aconsejamos
la guía estratégica del posicionamiento en Google, http://www.googlerank.
com/.
El lado oscuro de Google | Ippolita
120 121
Algoritmos, ¡qué pasión!
Un ejemplo son los sitios dinámicos, en los cuales las funcionalidades
ofrecidas están basadas en su totalidad en las
elecciones del usuario. Uno de estos sitios es trenitalia.com:
recopilando la ficha (form) el sitio es capaz de ofrecer en tiempo
real los horarios de los trenes, las coincidencias, los recorridos
más veloces para llegar a un destino. Google no es capaz
de entender las peticiones de este form y por eso no indexa
los horarios y los recorridos generados dinámicamente por
trenitalia.com. Solo la intervención humana puede superar
este escollo. La única solución propuesta por Google es la de
incorporar en su interfaz herramientas de redireccionamiento
a los sitios de compañías aéreas o ferroviarias en el momento
en que el usuario busca un recorrido, destino o llegada.
La integridad referencial propuesta por la base de datos de
Google debe ser revisada porque supone un mundo único
para todos, cerrado y limitado. Al contrario, trazar un recorrido
en una red compleja quiere decir llevar a cabo una exploración
que siempre determina resultados relativos y parciales.
El sueño de Google contenedor de todo Internet es una
idea demagógica particularmente cómoda, útil para sostener
la exhaustividad y fiabilidad de las informaciones disponibles,
o sea, todas las características que hacen de Google un «servicio
único», un dispensador de verdad. En las búsquedas de
la vida cotidiana dicha clausura absoluta es muy útil, pues
conduce rápidamente a un resultado; en realidad, nos hace
ilusión pensar que la libertad consiste en el hallazgo de una
calidad total. Sabemos, por contra, que en un sistema reticular
complejo no existen verdades absolutas, sino solo autoridades
distribuidas según el recorrido que se quiera hacer o,
simplemente, en función del tiempo que estemos dispuestos a
invertir en la búsqueda. La calidad depende totalmente de
nuestra percepción subjetiva de la aceptabilidad del resultado.
Las redes que podemos analizar, apreciar y vivir, son objetos
complejos cuyos nodos y enlaces están en constante mutación.
Como la tarea de aceptar un mapa de navegación
referido a una búsqueda depende en definitiva del usuario,
resulta esencial ejercer la capacidad crítica, ser conscientes
del carácter subjetivo de nuestro punto de vista. Para generar
el recorrido que nos interesa hace falta aceptar la hipótesis de
la existencia de una red cerrada y limitada, un mundo cerrado
con únicamente nuestras exigencias personales, reconociendo
que solo se trata de una localización subjetiva, ni absoluta
ni constante en el tiempo. Explorar una red implica la capacidad
de dividir las redes en subredes de análisis, y se corresponde
con la creación de pequeños mundos localizados y
temporales15.
En la práctica, en la navegación cotidiana los enlaces casuales
son de una importancia primordial: la creación de enlaces
nuevos e inesperados no puede ser prevista de ninguna
manera por el análisis de los elementos de la Red sugerido
por el ranking de Google. Estos enlaces funcionan como
«puertas dimensionales» y permiten la disminución y hasta la
anulación de las distancias entre dos nodos de la Red.
PageRank(TM) o la moneda de la ciencia
Además, el algoritmo de PageRank(TM), a diferencia de lo que
se piensa comúnmente, no es un invento original de Google,
sino que procede de los descubrimientos matemático-estadísticos
de Andrej Andreevic Harkov, quien en los primeros años
del siglo XX analizó fenómenos estadísticos en los sistemas
cerrados, es decir, esos sistemas en los que cada elemento es
causa o efecto de otros elementos del propio sistema16.
Sergey Brin y Larry Page seguramente partieron de esta
base teórica, pero las mejoras conseguidas no se han divulgado,
excepto la patente depositada por Stanford.
15 Para profundizar en el concepto de mundos cerrados localizados
(LCW, Localized Closed World), véase este panfleto realizado por Andrea
Marchesini: http://www.autistici.org/bakunin/doc/reti/index.xml.
16 Para una introducción acerca de las cadenas de Harkov, véase: http://
en.wikipedia.org/wiki/Markov_chain.
El lado oscuro de Google | Ippolita
122 123
Algoritmos, ¡qué pasión!
El mejor ejemplo para aclarar la morfología de este algoritmo
es el boca a boca entre amigos y conocidos. En las relaciones
interpersonales cuanto más se habla de un determinado
evento, tanto más éste adquiere importancia y al mismo
tiempo deviene parte de un patrimonio común. Si se limita la
difusión de ese evento a un entorno reducido su popularidad
será menor. Lo mismo vale para los trabajadores del espectáculo:
cuanto más consiguen que se hable de ellos, mayor será
su ranking, más se conocerán y más famosos podrán ser (por
esta razón existen emisiones autorreferenciales como «La
Isla de los Famosos»...). Esta misma lógica Google la aplica a
los datos online.
Google anuncia este método de forma muy convincente,
propagando la imagen de Internet como una gran democracia,
pues el algoritmo actúa como si los links fuesen votos
referidos a los sitios: poco importa si se linka para hablar mal
o bien, lo que importa es que se hable. La falsa verdad de esta
«democracia global» procedente de un algoritmo es evidente
para cualquiera: como si la democracia dependiera de la tecnología
y no de las prácticas de los individuos.
El origen cultural de esta práctica, como ya hemos comentado17,
deriva del sistema, extremadamente elitista, de la
revisión por pares (peer-review) por parte de los referees de
las publicaciones científicas: según este mecanismo, la contribución
individual de cada investigador se inserta en una red
de relaciones, verificaciones y evaluaciones que permite la
transmisión y el control de los resultados de la búsqueda. La
democracia global de Google se configura como una aplicación
del método científico de las publicaciones a la Red, gracias
al algoritmo de PageRank(TM), una especie de «referee
tecnológico» para evaluar de forma objetiva las informaciones
de la Web, considerando las preferencias expresadas por
el «pueblo de los navegadores» a través de los links, y proponerlas
en el orden correcto.
17 Véase el capítulo III.
El paralelismo es muy estrecho: por una parte, las publicaciones
científicas ganan peso y autoridad conforme a su
posicionamiento en el marco de su campo específico de investigación;
dicho posicionamiento se obtiene a través de las
citas, o sea, las referencias en la literatura científica. De este
modo la investigación científica se garantiza una continuidad,
pues cada artículo no nace en el vacío, sino que se pone
como el «presente» del largo recorrido de la tradición científica.
De forma parecida, el spider de Google interpreta los
links de las páginas web como «citas» que aumentan el prestigio,
es decir, el ranking de esas páginas.
El elitismo científico, base del sentimiento de respeto temeroso
que transmite la «ciencia», curiosamente se fundamenta
en la práctica de la publicación: hacer «público» no
implica «accesibilidad» o comprensibilidad»18. De hecho,
«los descubrimientos de los científicos, ya sean teóricos o experimentales,
ni son ni pueden considerarse conocimiento
científico hasta que se registren de forma permanente», como
sostenía en los años setenta el sociólogo Robert Merton19.
Quizás la afirmación sea demasiado perentoria (la ciencia
antigua no se transmitía precisamente de modo público:
piénsese en la escuela pitagórica en Grecia, en la distinción
entre escritos esotéricos y exotéricos, etc.), pero evidencia
correctamente el carácter eminentemente público del conocimiento
científico moderno. La comunicación no es por lo
18 La impresión de que la ciencia es demasiado difícil de comprender
para cualquiera que no sea un especialista se basa socialmente en todos
aquellos que, a partir de su vida cotidiana, se sienten ajenos a ella.
Los muros del trabajo técnico parecen infranqueables. La expresión de
uso común inglesa: «no es ciencia de cohetes» (it’s not rocket science),
normalmente sarcástica observación hecha a alguien que padece insólitos
problemas en el cumplimiento de tareas fáciles, solo es un ejemplo
de la manifestación de reverencia pública hacia la intensidad intelectual
de la ciencia y de su separación de las actividades comunes de todos los
días. Véase a este propósito la actividad del CAE, Critical Art Ensemble,
www.critical-art.net.
19 Robert K. Merton, Ciencia, tecnología y sociedad en la Inglaterra del
siglo XVII, Alianza Editorial, 1984.
El lado oscuro de Google | Ippolita
124 125
Algoritmos, ¡qué pasión!
tanto un subproducto de la investigación, sino parte integrante
de una forma del saber cuyos presupuestos son el carácter
acumulativo y cooperativo. La ciencia, al menos desde el siglo
XVI, por una parte, está orientada a la consecución de
resultados novedosos, que puedan representar un aumento
del patrimonio del conocimiento; y, por otra parte, asume
como punto de partida los frutos de las investigaciones precedentes.
Podemos esbozar una historia de la comunicación
científica que evoluciona junto con los media destinados a
servirle de apoyo: desde la intensa correspondencia epistolar
entre científicos hasta la impresión periódica en revistas eruditas
o también la comunicación digital. No es casual que los
primeros nodos de Internet fueran centros de investigación
académica, que necesitaban comunicar y compartir sus informaciones.
De todas formas, la mutación del soporte no ha producido
un cambio sustancial en el método de conexión típico de esta
forma comunicativa, que sigue siendo el de las citas. Descritas
como «moneda de la ciencia», las citas serían una especie
de tributo de los científicos a sus maestros e inspiradores.
Más concretamente, ponen en contacto la investigación presentada
con las ya desarrolladas por el mismo autor o por
otros. Es razonable asumir que el número de citas utilizadas
de un determinado trabajo pueda representar una indicación
de su importancia o, al menos, de su impacto en la comunidad
científica. A lo largo de los años este sistema se ha vuelto
materia de estudio específica: el análisis bibliométrico es una
disciplina que se vale de técnicas matemáticas y estadísticas
para analizar los modelos de distribución de la información
y, en particular, de las publicaciones. Actualmente, la bibliometría,
y ante todo su más conocido indicador, el impact factor20,
se utiliza comúnmente como criterio «objetivo» para
evaluar la calidad del trabajo científico llevado a cabo por un
20 Eugene Garfield, «The Impact Factor», en Current Contents, n.º
37(25), 1994, pp. 3-8; http://www.isinet.com/isi/hot/essays/journalcitationreports/
7.html.
investigador o una institución. Un gran archivo para el análisis
bibliométrico ha sido colgado online en 1993 justo en
Stanford, la cuna de Google. El proyecto SPIRES (Stanford
Public Información Retrieval System)21 nació en 1974 de la
colección de notas bibliográficas acerca de artículos de física
de las altas energías registrados por la biblioteca universitaria
de Stanford. Limitada a un restringido campo de análisis
(la física de las altas energías), SPIRES es una base de datos
completa y de acceso gratuito, que permite búsquedas complejas
también de las citas, un medio que Brin y Page han
sabido aprovechar de la mejor manera para poner a punto el
algoritmo de PageRank(TM). Pero, además del algoritmo, hay
otros refinamientos que hacen de Google una verdadera herramienta
de mediación global en la Web.
21 Véase el artículo de Marco Fabbrichesi y Barbara Montolli:
«L’evoluzione delle abitudini di citazione nella comunicazione scientifica
primaria. Il caso della fisica delle alte energie», http://jcom.sissa.it/
archive/01/02/L010201/jcom0102%282002%29L01_it.pdf.

129
Los filtros en los algoritmos: bases de datos
preconfeccionadas y control sobre los usuarios
La teoría de los grafos1 es la base matemática para la elaboración
de todos los algoritmos en las redes, entre los que figura
también PageRank(TM). Esta rama de la matemática se
ocupa, entre otras cosas, de estudiar los métodos para gestionar,
crear y recorrer distintas tipologías de redes descriptibles
mediante grafos y sus correspondientes medidas. La
teoría de los grafos ha tenido un desarrollo especial a partir
de mediados del siglo XX con la introducción de los ordenadores
electrónicos2. Podemos imaginar geométricamente un
grafo como un conjunto de puntos en el espacio y de curvas
continuas que conectan parejas de puntos sin cruzarse entre
sí. El «grafo» (no confundir con gráfico) se define como
una figura constituida por puntos, llamados «vértices» o
1 La literatura sobre los grafos es muy extensa; para un primer acercamiento,
véase la categoría homónima de Wikipedia: http://es.wikipedia.
org/wiki/Grafos.
2 Pese a que la expresión «ordenadores electrónicos» parezca de una precisión
gratuita, no lo es. Los ordenadores actuales han sido precedidos por
otros tipos de maquinas destinadas a operaciones matemáticas fuera del
alcance normal de la capacidad humana. La primera computadora mecánica
fue inventada por el frances Blaise Pascal en 1642 y desde entonces
aparatos mecánicos,
analógicos, electrónicos y digitales se han sucedido
y mutado hasta llegar a lo que hoy entendemos por ordenador. [N. del E.]
El lado oscuro de Google | Ippolita
130 131
Además, otras funcionalidades maliciosas
«nodos», y por líneas que los unen, llamadas «lados», «aristas
» o «arcos»3.
Una red es un tipo de grafo especial, en la que es posible
asignar un valor diferente a cada arco (un «peso»), que se
podrá utilizar para generar valores de recorrido distintos. Internet
es un grafo y podemos definir de la misma forma el
conjunto de las páginas web; el sistema de búsqueda de Google
se organiza a partir de esta suposición.
Uno de los elementos fundamentales de los algoritmos en
las redes es el factor tiempo en relación con el número de
nodos examinados. El tiempo para completar un recorrido (o
una búsqueda) que une un nodo de la Red a otro depende del
número de los elementos de la Red, y varía siempre entre un
valor mínimo y un valor máximo, que pueden ser incluso
muy diferentes entre sí, según el algoritmo que se utiliza para
generar el recorrido. En la red de la Web cada página es un
nodo del grafo global y cada link es un arco. Si consideramos
la premisa sobre el factor tiempo, es evidente que los resultados
propuestos por Google como respuesta a una pregunta
cualquiera (técnicamente una query en la base da datos) no
pueden proceder de una consulta de «todo» Internet.
El spider de Google está permanentemente ocupado en la
ardua tarea de copiar Internet en su base de datos; sin embargo,
no es creíble que a cada pregunta el motor de búsqueda
consulte puntualmente toda la base de datos para encontrar
los resultados más congruentes. El factor clave que permite
conseguir resultados casi inmediatos depende de una prudente
serie de limitaciones en la selección general, es decir,
concretamente, de la aplicación de filtros especiales. Planteada
una pregunta al motor de búsqueda, un filtro garantiza la
velocidad del resultado final mediante una serie de desvíos y
de elecciones estudiadas adrede para limitar el intervalo
(range) de los posibles bloques de datos a examinar.
3 Más formalmente, dado un conjunto V de nodos y un conjunto E de
arcos, un grafo G es un conjunto G = (V, E).
De esta manera Google puede facilitar resultados a las
preguntas en tiempos excepcionalmente rápidos. Sin embargo,
la búsqueda es tan rápida como poco transparente, o sea,
no completamente coherente con los datos presentes globalmente
en la porción de Red indexada. Dicho con otras palabras,
los resultados de la búsqueda se conseguirán velozmente
no solo gracias a la potencia de cálculo disponible, sino y
sobre todo porque los filtros permiten reducir el pozo de informaciones
del que sacar los datos.
La tarea de un filtro consiste en realizar selecciones drásticas
en los nodos de la Red excluyéndolos (o valorizándolos)
junto con otras eventuales conexiones asociadas. La aplicación
de estos dispositivos tiene el objetivo de excluir (o incluir)
bloques completos entre los resultados globales.
Todo esto es posible mediante el uso de bases de datos de
búsquedas preconfeccionadas, para las que a preguntas estándares
se facilitan respuestas estándares, pero también
mediante la personalización del perfil del usuario basada en
sus búsquedas anteriores, en base a su idioma, a su posición
geográfica, etc. De esta manera, un usuario que realiza habitualmente
búsquedas en italiano no preguntará a la base de
datos global de Google, sino solamente a la parte en italiano,
con un evidente ahorro de tiempo.
Para cantidades elevadas de datos es impensable emplear
algoritmos transparentes, o sea, que toquen todos los nodos
de la Red; es preciso introducir manipulaciones, simplificaciones
o reducciones de las posibilidades de análisis. Esto por
razones técnicas, de cómputo matemático en sentido estricto,
y también, obviamente, por razones económicas. Además, sin
pecar de malicia injustificada, en un sistema basado en
aproximaciones ya dictadas por filtros se puede fácilmente
concebir la inserción de filtros posteriores para añadir o mover
a posiciones visibles los resultados comerciales, de pago o
de pura propaganda.
Sin embargo, hay que observar que desde el punto de vista
de Google los filtros añadidos no están relacionados directaEl
lado oscuro de Google | Ippolita
132 133
Además, otras funcionalidades maliciosas
mente con un interés económico, ya que no sirven para vender
un producto, sino que están vinculados al usuario, a sus
costumbres y a sus intereses personales. En efecto, Google
vende publicidad, no productos (o solo en una mínima parte,
por ejemplo los productos hardware como Google Mini y
otros sistemas de indexación para empresas): su interés principal
es por lo tanto conseguir datos añadidos en base a parámetros
sobre los que poder realizar campañas publicitarias
con precisión. La personalización de los resultados en base al
destinatario es posible sobre la base de informaciones que el
mismo Google facilita y recoge de la forma menos invasiva
posible. Por ejemplo, los mailboxs, blogs, hard-disks virtuales
y otros servicios semejantes representan otros tantos bancos
de datos útiles para trazar el perfil de los usuarios mucho más
de lo que nos imaginamos.
Los servicios «extras» puestos a disposición por Google,
más allá del simple motor de búsqueda, son pues útiles a la
empresa para experimentar nuevas vías, pero también y sobre
todo porque desempeñan un papel fundamental de «concentradores
de informaciones personales» de los usuarios.
Un ejemplo clamoroso han sido los mailboxs de GMail,
una especie de hard disk virtual en Google (hasta ahora, más
de 2 GB de espacio online, en constante aumento), ofrecidas
a través de un sistema de propagación basado en el propio
PageRank(TM). Dicho brevemente, cada nodo de la red de
Google (usuario) dispone de un peso (un cierto número de
invitaciones) y puede usarlo para ofrecer el mismo servicio
(link) a sus conocidos. Gracias a este método, todo sujeto implicado
está controlado desde el punto de vista del uso del
servicio; a la vez, pone a disposición de Google informaciones
esenciales sobre sus conocidos y amigos.
En un segundo momento, el mecanismo se propaga a la
red de las personas invitadas, que pueden realizar nuevas invitaciones;
de esa manera se va creando un grafo de las relaciones
humanas entre los usuarios de enorme valor estratégico
para la personalización de las inserciones publicitarias. Si
consideramos todas las informaciones que se pueden extraer
del envío de e-mails (a quién, por qué razón, en qué idioma,
en qué formatos, con qué palabras claves, con qué datos adjuntos,
etc.), podemos imaginar que en el banco de datos de
Google, además de una copia forzosamente parcial pero significativa
de Internet, existe también una copia parcial, y
también significativa, de las relaciones humanas, emotivas y
profesionales de los usuarios del servicio.
En teoría los filtros sirven simplemente para que la interrogación
sea más rápida y más ajustada a las exigencias de
los individuos; pero además también son absolutamente necesarios
desde un punto de vista técnico. Sin embargo, su
uso demuestra que, para un sujeto de hecho hegemónico en
el ámbito de los servicios de búsqueda, es extremamente
sencillo explotar sus peculiaridades a fin de aprovechar los
datos a su disposición en un sentido comercial y lesivo de la
privacidad.
En suma: actualmente, la base de datos de Google, mediante
algunas palabras claves, es capaz de ordenar los resultados
de una búsqueda (query) de manera diversificada según
el tipo de usuario que tiene que atender, es decir, en base
a los datos relativos a aquel usuario que obran en su poder.
Lejos de ser resultados «objetivos», los resultados de toda
búsqueda son pues calibrados; más aún, el uso de los servicios
de búsqueda refina las capacidades del sistema para «reconocer
» al usuario y ofrecerle resultados adecuados.
El uso de cada servicio está subordinado a la aceptación
de los reglamentos y excepciones por parte de los usuarios, y
Google en toda ocasión se compromete a no divulgar informaciones
reservadas y personales en general; pero es fácil
pensar que Google pueda comercializar o explotar para los
más variados fines los datos de los usuarios, sin considerar,
por el momento, la posibilidad (sería mejor decir: la certeza)
de que militares y fuerzas de policía de distinto tipo puedan
solicitar y tener acceso a informaciones semejantes por presuntas
razones de «seguridad nacional». Añadir filtros de
El lado oscuro de Google | Ippolita
134 135
Además, otras funcionalidades maliciosas
búsqueda para personalizar los resultados es en concreto el
escenario más factible.
Los cookies de Google, galletas que dejan su huella
El dibujo del perfil de los usuarios4 se basa siempre en un
sistema de selección y reconocimiento. En la red de Internet
distinguimos entre métodos de personalización explicita e implícita.
La explicita necesita de un procedimiento ad hoc de
registro, que implica el envío a través de un formulario (form)
de datos personales por parte del usuario. Las informaciones
enviadas, archivadas en la base de datos, son analizadas mediante
una serie de parámetros útiles para segmentar en grupos
homogéneos la totalidad de los usuarios registrados (edad,
sexo, profesión, intereses, etc.). La personalización implícita
se realiza a través del trazado de usuarios anónimos durante
sus visitas a un sitio, mediante la dirección IP o a través de
cookies, o sea, galletas. Los cookies son pequeños archivos
de texto utilizados por los sitios web para almacenar algunas
informaciones en el ordenador del usuario.
Cada vez que el
usuario vuelve a estos sitios, el buscador devuelve las informaciones
guardadas en la «galleta». El objetivo es automatizar
algunas operaciones de autentificación (login), recordar
eventuales operaciones en curso, pero sobre todo asociar el
visitador con todas las informaciones memorizadas en sus anteriores
visitas.
La mayoría de los sitios de Internet que ofrecen servicios
online usan los cookies y Google no constituye en absoluto
4 Se trata de un sector clave de la economía de la búsqueda, en continua
expansión, que incluye conceptos como: Clickstream analysis,
CRM (Customer Relationship Management), data mart, data mining,
data warehouse, OLAP (Online Analytical Processing). Para una introducción
elemental sobre el argumento, véase: http://www.diodati.org/
scritti/2002/g_stat/stat05.asp Es interesante anotar que las técnicas de
personalización de los usuarios proceden, en última instancia, de las actividades
de criminal profiling (perfil criminológico).
ninguna excepción5. Gracias a la combinación de cookies y
filtros añadidos sobre los algoritmos es posible mantener un
trazado de la navegación de una persona y acumular informaciones
sobre su «huella».
Pongamos un ejemplo: el individuo X posee un número
de teléfono móvil registrado a su nombre, con el que llama a
su familia, a algunos amigos y a los compañeros de trabajo.
Después de un cierto tiempo decide cancelar aquel número y
utilizar otro no registrado a su nombre, pensando así estar
protegiendo su privacidad. Con el nuevo teléfono restablece
su círculo de conocidos, contactando con la propia familia,
algunos amigos y los compañeros de trabajo. Aquella secuencia
de «conexiones sociales» (familia, amigos, compañeros)
resulta ser una secuencia única entre todas las llamadas
telefónicas del mundo, vinculadas indisolublemente con
el protagonista de este ejemplo. No es imposible formalizar
una secuencia
semejante con un grafo que representa los
nodos y los arcos de una red: los valores (los respectivos «pesos
» de los arcos que conectan los nodos) podrían ser asignados
asociando a la «cercanía» un grado proporcional de
«amistad» con el punto de partida del análisis, es decir, con
nuestro hipotético individuo X.
La eliminación de los cookies es por lo tanto una óptima
práctica de defensa de la privacidad, pero un razonamiento
análogo al ejemplo anterior puede fácilmente ser aplicado al
uso de los motores de búsqueda. Mediante los cookies, buscando
informaciones sobre algunos intervalos temáticos específicos,
es de hecho posible identificar grupos de personas
e incluso directamente individuos sobre la base de su huella
unívoca dejada en la Red.
La propia huella que marca nuestros movimientos, nuestros
contactos sociales (o telefónicos) es única en cuanto a
5 Para más información sobre cookies volátiles: http://www.googlewatch.
org/cgi-bin/cookie.html; http://www.sgroogle.org/. Google Watch
explica
la gestión de los cookies por parte de Google y métodos para defenderse
de la personalización. Scroogle se propone anonimizar las búsEl
lado oscuro de Google | Ippolita
136 137
Además, otras funcionalidades maliciosas
las preferencias, los gustos, las idiosincrasias y las pasiones
que nos distinguen de los demás. Nuestras pasiones son, en
este caso, los sitios que visitamos y, sobre todo, las búsquedas
que realizamos durante nuestra navegación. Esta cantidad
de informaciones que ofrecemos a cualquier motor de
búsqueda hace que sea posible la reconstrucción de nuestra
«huella»6.
Como toda galleta que se precie, también las de Internet
tienen una fecha de caducidad. Los sitios de Internet que
asignan a nuestro navegador un cookie están obligados a establecer
una fecha de caducidad, es decir, una fecha tras la
que el navegador puede proceder a la eliminación de los datos
contenidos en el propio cookie. No es inútil utilizar de la
mejor manera los cookies; y en este sentido destaca el hecho
de que Google haya sabido explotar para su beneficio un artificio
técnico conocido por los desarrolladores de todo el
mundo, POSIX (el estándar internacional que permite la interoperabilidad
de los sistemas operativos Unix y Unixlike,
que incluyen también GNU/Linux). En efecto, la fecha de
caducidad de Google es el 2038, es decir, casi la misma fecha
máxima programable en un cookie, y esto comporta que el
navegador de nuestros sistemas operativos no eliminará nunca
aquel cookie y las informaciones guardadas en él7.
quedas hacia Google, de forma que el cookie eterno de Google no pueda
realizar un trazado histórico de las búsquedas realizadas por el usuario.
6 Sobre esta temática, véase la ponencia «La privacy y los motores de
búsqueda» de Claudio Agosti «vecna» – s0ftpj.org con ocasión del congreso
«e-privacy – fra Trusted Computing e Data Retention», que tuvo
lugar en Florencia el 19 y el 20 de mayo de 2006, http://e-privacy.firenze.
linux.it/, disponible en la dirección http://e-privacy.firenze.linux.it/atti/
e-privacy_2006_Agosti_Privacy_e_motori_di_ricerca.pdf.
7 Véase a este propósitio el «Apéndice I: El fin del mundo en una galleta».
Onanismo tecnológico:
crea, recrea y consume tus contenidos
Es imposible seguir las rapidísimas evoluciones e innovaciones
made in Google: nuevos servicios se suceden de forma
casi convulsiva y se hace muy difícil entender cuáles son los
realmente destinados a tener un impacto en nuestras vidas y
cuáles, por el contrario, serán olvidados en pocos meses o semanas.
Por otra parte, tampoco es interesante o útil perderse
en elaboraciones complejas, en taxonomías exhaustivas que
inevitablemente dejan de lado excepciones significativas, si
consideramos el elevado grado de caducidad de las informaciones
y de las innovaciones en Internet. La naturaleza fluida
y dinámica de la Red desanima, si acaso alguien todavía sintiera
la necesidad de cualquier enfoque totalizador y omnicomprensivo
que se revela veleidoso en el momento mismo
de su farragosa exposición.
Sin embargo, es posible esbozar, desde una perspectiva
subjetiva y ubicada, una visión del fenómeno Google en toda
su complejidad, sin adentrarnos en las técnicas específicas y
tampoco en los pronósticos de futuro estériles. Resulta sin
duda relevante la figura destacada del prosumer, sobre todo
en lo referente al concepto de personalización.
Google es conocido por la costumbre consolidada de conceder
versiones betas, no definitivas y todavía en fase de test,
de sus servicios: esta dinámica, como hemos visto en el capítulo
precedente, se sirve directamente del apoyo de las comunidades
de desarrollo free software. Los usuarios, dando su
feedback, sugerencias e impresiones de uso, contribuyen de
manera determinante a la consolidación o no de un nuevo
servicio: a la vez son productores y usuarios de los servicios
que usan, figuras híbridas llamadas por eso prosumers8 .
Colocándose como sujeto de mediación global de los contenidos
de la Web, Google vende esencialmente tecnologías y
resultados de búsqueda (mediante la publicidad) a los usua-
8 Productor-consumer: productor-consumidor.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Además, otras funcionalidades maliciosas
rios que, por un lado, tienden a ser creadores de los contenidos
de la Red y, por el otro, los consumidores de aquellos mismos
contenidos que han modelado en primera persona a través
de
los servicios de Google. Dos ejemplos, aparentemente sin vínculo
entre ellos, pueden esclarecer este ciclo cerrado de producción
y de consumo de los contenidos: el Google Web Toolkit
(GWT)9 y la convergencia entre GTalk y Nokia10.
Google lanzó en mayo del 2006 el Google Web Toolkit, un
framework que permite desarrollar aplicaciones AJAX mediante
el lenguaje Java. AJAX (Asynchronous JavaScript and
XML) es una técnica para desarrollar aplicaciones web interactivas
y dinámicas, usando una combinación del clásico
HTML (o XHTML) con CSS para la parte visual, y JavaScript
para mostrar dinámicamente las informaciones e interactuar
con ellas. En resumen sitios extremadamente dinámicos en los
que no es necesario esperar cada vez a que se carguen todas
las informaciones de la página. Gmail, por ejemplo, utiliza
AJAX. La novedad es significativa porque de este modo cambia
el enfoque de la creación de las aplicaciones web, que se
escriben en un lenguaje de objetos de alto nivel, Java, luego
recogidas por GWT y compatibilizadas con todos los navegadores.
Se ha pretendido presentar estos avances técnicos como
los precursores de la web 2.0, pero la realidad es que las tecnologías
para la creación de software multiplataforma, para
compartir los bookmarks11, el social networking, la agregación
automática de datos, etc., son conocidas desde hace años. En
este sentido, es notoria la hipocresía de multinacionales como
SUN, que alardean de la entrada en la Era de la Participación
vendiendo como una revolución las innovaciones tecnológicas
generadas por organismos como el W3C12 (por ejemplo la estandarización
mediante XML/RDF), a la vez que ignoran la
9 http://code.google.com/webtoolkit/.
10 googlesystem.blogspot/2006/05/nokia-770-will-include-gtalk.html.
11 Bookmarks: directorios en los que se almacenan las direcciones web
utilizadas habitualmente por los usuarios. [N. del E.]
12 Consorcio en el que figuran multinacionales como Adobe, France Tedisposición
a la cooperación que, desde hace decenios, es una
de las señas de identidad de la cultura hacker13.
Desde luego AJAX y tecnologías parecidas solucionan de
raíz el problema muy común de la portabilidad de los sitios
web, que actualmente son difícilmente visualizables por todos
los navegadores. El código del framework está disponible bajo
licencia Apache, es decir, fundamentalmente open source,
pero, como acontece con las iniciativas de code.google.com,
algunas partes fundamentales (en este caso, el compilador
Java-to-JavaScript y el hosted web browser) se distribuyen
solo en binario y es preciso suscribir una licencia ad hoc, que
prohíbe redistribuirlos, derivar de ellos ulteriores productos e
incluirlos en productos comerciales. Además, cada vez que se
usa el hosted web browser, que permite comprobar las aplicaciones
en la propia máquina antes de publicarlas en Internet,
se contacta un servidor de Google, oficialmente para comprobar
que se está usando la versión más actualizada del producto.
Aunque el código producido se puede distribuir libremente,
incluso para fines comerciales, es evidente, sin embargo,
que éste es un método de control extremadamente eficaz aplicado
a los desarrolladores en lugar de a los usuarios.
GWT es en la práctica un instrumento simple para crear
sitios perfectamente compatibles con los sistemas de indexación
de Google. Actualmente, es preciso conocer un lenguaje
no sencillo como Java, pero no es impensable imaginar el desarrollo
de instrumentos que permitan incluso a un usuario
novato poner en la propia página web objetos como barras de
las herramientas, galerías de imágenes, menús de varios tipos,
etc., sin escribir ni una línea de código. Naturalmente ya exislecom,
IBM o la propia Google, dedicado a unificar criterios y estándares
tecnológicos para Internet. [N. del E.]
13 Sobre la implementación de la web semántica, cosa distinta de la «web
2.0», véase la roadmap de 1998 de Tim Berners-Lee, http://www.w3.org/
DesignIssues/Semantic.html; sobre la coordinación del W3C, http://
www.w3.org/2001/sw/; un documento introductorio a la filosofía de la
web semántica: http://www.autistici.org/bakunin/doc/reti/index.
El lado oscuro de Google | Ippolita
140 141
Además, otras funcionalidades maliciosas
ten programas extremadamente sencillos para crear sitios web
(WYSIWYG, What You See Is What You Get); pero GWT es
vía web. Estos contenidos estarían pues inmediatamente listos
para ser usados en dispositivos fijos o móviles de toda clase,
siempre y cuando dichos dispositivos tengan acceso a la Web.
Imaginemos ahora que Google firme acuerdos comerciales
para la construcción de hardware a medida, ofreciendo a
quienquiera que use sus servicios instrumentos sencillos para
construir páginas web visibles en los PC, PDA, etc., e indexadas
de la manera más fácil posible por sus spiders. Google de
hecho no proporciona programas bajo pago de licencias,
como Microsoft: necesita, como sabemos, difundir sus propios
estándares para poder gestionar más fácilmente su economía
de búsqueda.
Y así nos encontramos con el acuerdo entre GTalk y Nokia.
GoogleTalk es el servicio VoIP14 de Google, recién integrado
en la cuenta de correo de GMail, de modo que los que
forman parte de la «Google community» puedan no solo enviarse
correos, sino también chatear y hablar en tiempo real.
A partir de finales de mayo 2006 está disponible para los
nuevos dispositivos móviles de Nokia, llamados Internet tablet,
una clase de móviles evolucionados pensados para navegar
por la Web. Así Google entra por la puerta grande en el
mundo de la telefonía móvil, con la perspectiva de integrarse
bien pronto en las redes públicas inalámbricas (wireless o wimax)
que empiezan a ser instaladas en distintas ciudades, aeropuertos,
áreas de servicio en las autopistas, etc. Una perspectiva
de convergencia con el vídeo también parece
plausible: vídeo.google.com es una mina de películas, y la televisión
en los móviles es el próximo paso.
En otras palabras, Google, facilita los instrumentos para
crear contenidos según sus estándares. Es la personalización
extrema, el equivalente al mecanismo de «largas colas» (que
14 Véase la nota 10 del cap. 2. No solo Skype y Google ofrecen servicios
VoIP, también lo hacen programas free como Asterisk, http://www.asterisk.
org/.
permite ofrecer exactamente el producto personalizado a
cada consumidor) en el campo de la creación de contenidos
web: el usuario crea «exactamente» lo que desea en el formato
estándar de Google. La descentralización total a nivel de
creación de contenidos va paralela a la descentralización total
de la publicidad —ya ad personam— y, por lo tanto, del
suministro de productos «personalizados».
Un sistema invasivo para imponer un estándar, pero formalmente
«democrático» porque está en manos de los usuarios,
a tiro de clic, a tiro de navegador. Lo que se vende como
democracia electrónica se convierte en una estandarización
que permite digerir los contenidos creados por una miríada
de usuarios y asociarles la publicidad más adecuada.
Los navegadores como ambientes de desarrollo
La explosión de nuevos y cada vez más potentes servicios web
desde 2005 está convirtiendo el navegador de un instrumento
de simple navegación a un instrumento de desarrollo. Un
amplio abanico de tecnologías altera los estándares de programación
web corrientes, ofreciendo a los desarrolladores
un instrumento fácil, multiplataforma, completo y fiable: el
navegador mismo.
En los últimos años se ha ido moldeando lentamente un
nuevo estilo en la creación de los sitios de Internet, también
gracias al mayor cuidado de la portabilidad y la accesibilidad
de los contenidos: claro ejemplo de ello son la difusión de las
hojas de estilo (Cascading Style Sheet, CSS estándar y CSS2)
en lugar del HTML puro y duro de los validadores, del propio
estándar XML. Los diseñadores gráficos y diseñadores de
webs encuentran unos aliados óptimos en los navegadores,
cada vez más sofisticados y respetuosos de los distintos estándares,
que les permiten realizar sitios visualizables en los dispositivos
más diversos, manteniendo e incluso ampliando la
libertad de expresión en el terreno técnico.
El lado oscuro de Google | Ippolita
142 143
Además, otras funcionalidades maliciosas
En especial, el nacimiento de navegadores como Mozilla
Firefox y su rápida difusión han permitido una fuerte interacción
entre los desarrolladores de sitios de Internet y los
desarrolladores de este navegador, consiguiendo en poco
tiempo sanar casi todos los bugs y las incompatibilidades entre
los estándares web. La incompatibilidad entre Internet
Explorer, Opera y muchos más navegadores, propietarios o
no, es un problema bien conocido por cualquiera que haya
creado páginas web. La sinergia desarrollada por Mozilla,
aparentemente simple y tal vez obvia, constituye una novedad
absoluta en la historia de los navegadores. Otra característica
interesante de los productos Mozilla es la estructura
modular desarrollada alrededor del motor de rendering Gecko,
que permite añadir cualquier funcionalidad imaginable:
entre las más conocidas
y difundidas figuran instrumentos
para eliminar la publicidad
en las páginas web, para tener
siempre a la vista las previsiones del tiempo o la situación del
mercado bursátil.
Los navegadores son, en resumen, instrumentos cada vez
más fiables, que permiten la creación de complejos sitios de
Internet y asumen las características de verdaderos y auténticos
programas: tienden incluso a sustituir las aplicaciones de
uso común. Un ejemplo ilustrativo son los diversos instrumentos
para oficina propuestos por Google como alternativa web
a la suite de productividad de Microsoft Office y también de
OpenOffice15. Actualmente, es posible utilizar Writely (producido
por una sociedad adquirida) como procesador de textos,
Google Spreadsheets como hoja de cálculo, Google Page
15 También existen suites completas para oficina utilizables vía web,
como gOffice, producido por Silveroffice, Inc. de San Francisco, que sostiene:
«gOffice no es una filial de Google, Inc., pero nos gusta pensar que
será una bella lucha puesto que su misión seguirá siendo la de indexación
de todas las informaciones del mundo, mientras que la nuestra es la de
ayudar a la gente a crear esas informaciones. ¡Necesitamos pues de Google
para buscar los contenidos que nuestros usuarios crean con gOffice!
Tal vez tendríamos que añadir un botón a nuestra barra de herramientas
llamada “búsqueda”... www.goffice.com».
Creator para crear páginas web rápidamente. Todos los servicios
están en fase de betatesting con invitaciones: es preciso
tener una cuenta Google para utilizarlos, evidentemente bajo
estricto control.
Los desarrolladores, por su parte, desplazan su interés
cada vez más hacia la Web, también gracias al uso de instrumentos
como GWT. Naturalmente Microsoft no se queda
mirando y tiene ya lista la versión beta (sumándose a la estrategia
de «betatesting difuso» de Google, procedente como
sabemos de las prácticas del free software) de Office System
(o sea Office 2007), que prevé una integración cada vez más
acusada respecto a las herramientas web, pese a seguir siendo
una aplicación a instalar.
Los navegadores se están convirtiendo en ambientes de
desarrollo completos para la creación de contenidos estándar,
es decir SDK (Standard Development Kit). ¿Dónde está
realmente la innovación que ha hecho posible transformar
los navegadores en SDK? Sin duda, podemos hablar de
un nuevo paradigma de la programación: se pueden crear
ahora
programas realmente multiplataforma, distribuidos,
lado
client, residentes en los server, fácilmente actualizables
y sin necesidad de complejos framework a instalar en
los ordenadores
de los usuarios. Los contenidos, incluidos
los datos
personales
de los usuarios, son almacenados cada
vez más en máquinas remotas (por ejemplo los servers de
Google), a los que se accede vía web, es decir, mediante navegadores.
A menudo la elección de navegadores open source, como
Mozilla, se debe a su sencillez de configuración, y a la disponibilidad
de numerosas extensiones potentes y gratuitas. Los
desarrolladores se basan en estos navegadores para implementar
programas cada vez más complejos y estructurados.
El nacimiento de programas basados solamente en la Web
provoca dos fenómenos, ambos con fuertes repercusiones en
el mercado y en los usuarios: los programas binarios a instalar
devienen obsoletos y los navegadores se convierten en
El lado oscuro de Google | Ippolita
144 145
Además, otras funcionalidades maliciosas
programas más complejos, a menudo fuertemente modulares,
y más apetecibles en el mercado de las tecnologías de la
información. Por lo tanto, en el futuro podemos esperarnos
menos programas .exe (Windows), .dmg (Macintosh) o paquetes
Unix instalables, y más instrumentos integrados en los
navegadores, desde las extensiones para leer los feed RSS al
podcasting, desde Gmail a softwares completos para oficina.
El control capilar que puede ser realizado por parte de los
suministradores de los servicios web hace que esta dinámica
sea potencialmente peligrosa para todos nosotros. Quien
ofrece los servicios, en efecto, conoce exactamente la identidad
digital de los propios usuarios, el tiempo de uso del software
y los contenidos en elaboración, ya que controla todo
acceso y detalle relativo al uso de los instrumentos que pone
a su disposición.
Se trata, a nivel técnico, de una interacción continua entre
el client (navegador) y el servidor (el que ofrece los servicios),
en la que este último es capaz de monitorear constantemente
las solicitudes, los tiempos y los resultados finales.
Muta también el escenario de la seguridad: con la excusa
de ofrecer productos «a salvo» de las garras de crackers y
hackers de toda clase, los mecanismos de autentificación no
se encuentran ya en el programa compilado y concedido sin
fuentes, sino que están directamente en los servidores de los
proveedores de servicios y productos. Por lo tanto, para «entrar
» en un software ya no basta con desensamblar un código
en el propio ordenador y comprender como funciona, sino
que es preciso «perforar» servidores remotos.
Privacidad, paranoias y poderes
La estrategia de la acumulación ha hecho de Google un sujeto
capaz de poner en dificultad hasta a Microsoft, empezando
una guerra no exenta de golpes por la estandarización y el
control del acceso a la Web y a las redes que usamos cada
día. En cuanto sujeto de mediación global de informaciones,
el fenómeno Google tiene que ver directamente con todos los
usuarios de informaciones digitales, es decir, todos nosotros.
Recorrer la historia de Google significa por esto re-recorrer
nuestra historia de exploradores de Internet y de la Web, pues
demasiado a menudo hemos delegado la gestión de nuestras
informaciones, nuestros sitios, galerías de imágenes, cuentas
de correo, blogs, sms, conversaciones telefónicas, etc., a empresas
que lo son todo menos desinteresadas.
La estrategia de la objetividad —que Google actúa poniendo
el acento en la investigación, en la excelencia académica,
en la superioridad tecnológica, en el cuidado estudio de
las interfaces— es un velo que oculta la inquietante perspectiva
de un único punto de acceso a los datos producidos por
los ingenuos usuarios.
La estrategia del open source, en definitiva, Google la necesita
precisamente para cooptar el método de desarrollo cooperativo
de las comunidades digitales, haciendo que sea
funcional a la propia «misión». También en este caso hemos
visto como Google se mueve con extrema desenvoltura, proponiendo
métodos «nuevos» para explotar dinámicas meritorias:
Summer of Code es el ejemplo más evidente.
La actividad de Google, en resumen, constituye un peligro
evidente para cualquiera que esté interesado en las temáticas
de la privacidad y, en un sentido más amplio, en la construcción
consciente del propio álter ego digital. Se trata del
surgimiento de un conglomerado de poder con una fuerte influencia
ya hoy en día sobre la vida de demasiados individuos.
Google tiene informaciones reservadas que analiza sin descanso
para promover una personalización cada vez más cuidada
del cáncer publicitario. Además, ya que la acumulación
de poder generalmente favorece la ambición de dominio, sería
oportuno indagar en profundidad este fenómeno.
No existen respuestas globales capaces de solucionar una
vez por todas el problema de la privacidad. El Gran Hermano
no existe o, cuando menos, como toda paranoia que excluEl
lado oscuro de Google | Ippolita
146
ye horizontes de liberación y oscurece posibles vías de fuga,
es útil y funcional al ejercicio del poder dominante.
Ocultar, criptografíar y estenografiar son prácticas útiles,
pero no son soluciones definitivas: el objetivo y el deseo continúa
siendo la comunicación y el compartir, que solo permite
la «publicidad», es decir, el movimiento de «hacer público».
La obsesión por la privacidad cae muy rápidamente en la paranoia
del complot; en este sentido, no es útil entregarse a la
construcción de complicadas alternativas para crear redes absolutamente
seguras e impenetrables. La tecnología es una
ocasión de apertura y participación, ya que usar las máquinas
significa usar criaturas híbridas, artefactos materiales (pertenecen
en ese sentido al mundo natural) investidos de valores
y significados culturales (pertenecen al universo de la «cultura
»). Las redes son expresión de una dinámica coevolutiva de
máquinas mecánicas, biológicas y significantes: la tecnología
es mestiza por nacimiento. Crear redes significa de hecho conectar
máquinas de varios tipos; significa crear métodos para
compartir, métodos de traducción, métodos de intercambio;
no es posible quedarse encerrados en sí mismos, es preciso
meterse en el juego y cambiar.
Son necesarios investigación y análisis competentes; la
denuncia de los mecanismos del dominio tecnocrático hace
más falta que nunca. Renunciar al pensamiento crítico equivale
a sucumbir a las paranoias del control, que sí se hace
cada vez más difuso. Es posible utilizar en sentido paradigmático
la historia de Google para trazar líneas de fuga no
ingenuas, para imaginar prácticas de autogestión de las tecnologías.
Google es de hecho el punto de encuentro entre el
estilo meritocrático de la Academia, el empuje a la innovación
a toda costa y el capitalismo financiero más avanzado.
Ha llegado el momento de desarrollar redes autónomas
y descentralizadas para contraponer el deseo de «explorar»
y «recorrer» las redes a la necesidad de «acceder» a los datos,
para centrar la atención en el camino en lugar de en el
resultado. e
149
La emergencia de la información
La sociedad de la información presenta una extrema heterogeneidad
de manifestaciones: utiliza al mismo tiempo y
además con total desenvoltura sistemas de comunicación reticulares
(telefonía), versiones digitales de media broadcast1
tradicionales nacidos fuera de la Red (diarios, radio, TV.
online, etc.), instrumentos de comunicación universales nacidos
con la Red (e-mail) y sistemas distribuidos (P2P). En
cualquier caso todos estos sistemas se basan en una única
materia prima: la información. Dentro del especifico ámbito
de los motores de búsqueda, o sea, del descubrimiento de
informaciones (information retrieval), podemos afirmar que
la información es el conjunto de las páginas que se publican
en la Web2.
1 Un sistema de transmisión broadcast envía información a muchos
sistemas receptores de forma unidireccional (comunicación de uno a
muchos). En una red de ordenadores, una transmisión broadcast envía
informaciones a todos los ordenadores en conexión a esa red; otros sistemas
de transmisión son unicast (un solo receptor), multicast (muchos receptores),
anycast (cualquier receptor dentro de un grupo). Los sistemas
P2P, precisamente como los sistemas telefónicos, son justo lo contrario
de los sistemas broadcast porque permiten una comunicación del tipo
muchos-muchos.
2 No es este el lugar para un exhaustivo análisis del concepto de «inforEl
lado oscuro de Google | Ippolita
150 151
Calidad, cantidad y relación
El crecimiento cuantitativo y cualitativo de estas páginas
y de sus contenidos ha sido y sigue siendo desmedido. Esto
depende de la facilidad con la que es posible generar nuevos
contenidos para la Red. Los contenidos no son islas de datos
sin conexión, sino que se constituyen en la variedad de las
relaciones y de los links que enlazan las páginas, los sitios, los
documentos, los mismos contenidos entre sí.
El acceso directo, sin mediación, a esta masa de informaciones
es absolutamente imposible, hasta como mera hipótesis:
sería como sostener que se puede hojear la Web «a mano».
Por esto existen los motores de búsqueda, herramientas estudiadas
para filtrar la complejidad de la Red y actuar como
interfaces entre nosotros y la información, satisfaciendo las
búsquedas.
En los capítulos precedentes hemos repasado los instrumentos
fundamentales para el funcionamiento de un motor
de búsqueda, o sea, los medios de los que se sirve Google y
los otros para devorar las páginas web, analizarlas y catalogarlas
en base a los algoritmos de ranking, para archivarlos
después en dispositivos hardware especiales y mostrarlos al
usuario de acuerdo con sus búsquedas.
La cantidad de páginas memorizadas adquiere entonces
un valor crucial para evaluar la potencia técnica y económica
de un motor de búsqueda. Cuanto mayor es la amplitud del
patrimonio de las páginas examinadas, tanto mayor será la
potencial profundidad y fiabilidad de las búsquedas efectuadas,
por supuesto, en el límite de un contexto específico.
Pero, aunque la extensión del patrimonio de un motor de
búsqueda pueda ser enorme, nunca podrá ser completa y tomación
», aunque esta definición está simplificada adrede. Por ejemplo,
no tiene en consideración que los motores de búsqueda como Google
indexan también otros contenidos que no son de la Web, como el archivo
de los mensajes Usenet o el contenido de los ordenadores que utilizan
Google Desktop; de todas formas, puesto que esta masa de informaciones
se presenta a través de una interfaz web de mediación, consideramos
aceptable la definición adoptada.
tal, con independencia de cuánto tiempo, dinero y tecnologías
se inviertan en él. Es absurdo pensar en poder conocer,
o más banalmente copiar y catalogar, todo Internet: sería
como pretender conocer la totalidad de un mundo vivo y en
constante mutación.
Los dispositivos de almacenamiento de las informaciones
de los motores de búsqueda como Google se parecen a unos
vasos. Imaginemos tener que llenar un vaso de gran capacidad
con esas diminutas gotas que son las páginas web que
constituyen las informaciones de la Red. Si consideramos
que el vaso es capaz de contener la totalidad de las gotas (la
totalidad de la Red), nuestra tarea consistirá en intentar capturarlas
todas de manera sistemática y repetitiva.
Si, por el contrario, pensamos que las gotas son demasiadas
para nuestro vaso y que su recogida no será ni previsible,
según los algoritmos, ni rápida, sino que potencialmente podría
resultar una tarea ilimitada, deberemos cambiar de táctica:
también porque las informaciones varían con el tiempo,
las páginas se modifican, los recursos cambian de dirección...
Acaso podríamos decidir elegir tan solo las gotas más
grandes, o concentrar nuestros esfuerzos de recogida en puntos
donde caen en mayor cantidad o, más simplemente, podríamos
recoger aquellas que nos interesan más y luego intentar
conectarlas entre sí de la forma que consideremos más
interesante.
Aun cuando los motores de búsqueda continúen poniéndose
el objetivo de catalogarlo todo, es más correcto aplicar a
la Web una praxis localizada, o sea, asumir que para cada
«intención de búsqueda» existen muchas respuestas posibles,
entre las cuales algunas son «mejores» puesto que cumplen
con determinados requisititos de rapidez y exhaustividad.
Debemos recordar siempre que la calidad de las respuestas
depende de nuestra subjetiva percepción de la aceptabilidad
del resultado. Para poder aceptar o rechazar un elaborado de
búsqueda resulta esencial el ejercicio de la capacidad crítica,
la conciencia de la subjetividad del propio punto de vista.
El lado oscuro de Google | Ippolita
152 153
Calidad, cantidad y relación
Para generar el recorrido que de verdad nos interesa analizar
es necesario suponer la existencia de una red finita y limitada,
de un mundo cerrado por nuestras exigencias personales,
sabiendo de todos modos que se trata de una localización
subjetiva, ni absoluta ni constante en el tiempo. Desde el
punto de vista analítico, explorar una red implica la capacidad
de dividir las redes en subredes de análisis, y se corresponde
con la creación de pequeños mundos localizados y
temporales (LCW, Localizad Closed World), en los que existe
al menos una respuesta a las búsquedas efectuadas. En
caso contrario, muchas búsquedas no finalizarían nunca, entre
otras cosas porque los datos que pueden ser analizados
son muy superiores a las capacidades de elaboración de un
sujeto humano. Dicha respuesta podría no ser satisfactoria,
pero cambiar o especificar la búsqueda, enriquecer el propio
punto de vista entonces podrá generar un recorrido más coherente
con nuestras exigencias. Considerar la Web un mundo
cerrado localizado significa también reconocer que la dinámica
misma con la que las informaciones nacen, germinan
y se distribuyen en la Red (aunque no se vuelvan a actualizar)
es un fenómeno «emergente», ni causal ni tampoco casual.
La emergencia3 es un comportamiento descriptible en
términos matemáticos, una explosión de complejidad inesperada
e imprevisible, pero sobre todo es un evento en condiciones
de determinar situaciones no descriptibles de manera
exhaustiva. Analizar y recorrer un «universo emergente»
como la Web implica por tanto un continuo reposicionamiento
personal que determina un «mundo cerrado localizado»
3 La emergencia es un principio que describe el comportamiento de los
sistemas complejos. Se puede definir como el proceso de formación y
emersión de comportamientos y esquemas complejos a partir de reglas
más sencillas. Las ciencias del conocimiento utilizan el concepto de
emergencia para describir «la explosión» de la complejidad típica de la
inteligencia: partiendo de elementos sencillos inconscientes de por sí (las
neuronas), se genera el pensamiento, la conciencia manifiesta de los procesos
cerebrales: http://es.wikipedia.org/wiki/Emergencia_%28filosof%
C3%ADa%29.
de competencias y expectativas, y también la abertura hacia
nuevas posibilidades de exploración (hay otros mundos siempre
posibles fuera del propio mundo cerrado) y, por tanto, la
conciencia de poder alcanzar resultados siempre inevitablemente
parciales.
Cantidad y calidad
La indexación por acumulación de páginas es un fenómeno
cuantitativo que en sí mismo no determina la calidad de las
informaciones de la Web: el objetivo es recolectar todas las
páginas sin elegir entre ellas. Las relaciones entre páginas,
aun siendo generadas sobre la base de un criterio sencillo, el
sistema de los links, generan fenómenos de emergencia. Entonces
la calidad de las informaciones, a pesar de su tipología,
está determinada por la capacidad de trazar recorridos,
sin preocuparnos por cubrir la «totalidad» de las informaciones.
La calidad depende sobre todo de la puesta en marcha
del propio punto de vista a lo largo de un recorrido de búsqueda:
en suma, son los navegantes, los piratas, los usuarios
de la Web quienes determinan y mejoran la calidad de las
informaciones, trazando relaciones entre las páginas. La potencia
de acumulación de los algoritmos de Google es útil,
pero insuficiente.
La evaluación del contenido de las páginas y de sus relaciones
está delegada a algoritmos y, sobre todo, a las sociedades
que los controlan. El fenómeno Google es el resultado de
esta delegación: una potencia aparentemente sin límites, en
condición de ofrecernos la posibilidad de encontrar «algo»
útil e interesante, entre los muchos recursos contenidos en su
patrimonio, que se contrabandea por la «totalidad» de la
Web. Sin embargo, se silencian completamente las limitaciones
de estas brillantes ofertas: lo que falta del patrimonio o lo
que está solo parcialmente y, principalmente, todo lo que ha
sido descartado.
El lado oscuro de Google | Ippolita
154 155
Calidad, cantidad y relación
Sigue siendo de urgente actualidad un delicado problema
ético y político acerca de la gestión y el control de las informaciones:
¿qué sujeto puede garantizar la honradez de una
empresa, por «buena» que pueda ser, cuyo objetivo primario
es el lucro?
Si, por una parte, ingentes recursos económicos y una optima
infraestructura tecnológica pueden mejorar continuamente
el almacenamiento y la recuperación de datos, las
cuestiones políticas derivadas de la acumulación de informaciones
no son de ninguna forma superables, pues Google representa
de hecho una inédita concentración de informaciones,
más o menos reservadas, fuente en todo caso de un
enorme poder sin transparencia alguna. Por supuesto, ninguna
ley sobre privacidad podrá mejorar esta situación, tampoco
la creación de instituciones nacionales o internacionales
ad hoc para el control de las informaciones personales y de
los datos sensibles. Una respuesta sensata a la cuestión de la
confidencialidad de las informaciones solo puede llegar de
una responsabilidad y conciencia mayores por parte de los
individuos que crean la Red, mediante decisiones de autoformación;
un camino difícil y trabajoso, pero el único que puede
dar frutos.
El mito de la búsqueda instantánea
Aclarado que el enorme patrimonio de Google nunca podrá
corresponderse con la totalidad de la Red, es ingenuo —o,
por el contrario, audaz— proponerse como una interfaz «instantánea
» entre las peticiones de búsqueda de los usuarios y
el resultado supuestamente «exacto».
Cada vez que se efectúa una navegación visitando páginas
web se siguen unos links que crean recorridos analizables según
los modelos matemáticos de la teoría de los grafos. La
Web está de hecho compuesta por nodos (las páginas y los
sitios de Internet) y por arcos (los links que los unen).
Por mucho que puedan crecer las dimensiones de la Web,
las directrices propuestas por los motores de búsqueda serán
siempre útiles para llevarnos al objetivo preciso. Mediante la
aplicación de criterios de eficacia/eficiencia, el recorrido trazado
por una pregunta en un motor de búsqueda será optimizado,
es decir, el número de nodos visitados será muy bajo y
el tiempo para hallar el resultado será casi instantáneo. Google
llega a auspiciar un solo paso, hasta el punto de ofrecer el
botón «voy a tener suerte» en su página principal.
Esta optimización limita la búsqueda a un esquema secuencial
articulado en tres puntos: usuario-algoritmo-objetivo.
Con el tiempo esta dinámica lleva a una postura de pasividad
digital, «esperamos» que se nos ofrezcan unos datos
para poder «elegir» entre ellos.
Además esta eficacia/eficiencia paradójicamente no se
fundamenta en la ampliación del cauce de datos en los que
efectuar las búsquedas, sino en la reducción del acceso al
mismo patrimonio informativo, pues cada recorrido propuesto
por el motor de búsqueda no será nunca trazado en virtud
del estado de la Red en el momento en que navegamos, sino
calculado en base al patrimonio almacenado y personalizado
sobre el usuario a base de filtros algorítmicos y cookies.
El acceso a las informaciones propuesto por Google es
rápido, mejor, en sus intenciones tiende a ser inmediato, a
anular la dimensión del tiempo, a pesar de la enorme extensión
de las bases de datos consultadas. La mediación de la
tecnología (interfaces, algoritmos, búsquedas preconfeccionadas,
etc.) permite esta «anulación» temporal y produce un
acceso prácticamente instantáneo4. La rapidez en alcanzar el
resultado va en detrimento de la calidad de la búsqueda.
Cualquiera que haya intentado llevar a cabo una búsqueda
sabe bien que el tiempo empleado es un factor determinante
4 La satisfacción de los usuarios con los resultados obtenidos por este
método «inmediato» es otra cosa muy diferente: véase a este respecto
Jean Véronis, A Comparative Study of Six Search Engines, Université de
Provence, http://www.up.univ-mrs.fr/veronis, http://aixtal.blogspot.com.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Calidad, cantidad y relación
en la composición de la experiencia: crear un recorrido propio,
tomar diferentes decisiones según el momento genera
sentido de participación y satisfacción. Google nos permite
«localizar» en el espacio (en su espacio multidimensional) lo
que queremos; pero por muy breve que pueda ser el tiempo
de espera del resultado, siempre estamos asumiendo una
postura pasiva frente a un oráculo tecnológico.
En el marco de la exploración activa, no obstante, el objetivo
no es acceder a los datos, sino realizar una navegación rica
y diversificada, construir recorridos complejos. El concepto de
eficiencia decae. Cuanto mayor sea el número de nodos que
visitamos y la complejidad del retículo que construyamos, tanto
mayor será la oportunidad de ampliar nuestros campos de
interés, las posibilidades de operar elecciones significativas, de
refinar nuestras búsquedas. Este acercamiento permite un enriquecimiento
cognitivo más allá de la prestación inmediata.
Por ejemplo, cuando visitamos los links propuestos por un sitio
de nuestro interés y seguimos los sitios señalados como amigos,
creamos un recorrido único; a lo mejor aprovechando un
marcador nuestro. A nivel visual, un proceso como éste se
opone a la linealidad de la secuencia usuario-algoritmo-objetivo
y crea, por el contrario, un recorrido lleno de bifurcaciones,
ramificaciones, saltos, giros retorcidos, respondiendo a un
deseo cognitivo no lineal5.
En definitiva, los motores de búsqueda son excelentes herramientas
en cuanto a la satisfacción de los aspectos cuantitativos
de la búsqueda, cuando nos movemos dentro de recursos
ya totalmente estructurados, como diccionarios,
enciclopedias, etc. La cantidad es directamente proporcional
a la potencia de cálculo y de acumulación; la extensión de
Google es decididamente superior a la de cualquier otro
competidor, pero para mantener esa distancia necesita de
5 El texto básico para acercarnos a las dinámicas cognitivas no lineales
sigue siendo el de Humberto R. Maturana y Francisco J. Varela, Autopoiesis
y Cognición. La realización de lo viviente, Lumen, Buenos Aires,
2004 (ed. or., Autopiesis and cognition. The Realization of Living).
una expansión constante, en recursos, algoritmos, máquinas,
usuarios, etc.
La máquina de la acumulación se alimenta de la búsqueda
de la eficiencia y de la excelencia a nivel de prestaciones, prescindiendo
de la evaluación de los contextos de búsqueda: el
interés principal de un motor de búsqueda es el incremento
de su propio patrimonio y, en consecuencia, de su propia oferta.
Una lógica exclusivamente cuantitativa se limita a la idea
de que cuantas más sean las informaciones disponibles, tanto
mayor será la posibilidad de acceder a informaciones coherentes
con la intención de búsqueda: tesis que de nuevo confirma
el esquema lineal común al negocio de los motores de
búsqueda.
Por lo contrario, la calidad no reside necesariamente en la
potencia tecnoeconómica. No es ni mucho menos evidente
que la amplitud de los almacenes de información disponibles
se corresponda con la pertinencia de los resultados ofrecidos:
la emergencia del mejor recorrido no se prevé, no se calcula,
sino que se construye paso a paso.
Detrás del velo del mito
Los valores del posicionamiento del ranking de Google no
responden a ningún criterio transparente de evaluación; sin
embargo, las respuestas ofrecidas son en su mayoría exhaustivas
o, mejor dicho, para nosotros es imposible evaluar si
algo se le ha escapado a su spider, a no ser que seamos expertos
de un determinado sector y conozcamos un recurso que
no sale indexado.
La difusión capilar de los instrumentos de búsqueda de
Google lo convierten en un estándar de facto. La «caja vacía»
(blank box) donde introducimos las palabras clave (keywords)
de nuestras búsquedas es para el usuario una especie
de Weltanschaung o cosmovisión que propaga una «visión
del mundo» bien precisa, puesto que encarna la idea de «serEl
lado oscuro de Google | Ippolita
158 159
Calidad, cantidad y relación
vicio total»: el motor de búsqueda es capaz de contestar a
cualquier pregunta, de satisfacer todas las exigencias frente
al instrumento Internet.
En términos epistemológicos, la blank box representa un
modelo cognitivo de organización del conocimiento: pedimos
al espacio en blanco la respuesta para todas nuestras intenciones
de búsqueda, bien sea cuando necesitamos documentos,
profundizaciones, informaciones, o cuando simplemente
deseamos
«navegar». La actividad de búsqueda se identifica por
completo con el objeto que ofrece el servicio, Google, del cual
tenemos una percepción redundante.
La costumbre de utilizar las herramientas se transforma
en comportamiento, en coacción a repetir: es muy difícil que
de motu propio los usuarios intenten satisfacer su «necesidad
de inputs» con otras modalidades, habiéndose aficionado a la
confortable eficacia/eficiencia de la blank box.
Estar en movimiento en la Red y necesitar, por tanto, de
interfaces de acceso, de herramientas para encontrar informaciones
y construir recorridos, es una actividad diferenciada
y profundamente contextual. La actividad de búsqueda no
es nada homogénea y no se puede reducir a la utilización de
la blank box. Lo que pedimos y deseamos no depende solo
de una necesidad expresable en términos analíticos de información
cuantitativa, sino también de cómo nos relacionamos
con la búsqueda, del contexto de la misma, de nuestro bagaje
cultural y de la actitud frente a la novedad, a nuevos territorios,
a la diversidad. Es imposible agotar las peticiones de
información por medio de una solución unívoca.
Como la indexación de las páginas es parcial, se trata pues
de una selección basada en el ranking, lo que Google nos
propone es, simplemente, la posibilidad de encontrar «algo»
útil e interesante para nosotros entre las muchas cosas que
están almacenadas en su patrimonio de interés. Un deseo de
búsqueda, no obstante, supone en última instancia la voluntad
de encontrar, más bien descubrir, «todo lo que no se sabe
pero que es posible saber». Entonces el gigante se nos aparece
tal y como es: enorme, extenso, ramificado, pero no necesariamente
apto para nuestras búsquedas.
Modelos de búsqueda
La ambigüedad sugerida por los motores de búsqueda según
los cuales «buscamos en un ambiente infinito», en lugar de
en un mundo cerrado localizado sobre la base de nuestros
intereses, depende del solapamiento formal entre el nivel de
la interfaz6 y el de la organización. En este contexto específico,
la interfaz es el elemento tecnológico que garantiza el
acceso a las informaciones y la ejecución de la actividad de
búsqueda; la organización es, por el contrario, la arquitectura,
el modelo tecnológico con el que las informaciones son
ordenadas y almacenadas. Los dos niveles se influencian entre
ellos, de hecho las elecciones en términos de organización
determinan la utilización de interfaces específicas y, a su vez,
las informaciones visualizadas por medio de las interfaces reflejan
la forma en la que se conservan.
El problema de este solapamiento reside en que los datos
se presentan de manera unívoca y separados entre ellos. De
esta forma, el usuario de Google se mueve de forma lineal en
la lista de los resultados del ranking; para pasar de un resultado
a otro debe volver al listado originario, sin conexiones
transversales al nivel de la interfaz.
De hecho, con los motores de búsqueda se encuentran informaciones
sin tener en consideración el recorrido realizado.
La interfaz que determina nuestra interacción es la blank
box, adonde se introducen las queries o formulaciones para
dar comienzo a la búsqueda. En este primer nivel de acceso
todas las informaciones se encuentran en el mismo plano y
6 La interfaz es el punto, el área, el territorio que pone en conexión elementos
cualitativamente diferentes; en el caso de los motores de búsqueda,
la interfaz permite la relación entre el sujeto que interroga y el cauce
de informaciones.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Calidad, cantidad y relación
son homogéneas, pero al mismo tiempo están separadas y
fragmentadas, posibilitando un listado de resultados ordenados
por un algoritmo en base a su pertinencia.
Pero en las búsquedas diarias los propios resultados pueden
estar entrelazados entre ellos de distintas maneras, sin
volver necesariamente al listado ordenado de los resultados,
y no hay solo un resultado correcto; es más, una búsqueda
que no sea dirigida a datos estructurados en enciclopedias,
vocabularios y similares (que también cambian con el tiempo),
podría no tener solución alguna, sino necesitar de esfuerzos
creativos, «mezclas» y recombinaciones.
Cuando se produce la identidad formal entre el nivel de la
interfaz y el de la organización, se obtiene un modelo reduccionista;
en el caso de Google nos enfrentamos a la representación
de una potencia de búsqueda infinita, o sea, que la
actividad de búsqueda se confunde con uno de los instrumentos
para realizarla.
Por ejemplo, si buscamos «Penna» («bolígrafo» en italiano)
a través de la interfaz de Google.com, encontramos, entre
más de seis millones setecientos mil resultados: «Sandro Penna
», el poeta; «Penna d’autore», el concurso literario; el «municipio
de Penna San Giovanni», en la provincia de Macerata
y más cosas. No encontramos entre los primeros resultados
(top ranking) ni recursos referidos a las «penne (plumas) de
las aves», ni a las «plumas para escribir», dos conceptos muy
lejanos entre sí, sobre los que queríamos investigar eventuales
relaciones. Una perspectiva más amplia acerca de la búsqueda
de informaciones, que tenga en cuenta críticamente el potencial
cognitivo comprendido en todo proceso informativo,
nos fuerza a considerar la función acceso/búsqueda no como
un proceso de localización, sino de exploración y creación. El
acento se desplaza por lo tanto de la epistemología a la ontología:
no solo conocer unas informaciones, sino tomar conciencia
del rol de creadores de informaciones7. Los motores
7 Explorar las redes significa crear las redes: en este sentido, ampliando
de búsqueda intervienen en el acceso pero no ofrecen ningún
soporte para la exploración, pues se limitan a intervenir en el
primer nivel de presentación de las informaciones.
La navegación es el momento de dinamismo real en el
proceso de relacionar los objetos digitales, que pueden así
expresar al máximo nivel sus potencialidades comunicativas
y heurísticas.
Se aprende haciendo, y se cambia mientras
se va aprendiendo,
mientras se está involucrado en la
exploración.
Existe una distinción profunda entre buscar y encontrar.
Google nos hace encontrar las cosas, produce satisfacción,
sensación de acumulación. Pero podría no ser tan interesante
el hecho de «encontrar» como el acto mismo de «buscar»;
quizás sea interesante no encontrar nada, pues si no se consigue
encontrar quiere decir que estamos sumergidos en la
búsqueda8.
El motor de búsqueda es un modelo instrumental a través
del cual se ordena la información: en lugar de eso, quizás sería
más interesante y loable imaginar modelos para combinar
las informaciones creando conocimiento.
el perfil analítico de Maturana y Varela, podemos hablar de «autopoiésis
de las redes», redes que se construyen a través de nuestro hacer.
8 :-).
G
165
El análisis del fenómeno Google nos abre un panorama variado,
en el que la economía de la búsqueda resulta ser solo
una pieza de un mosaico mucho más amplio y complejo. Por
otra parte, si nos remitimos a las declaraciones de Eric Schmidt,
en Mountain View están poniendo las bases para la
construcción de una empresa global de las tecnologías de la
información, una «empresa de cien mil millones de dólares»:
ciertamente, no se trata de un simple motor de búsqueda. Se
trata en efecto de un sistema invasivo de gestión de los conocimientos,
del que hemos ilustrado las fases y los métodos
más significativos: estrategias que conjugan marketing agresivo
y meditada gestión de la propia imagen; propagación de
interfaces altamente configurables y a la vez siempre reconocibles;
creación de contenidos estándar descentralizada
en usuarios y desarrolladores; cooptación de metodologías
de desarrollo cooperativo típicas del open source y del free
software; utilización de sistemas avanzados de recogida y almacenamiento
de datos; sistemas de localización de las informaciones
vinculados a técnicas de «perfilación» explícitas
e implícitas; personalización de la publicidad.
Google es el dominio tecnológico derivado de la búsqueda
científica que se hace instrumento de gestión del conocimiento,
expresión directa de la tecnocracia.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Tecnocracia
Tecnocracia: los expertos de la ciencia
Los expertos han hallado en el control y en la manipulación
de la tecnología un arma sin parangón para imponer sus propios
intereses personales, para mantener el poder o adquirir
mayores privilegios. El mecanismo es simple: la tecnología
se utiliza como narración garante de la objetividad de la investigación
científica, pero también para avalar las decisiones
de los politicuchos que gobiernan y, en general, de cualquier
«autoridad» que tenga acceso al oráculo tecnológico.
La aplicación de la investigación científica bajo forma de
tecnología es invasiva, y la realidad se interpreta constantemente
conforme a este paradigma. La curiosidad y el deseo de
saber que mueven la investigación científica se encuentran
castrados por los criterios de provecho siniestro que regulan
las financiaciones públicas y privadas. Si la investigación no
produce artefactos tecnológicos capaces de generar ingresos
inmediatos, entonces no resulta interesante. El discurso del
poder se convierte entonces en tecnocracia, justo lo contrario
de la participación comunitaria, de la autogestión, de la discusión
y de la mediación entre individuos. Hacer pasar la tecnocracia
de Google por democracia directa es un juego lingüístico
que nos da la ilusión de participar en una gran democracia
electrónica, carente de toda sustancia. Cierto, podemos publicar
lo que queremos en Internet, y Google nos indexará. Pero
no podemos permitirnos, siendo «profanos» y «heréticos», observar
que la estrategia de la acumulación de Google está en
perfecta sintonía con el alocado sistema de la economía de
mercado basada en el crecimiento infinito: de hecho, no somos
economistas licenciados en la London School, ni empresarios
de éxito, es decir, no somos expertos y, por lo tanto, no
tenemos ninguna autoridad. Sin embargo, el buen sentido común
de orwelliana memoria es más que suficiente para entender
que este crecimiento sin fin y sin objetivo es la manifestación
de una voluntad de potencia tecnológica interesada en los
individuos solo en tanto que potenciales consumidores.
Ya sabemos por qué el PageRank(TM), que como hemos
visto no es solo un algoritmo, se convierte en una vestimenta
cultural con la que Google nos propone analizar cada cosa:
en resumen, asistimos a una extensión forzosa del método de
revisión por pares, válido en el ámbito científico, hacia la totalidad
del conocimiento humano.
Las autoridades tradicionales, religiosas y políticas, han
alcanzado el punto mínimo de credibilidad; pero su escasa
influencia sobre la realidad, en lugar de favorecer la proliferación
de espacios de autonomía, ha llevado a una situación surrealista
en la que ninguna aserción válida puede ser completada
sin el apoyo de una autoridad tecnológica. La autoridad
de las máquinas, en la mayoría de los casos, es una respuesta
extraída de una base de datos, servida por los sacerdotes
de la
tecnología, los «expertos», al rico y acomodado pueblo de los
prosumer. El relativismo extremo se hace realidad en los métodos
para extraer «verdades» de los datos disponibles, casi
sin límites, que se corresponden con el número de algoritmos
y filtros que se pueden aplicar. Una verdad oportuna para
cada búsqueda se corresponde con un producto personalizado
para cada consumidor evolucionado.
Frente a este cierre en la creación, gestión y aplicación (en
nuestra propia piel) de los conocimientos, parece que quedan
solo dos posibilidades: rechazar la cultura científica como si
fuese la causa de todo mal; o, por el contrario, aceptar con
entusiasmo fideístico toda «innovación» tecnológica. Sin embargo,
entre los dos extremos de la tecnofobia y de la tecnofilia,
es posible proponer la curiosidad de la ética hacker, es
decir, compartir los saberes, la actitud crítica hacia las «verdades
», el análisis cuidadoso de las fuentes, insistiendo en el
recorrido de la libre circulación de los saberes.
En este contexto, la formación es un nodo central, pero no
hay salidas para una educación científica difusa. La estructura
de la formación tanto en Europa como en Norteamérica
gira alrededor de la sola producción de especialistas. Actualmente
no hay ningún modelo pedagógico que responda a la
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Tecnocracia
exigencia de un saber científico de tipo amateur, ni siquiera
en países de tradición no occidental como Brasil o la India
que producen investigación científica de alto nivel y tecnología
punta de bajo coste gracias a una competencia despiadada.
Un saber científico no académico ni empresarial, difuso y
autogestionado, no se admite ni siquiera en fase de discusión:
y sin embargo sería indispensable para la formación de competencias
de base y para la evaluación de las innovaciones
tecnológicas que nos conciernen a todos. Especialmente, la
noción global de «educación científica» debería de ser reconstruida
para responder a la necesidad difusa de rudimentos
prácticos para enfrentarnos a la onda larga de la revolución
tecnológica.
La afirmación de la informática como principal motor de
la innovación tecnológica abre, en efecto, nuevos escenarios:
la informática no es simplemente una técnica para gestionar
la información de forma automática, sino que posee una lógica
propia, o sea, que trabaja y modifica continuamente sus
mismos cimientos. Es física teórica y experimental a la vez:
estudia la formalización del lenguaje (formaliza, pues, el conocimiento),
la aplica a los componentes físicos de la electrónica
y saca de ésta lenguajes posteriores que, a su vez, influencian
las teorías del conocimiento; se basa en una tipología
de
recursos totalmente particular.
En las ciencias clásicas se observan fenómenos estables: la
física, por ejemplo, elabora datos naturales y sobre ellos crea
teorías; en la informática, por el contrario, los fenómenos
elaborados en la teoría son artificiales, cambian física y conceptualmente
a medida que los progresos técnicos y experimentales
permiten pulirlos: un software elaborado en un ordenador
de hace diez años será estructuralmente distinto de
uno más reciente. Lo que ayer era verdad, sabemos ya hoy
que no será verdadero mañana, cuando tendremos máquinas
más potentes para hacer cosas nuevas, porque hablamos de
un mundo vivo y por ello constantemente en devenir.
Milagros de la tecnología:
de las opiniones subjetivas a la verdad objetiva
El buen Google, en cuanto gigantesca base de datos, interviene
en este panorama y sostiene que somos parte de una gran
e inédita «democracia electrónica global»; sostiene que los
resultados del PageRank(TM) son correctos porque son expresión
de la democracia directa de los links evaluados por
sus algoritmos; nos devuelve pues, en cierto sentido, nuestro
legítimo derecho a dar «nuestra opinión».
La popularidad no puede ser considerada índice de «calidad
objetiva» desde un punto de vista epistemológico, ya
que en este caso el concepto mismo de objetividad se basa
en un malentendido, es decir, en la convicción de que muchas
ideas subjetivas (las «opiniones» expresadas bajo forma
de link/voto) se convierten por encantamiento en su exacto
contrario, en objetividad revelada, apenas superan un determinado
número y se convierten en mayoría. De este modo,
el ranking se transforma en expresión de calidad porque es
fruto explícito de una tecnología de manipulación de la información.
¿Pero cómo es posible que la cantidad se convierta en calidad?
Se asume subrepticiamente que la mediación técnica
del algoritmo es garante de «objetividad», y se asocia a la objetividad
la calificación de «bueno», más aún, de «mejor»,
«verdadero». Todo tiene que ser rápido o, mejor dicho, inmediato
y transparente, gracias a la eliminación del factor tiempo
en la búsqueda y al estudio ergonómico de la interfaz.
El mecanismo de creación del consenso que Google considera
manifestación de la «democracia directa» de los usuarios/
votantes no convence principalmente por dos razones:
por un lado, asume que la mayoría tiene siempre razón; por el
otro, implica que las opiniones de la mayoría, para ser disfrutadas
por los usuarios, tienen necesariamente que pasar a
través de una mediación técnica que nunca es explicitada
como tal.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Tecnocracia
La dicotomía objetivo/subjetivo, sobrepuesta a la de la
verdad/opinión, es del todo inadecuada en el mundo de las
redes. Para ser precisos, la ciencia siempre ha creado híbridos
naturales-culturales, es decir, ha inventado técnicas y
promovido tecnologías. Por un lado, la observación y la experimentación
tienen como campo de acción la «naturaleza», y
en este sentido son «objetivas»; por el otro, sus resultados son
altamente subjetivos. La ciencia, de hecho, está sometida a la
voluntad y a la percepción político-social, en cuanto mediada
por el lenguaje (como mínimo, el lenguaje de la comunicación
científica) y en cuanto fuente de poder (qué mejor ejemplo
que la bomba atómica).
La tecnología que implementa las redes es la aplicación
contemporánea del método científico para crear «híbridos
naturales-culturales», los enésimos objetos científicos que
luego son propuestos cada vez más como testigos de la realidad
en lugar de los humanos1. Ya tiene más valor la respuesta
del algoritmo de PageRank(TM), un híbrido tecnológico, que
la de cualquiera persona, y a menudo el resultado obtenido en
Google incluso tiene más valor que la opinión de un experto
del sector, aunque solo sea por el hecho de que PageRank(TM)
está siempre al alcance de un clic y un experto no.
Como se ha subrayado con anterioridad, desde un punto
de vista materialista, después de todo, Internet es natural, en
el sentido de material, es decir, que está constituida por máquinas
mecánicas y electrónicas y, a la vez, es cultural, porque
no existiría sin el sentido que la cultura le atribuye, constituida
por interacciones significativas de los seres humanos
o, mejor, de las máquinas biológicas entre sí y con las máqui-
1 A propósito de la visión de la tecnología como «puente» de hibridación
entre naturaleza y cultura (extremidad teórica de la esquizofrenia del sujeto
moderno), véase la obra de Bruno Latour, y en particular Non siamo
mai stati moderni – Saggio di antropología simétrica, Elèuthera, Milán,
1994. Un punto de vista parecido es el de Gilbert Simondon, que elabora
un discurso sobre la «técnica transindividual», un espacio mestizo constituido
por lo individual y lo colectivo al mismo tiempo.
nas electrónicas. El carácter híbrido de las redes es una consecuencia
obvia del carácter híbrido de la tecnología a secas.
Otro punto de vista posible sobre la cuestión subjetividad/
objetividad tiene que ver con el modelo de decisión: cómo se
decide lo que es relevante. En un contexto relativista, es fácil
concebir una información procedente de un sitio (sea un
blog, Google o un circuito de información oficial) como «objetiva
» si el juicio es el resultado de un posicionamiento claro,
de una clave de lectura hecha pública, de la visión de nuestro
pequeño mundo localizado. Una red de confianza, es decir,
un grupo de personas que intercambia informaciones, pareceres
y, en general, conocimiento, puede comunicar fácilmente
el propio modo de trabajar, la propia jerarquía interna
eventual y las modalidades para adherirse a aquella red o
proyecto específico. Cada vez que se consulten los resultados
de esta red de confianza, éstos podrán ser leídos como «objetivos
», en el sentido de verdaderos de por sí, relevantes para
la propia experiencia, precisamente porque son fruto de tantas
subjetividades distintas y de una fuerte interacción entre
ellas. Si nos sentimos en sintonía con esta comunidad se podrá
considerar interesante la información hallada o descartarla
en función de otras redes de confianza.
Según este enfoque, si Google comunicara de forma pública
el mecanismo propio de decisión y los usuarios de Internet
estuviesen en condiciones de comprenderlo se podría superar
fácilmente el problema objetivo/subjetivo, llegando a
identificarse poco a poco, búsqueda tras búsqueda, con la red
que más nos satisface, y a influenciarla directamente a fin de
que nos refleje a nosotros, con nuestro gustos, nuestras ideas
y nuestras idiosincrasias.
Público y privado
El PageRank(TM) ilustra también otra dicotomía: la que se da
entre lo público y lo privado. En los hechos, todo lo que pasa
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Tecnocracia
a través de Google se publica, se hace público: ¿a quién no le
ha pasado de encontrar e-mails personales en los resultados
del ranking, quizás porque habían sido enviados a mailinglists
públicas? Ya que una cantidad cada vez mayor de informaciones
personales pasa a través de Google, y en general
a través de las tecnologías informáticas, la posibilidad de
reencontrar mañana las propias llamadas (tal vez realizada
vía VoIP), archivadas y disponibles a través de un motor de
búsqueda, parece todo menos remota. En suma, las tecnologías
llegan a hibridar incluso las esferas de lo público y de lo
privado; por otra parte, conectarse a Internet significa abrir
una puerta al mundo, y a través de esta ventana seguramente
el mundo entra en nuestra vida.
Existen ya algunas redes cuyas prácticas desautorizan de
hecho la quimera de una información objetiva, ejerciendo
una elección precisa, deliberada y del todo subjetiva entre lo
que intentan hacer público y lo que, en cambio, concierne a la
esfera privada. Este fenómeno toma cuerpo en su forma más
extensa cuando el motor de búsqueda se revela incapaz de
satisfacer una instancia de búsqueda cuya calidad (específica)
va más allá de la disponibilidad cuantitativa y de la estructura
técnica propuesta.
El ejemplo más conocido es la búsqueda trámite en las
redes peer-to-peer (P2P)2 como eMule u otros parecidos. La
2 Literalmente, P2P significa «de par a par»; en general, se trata de un
modelo de comunicación en el que cada una de las partes tiene las mismas
funciones y cada una de las partes puede empezar la sesión de comunicación,
frente a otros modelos como el server/client o el master/
slave. A menudo la comunicación P2P se ve implementada ofreciendo
a cada uno de los nodos de comunicación las funcionalidades de server
y client. En el lenguaje corriente, el término peer-to-peer se utiliza para
describir las aplicaciones mediante las que los usuarios pueden, a través
de Internet, intercambiar directamente archivos con otros usuarios.
En particular, por lo que respecta a Internet, P2P es un tipo de network
«transitorio» que permite a un grupo de personas, que utilizan el mismo
programa, conectarse y acceder directamente a los recursos compartidos.
Napster hasta hace algunos años y ahora Emule, Lopster, etc., son
ejemplos de estos softwares.
cantidad de datos que se pueden buscar en estas redes se corresponde
con los datos compartidos por los usuarios y varía
en el tiempo de forma no periódica; por esta razón se les
define como redes «transientes»3. En efecto, en estos casos
el usuario realiza libremente una elección entre el material
que desea hacer público y lo que, por otra parte, se quedará
sellado en la esfera privada; también porque una regla básica
del intercambio «entre pares» o «iguales» es el hecho de
ofrecer compartir los propios materiales, que se pueden buscar
en la Red, para conseguir a cambio otros materiales. En
sí el P2P es una práctica legal; en el límite, los datos intercambiados
pueden estar protegidos por copyright (audio,
vídeo, textos, etc.): solo en ese caso se entra en la ilegalidad.
La difusión planetaria de estas prácticas pone de manifiesto
la naturaleza liberticida de la legislación vigente en materia
de propiedad
intelectual y de patentabilidad del conocimiento:
actualmente
constituye un delito penal difundir informaciones
protegidas por el copyright, es decir, que una
buena cuarta parte de la población italiana debería acabar
en prisión por haber descargado al menos un archivo mp3
ilegalmente. Además, parece cada vez más urgente la decisión
individual sobre la frontera entre lo público y lo privado.
Se abre un amplio abanico de posibilidades que se mueven
entre la decisión ponderada de favorecer e impulsar el
intercambio de informaciones más allá de cualquier consideración
legal y el simple recurso
a la piratería, aprovechando
lo que se encuentra en la Red.
Piratería difusa no significa ciertamente estar a las puertas
de la revolución popular, también porque a menudo se
trata de una piratería semiinconsciente, no de una asunción
3 El término «transiente» sinónimo técnico de «transitorio», procede de
la astrofísica y de la acústica y se refiere a una fuente cuya radiación varía
en el tiempo y de forma no periódica. Las redes «transientes» son transitorias
desde el punto de vista de los flujos informacionales que las componen;
en el caso de las redes P2P, la «transientidad» depende de la variación
de la cantidad de informaciones compartidas por cada individuo.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Tecnocracia
de responsabilidad por parte de los individuos que eligen
oponerse al vigente sistema de protección del conocimiento4.
Más bien las tecnologías digitales transforman la capacidad
de reproducción técnica en un problema obsoleto, y la cultura
del consumismo empuja a desear mucho más de lo que se
puede utilizar. Es casi obvio desear todo lo que conseguimos
imaginar, por lo menos a nivel de «informaciones», aun cuando
sea evidente que nunca seremos capaces de escuchar ni
siquiera una fracción de la música que descargamos de la
Red, o de ver incluso solo una porción significativa de las películas
que guardamos en nuestro hard disk. Pero la instancia
del deseo, por su propia naturaleza ilimitado, unida a la posibilidad
técnica, abre serios interrogantes sobre la distribución
y el acceso al conocimiento. El carácter tendencialmente
gratuito y libre de estos intercambios constituye un reto
extraordinario a la primacía de la economía productiva, pero
la difusión de las opiniones, por ejemplo bajo forma de blog,
pone en crisis incluso la concepción tradicional de los mass
media.
El P2P representa de hecho solo el nivel superficial, y más
difuso, del intercambio no mediado por una autoridad genéricamente
supracomunitaria. Hay muchas otras instancias
de búsqueda cualitativa, todas satisfechas por redes de confianza
y capaces de recombinar la perspectiva de nuestra
orientación en Internet. En algunos casos estos recorridos
subjetivos convergen en sistemas de afinidad cultural o profesional,
por ejemplo fórums, newsgroups, blogs especializados,
o en el disenso explícito de las fuentes oficiales; no solo,
a menudo constituyen un ejemplo suficientemente articulado
de un modelo alternativo para la organización del conocimiento
(knowledge
management).
4 Y, sin embargo, violar las leyes sobre el copyright es un delito tan increíblemente
difuso como grave: ¡un delito penal!, y así se regula en la
normativa europea conocida como EUCD, modelada sobre la estadounidense
DMCA, del 2003. Véase http://www.softwarelibero.it/progetti/
eucd/annuncio-campagna.shtml.
Es por lo tanto fácil plantear la hipótesis de una (tal vez
lenta) evolución del circuito de conocimiento relacionado con
el instrumento del blog hacia instrumentos P2P. Intercambio
de conocimiento a través de programas desligados de la publicación
web y basados en redes dinámicas en las que sea posible
compartir flujos de informaciones y archivos entre los
usuarios conectados y, por lo tanto, realmente pertenecientes
al propio circuito de amigos. Esto permitiría hacer que la división
entre público/privado no sea algo estático, sino dinámico
y difuminado, de manera que cada persona sea libre de
compartir informaciones escogiendo un nivel de accesibilidad
con un valor intermedio entre lo público y lo privado5.
Líneas de fuga:
media independientes, criptografía, blogs, foa f
El fenómeno de los blogs109, sitios web que contienen reflexiones
personales y links del autor y comentarios de los lectores,
ha dado lugar a lo que ya se califica como blogsfera: el informe
de Technocrati, publicado en octubre de 2008, calculaba
que en ese momento existían 150 millones de blogs en activo,
duplicando el número de los existentes en 2007, año en que la
blogosfera aumentaba en más de cien mil blogs al día, duplicando
esa cantidad cada seis-siete meses6.
Desde el punto de vista matemático, los blogs respetan la
ley de potencia y se distribuyen según la característica «larga
cola»: pocos centenares de blogs tienen un número muy elevado
de links (cerca de cuatro mil constituyen la flor y nata de
los blogs), la mayor parte (millones) tiene poquísimos links.
En este sentido, como hemos visto en el Capítulo 2, la blogosfera
pertenece al marco de la economía de la búsqueda. El
5 Con sus aspectos positivos y negativos, la expansión de un recurso como
Facebook en los últimos años parece caminar en esta dirección. [N.
del. E.]
6 Véase el informe La blogosfera e i media, www.casaleggioassociati.it.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Tecnocracia
blog permite compartir el propio punto de vista, declaradamente
subjetivo y personal, sin ningún filtro; el número de
links a un blog representa su popularidad y, por lo tanto, su
autoridad, que puede alcanzar y superar la de los periódicos
y otros media tradicionales, generando fenómenos de influencia
sobre la opinión pública. Fiabilidad, confianza y reputación
están asociadas al autor particular del blog: a medida
que crece la popularidad se hace difícil mentir sin ser penalizado
inmediatamente, es decir, sufrir deserciones y acabar
cayendo en el olvido7.
La autoridad del blog de Beppe Grillo, el único italiano
que aparece entre los primeros 100 blogs del mundo por número
de links, es mayor que la de los blogs de La Repubblica
e Il Corriere della Sera. El sujeto Beppe Grillo se expone a
nivel personal y no pretende vender verdades: expone su punto
de vista. En este sentido, los blogs crean redes compartidas
autogestionadas; no solo, a veces pueden convertirse en las
únicas fuentes de información no alineadas. Es el caso del
blogger iraquí Salam Pax (alias Salam al-Janabi) durante la
segunda Guerra del Golfo8.
La novedad más importante ligada a la información en los
blogs es la de la agregación automática de fuentes distintas a
través de los feed RSS (literalmente: «provisiones de RSS»),
el estándar de facto para la exportación de los contenidos de
la Web. En pocas palabras, se trata de un método automático
para deslizarse rápidamente en sitios web, y encontrar y exportar
las informaciones que interesan. La popularidad de
7 Existen varios métodos para maquillar los datos relativos a los links
a un blog, por ejemplo las link farms o «granjas de enlace» (grupos extensos
de páginas web creadas para aumentar la popularidad de una
página), o los fake blogs, o sea, blogs creados de forma automática por
programas, igual aprovechando recopiladores de noticias tipo RSS. Google
intenta desde hace tiempo solucionar este problema que genera el
fenómeno de los clics fraudulentos y que afecta, al menos en parte, el
mecanismo publicitario.
8 La vida en Bagdad bajo los bombardeos en el blog de Salam Pax: http://
dear_raed.blogspot.com/.
los blogs es tal vez una de las razones principales del éxito de
RSS: millares de weblogs empiezan a producir contenidos en
RSS y así proliferan sitios que recogen una selección de posts
de los blogs más seguidos (los llamados blog aggregators) y
programas para usar los contenidos de un blog directamente
en el propio terminal (RSS reader). De esta manera es posible
buscar contenidos en la blogosfera sin pasar por Google.
La posibilidad de poder recibir cómodamente de forma
automática los últimos artículos escritos sobre los argumentos
que el usuario considera más interesantes en el propio
ordenador es desde luego una innovación destinada a tener
enormes repercusiones en el uso de la Web. Más en general,
ya que el RSS es un primer paso para disponer de toda información
en un formato que por su propia naturaleza se puede
compartir fácilmente, transformar y ampliar, hace que una
información sea accesible a todo soporte informático, sea un
sitio, un programa instalado en el propio ordenador, móvil o
cualquier otro instrumento tecnológico.
Sin embargo, existen muchas otras posibilidades para buscar
informaciones. Si Google se presenta como un medio objetivo
y público, Indymedia.org9, por ejemplo, se define como
«una red de medios de comunicación gestionados colectivamente
para una narración radical, objetiva y apasionada de la
verdad», donde, sin embargo, existe un grupo de personas que
actúa según una política pública muy específica: en la columna
a la derecha de las páginas, llamada newswire, cualquiera
puede publicar. No se censura nada, pero «los mensajes patentemente
racistas, sexistas, fascistas se ocultan, sin ser eliminados
». Indymedia es esencialmente un instrumento para
usuarios activos en la creación de la información y para contribuir
a la formación del conocimiento y de verdades compartidas:
la autoridad que «crea» las verdades es difusa y participada,
es una autoridad ética (colectivo) y no matemática
(algoritmo).
9 www.indymedia.org; http://www.indymedia.org/es/index.shtml.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Tecnocracia
Poner en discusión las fuentes oficiales demostrando que
es posible hacer información de un modo creíble, descentralizado
e independiente es uno de los objetivos de Indymedia.
org y de decenas de networks surgidos alrededor de
temas específicos10.
¿Publicar las informaciones o mantenerlas privadas? Una
respuesta interesante procede del proyecto Freenet.org11, una
red P2P descentralizada, creada para resistir a la censura, que
explota los recursos (ancho de banda, espacio en disco) de sus
usuarios para permitir la publicación y el disfrute de cualquier
tipo de información. Freenet.org se ha constituido pensando
en el anonimato y en la seguridad, no en la velocidad
de transmisión. Las naciones y autoridades de distinta naturaleza
que censuran las comunicaciones comparten todas una
característica en común: existen unos controladores que deciden
qué cortar y qué mantener, qué se considera ofensivo y
qué se considera inocuo. Freenet.org es una red que elimina a
cualquiera la posibilidad de imponer su escala de valores: nadie
puede decidir lo que es aceptable, la tecnología se pone al
servicio de la libertad absoluta de expresión.
En las redes no anónimas, si queremos que nuestras informaciones
lleguen exclusivamente a destinatarios preestablecidos,
resulta útil la criptografía pesada; y, por otra parte, es
una práctica fundamental para garantizar un mínimo de privacidad
en las comunicaciones digitales. Por ejemplo, nuestros
correos electrónicos encriptados aunque se puedan buscar
mediante los instrumentos de búsqueda, no son legibles12.
10 Por ejemplo: http://www.cyberjournalist.net; http://alternet.org/;
www.warnews.it; http://zmag.org/; http://slashdot.org; http://wikipedia.
org; http://digg.com, etc.
11 Para entrar a formar parte de la red Freenet: http://freenetproject.org/.
12 La criptografía le da miedo a los gobiernos porque genera espacios
privados no inmediatamente accesibles al control policiaco: no por nada
la legislación estadounidense consideraba, al menos hasta hace pocos
años, «armas» los instrumentos de encriptación pesada. Actualmente,
la legislación vigente es muy confusa. Naturalmente la posibilidad de
desencriptar un documento depende de la potencia de cálculo que se em-
La encriptación se propone usar las redes de forma subjetiva
y filtrada, creando espacios privados de intercambio entre
particulares en lugar de espacios públicos indexables y aprovechables
por cualquiera. No se trata de tener algo que ocultar,
sino de preservar espacios privados y de poder decidir
autónomamente y libremente qué, cómo y cuándo hacerlo
público; nuestras comunicaciones personales, nuestros datos
sensibles no serán públicos ni objetos de marketing por el
solo hecho de estar transitando en la Red.
Es posible también hacer que todo sea público o, mejor,
decidir publicar la visión subjetiva de uno mismo. La propia
identidad virtual (álter ego digital) puede ser definida en los
mínimos detalles y no dejada en manos de las técnicas de personalización.
La propuesta quizás más interesante la representa
la comunidad FOAF, acrónimo de Friend-of-a-Friend13,
o sea, «amigo de un amigo». El objetivo de este proyecto es
crear un conjunto de páginas web legibles automáticamente
por las máquinas (machine-readable) que describen las personas,
sus intereses, las cosas que hacen y sus conexiones recíprocas14.
De esta forma, el concepto mismo de verdad pasa
a un segundo plano, sustituido por el de «confianza»: tiendo a
confiar en los amigos de los amigos, formando «redes de confianza
» basadas en los gustos, afinidades, pasiones en común.
FOAF es un instrumento útil para crear redes sociales, favoreciendo
una actitud activa: es preciso «declararse», «describirse
», «publicarse»15.
plea. No se trata pues de seguridad absoluta, pero sí racionalmente proporcionada
a la evolución tecnológica. Así utilizar claves de encriptación
asimétrica pesada como el GPC (Gnu Privacy Guard) a 204 kb ofrece,
en 2006, una protección muy elevada, aunque no total. The Gnu Privacy
Guard: http://www.gnupg.org/.
13 www.foaf-project.org.
14 Más técnicamente, FOAF es un vocabulario EDF/XML para la web
semántica con el objetivo de traducir en un lenguaje comprensible a las
máquinas (por ejemplo los spider) lo que usualmente está escrito en una
página personal sobre el autor de un sitio o de un proyecto.
15 Escribir el propio documento FOAF no es difícil utilizando instruEl
lado oscuro de Google | Ippolita
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Desde el punto de vista de las redes de confianza (trusting
networks, base de la Web Trust), FOAF puede ser una garantía
de transparencia sobre los recorridos que unen nuestros
avatares virtuales, favoreciendo un crecimiento de credibilidad
y confianza en las relaciones interpersonales desarrolladas
en la Red. La Web se utiliza para crear espacios en los
que las personas están interconectadas en un gran mapa relacional,
que se puede recorrer a partir de cualquiera de sus
nodos y sin la necesidad de un instrumento de búsqueda centralizado.
Es posible usar instrumentos como FOAF también para
fines declaradamente políticos: por ejemplo, la red Indyvoter,
que se define como «un sitio web de networking social
para activistas políticos», con el objetivos explícito de formar
un tipo de gobierno alternativo16.
Las falsas alternativas binarias, naturaleza/cultura, subjetivo/
objetivo, público/privado, verdadero/falso se revelan en
su escasez. La informática es constitutivamente dual e impura:
teoría y práctica a la vez, crea objetos que modifican nuestra
forma de pensar que, una vez utilizados, modifican la propia
informática. Los mundos digitales son reales, y en la
realidad las visiones en blanco y negro dejan sitio al gris y a la
infinita variedad de colores, a los matices de las opiniones, a
las diferencias que son riqueza, a lo heterogéneo que no puede
ser reconducido a lo único. Los instrumentos para modificar,
expandir y ramificar estos espacios de libertad y sus confines
están a nuestra disposición: las posibilidades están limitadas
solo por nuestra superficialidad y falta de imaginación.
mentos como Foaf-a-matic, http://www.ldodds.com/foaf/foaf-a-matic.
it.html.
16 www.indyvoter.org: «La Liga de los Jóvenes Votantes organiza encuentros
de votantes fuera de Nueva York. Nuestra misión es involucrar a
jóvenes cabreados de 17 a 35 años de edad en el proceso democrático para
construir una mayoría de gobierno progresista durante nuestra vida».
Conclusiones
Hemos llegado al final de nuestra exploración, tras haber desvelado
muchos secretos, más o menos importantes, de Google.
Como hemos visto se trata de un dispositivo que presume
de poder gestionar globalmente el complejo sistema de los
conocimientos disponibles en Internet. En efecto vende por
verdades objetivas respuestas que son solo recorridos subjetivos
filtrados por sus tecnologías de búsqueda. No tenemos
que caer en la trampa de una lectura esotérica del fenómeno,
estupefactos por la rapidez con la que atiende nuestras solicitudes.
Estos portentos, a menudo impregnados de misticismo,
son en realidad estrategias que conjugan el uso de sistemas
avanzados de recogida y almacenaje de datos con sistemas
de
localización de las informaciones, relacionados con técnicas
de personalización directas e indirectas vinculadas a la perfilación
de la publicidad.
Pero no solo el marketing de vanguardia y una oportuna
gestión de la comunicación permiten explicar la evangelización
googleana: tomemos, como ejemplo, el empleo de colores
en la paleta visual del logo; añadamos la difusión de unas
interfaces altamente configurables, capaces de conservar la
El lado oscuro de Google | Ippolita
182 183
Conclusiones
propia corporate-identity en cualquier ámbito, y el plato estará
listo: y estará servida también la explotación a todo nivel
de la economía relacional puesta en marcha respecto a los
usuarios. Y, además, Google se apropia sistemáticamente de
las metodologías de desarrollo cooperativo típicas del open
source y del free software, abaratando los costes para la implementación
de sus propios servicios mientras se hace pasar
por defensor de la causa de la libre circulación de los saberes.
Rechazar la hagiografía corriente del «motor de búsqueda
perfecto» no significa empezar una campaña de boicot.
Por otra parte, el grupo de Ippolita ha usado a menudo Google,
incluso para escribir este libro.
Del mismo modo, el empleo frecuente de recursos difusos
y accesibles como Wikipedia se ha revelado muy útil a nivel
enciclopédico. En efecto, si ya se conoce la cuestión en discusión,
se puede comprobar la exactitud de las informaciones
de forma independiente, recombinando las partes de la Red
de modo laico y desencantado para hablar de la propia Red.
El uso crítico de las fuentes depende de la capacidad de los
sujetos para aceptar y evaluar la seguridad de las informaciones,
no de la bondad intrínseca de las tecnologías digitales.
La informática no es simplemente una técnica para gestionar
la información de forma automática, sino que posee
una lógica intrínseca, es decir, que trabaja y modifica continuamente
sus propios cimientos. Es física, teórica y experimental
a la vez: estudia la formalización del lenguaje (formaliza
el conocimiento pues), la aplica a los componentes físicos
de la electrónica, obteniendo lenguajes posteriores que, a su
vez, influencian las teorías del conocimiento; es decir, se fundamenta
en una tipología de recursos muy peculiar.
Google desarrolla a fondo esta lógica recursiva como una
máquina extraordinaria que se construye mediante el uso
por parte de los usuarios. En este sentido, es una máquina
«autopoiética», que acumula todas las informaciones de base
volcadas cada día en la Red por millones de usuarios (nombres,
fotografías, mails, preferencias de búsqueda, participación
en fórums, uso de blogs, compilación de cuestionarios y
módulos, recorridos de navegación, etc.) para vender publicidad
de modo capilar. Los datos de los usuarios se han convertido
en un enorme patrimonio económico, social y humano.
Un patrimonio a proteger, desde luego, pero también un territorio
en el que curiosear, indagar, experimentar.
Google facilita una respuesta fluida a las intenciones de
búsqueda de los usuarios, una respuesta articulada en servicios
cada vez más sofisticados y personalizables. Pero se trata
de una multiplicidad solo aparente, que simplemente se preocupa
por difundir una forma de consumismo adecuada a la
economía informacional: la personalización en masa de la
publicidad y de los productos. El capitalismo de la abundancia
de Google practica un cuidadoso registro del imaginario
de los productores-consumidores (prosumers) a todos los niveles.
De hecho, los usuarios facilitan gratuitamente sus datos
personales, pero también sugerencias e impresiones sobre
el uso de los servicios; los desarrolladores colaboran en la
consolidación de los instrumentos «abiertos» puestos a su
disposición para difundir los estándares de Google, los cuales
quedan bajo el atento control de Mountain View y los empleados
de Googleplex y de los demás datacenters se identifican
plenamente con la filosofía empresarial de la excelencia.
La personalización del imaginario no es sino la última
etapa del proceso de colonización capitalista en las redes de
lo que hemos llamado onanismo tecnológico. La mentalidad
del beneficio se oculta bajo declaraciones a favor de la «libre
expresión de los individuos», que luego será aprovechada
para vender brillantes e inútiles productos personalizados.
Google promueve su «economía de la búsqueda» como si
fuera una nueva ciberdemocracia en la que centenares de millones
de personas pueden comunicar directamente y autoorganizarse,
sustrayéndose al control estatal e institucional en
general a través de sus instrumentos tecnológicos. Este mensaje
simplista halla el apoyo convencido de los media y de los
intelectuales «democráticos» de todo el globo. Según esta viEl
lado oscuro de Google | Ippolita
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Conclusiones
sión, la naturaleza de Internet sería intrínsecamente democrática:
en la Red, no solo los individuos se verían alentados a
ocupar el lugar de las instituciones, sino que incluso las propias
instituciones devendrían mejores. El entusiasmo tecnocrático
llega hasta el punto de presentar la informatización de
la administración pública, un proceso conocido como e-government,
como una especie de gobierno sin ideologías, que
apela a la responsabilidad del «ciberciudadano». Esta identidad
nueva por fin participa (digitalmente) en primera persona
de la emersión de una opinión pública difusa. Como si fuese
posible hacer frente a la crisis de las formas clásicas de
representación mediante una democracia local conectada a
escala global. Hemos constatado las principales lagunas de
este asunto, que se pueden reconducir a un enfoque ideológico.
La idea es que las tecnologías son «neutras» por definición,
y que esta presunta neutralidad es sinónimo de bondad,
en tanto que fruto de una práctica de búsqueda científica objetiva,
capaz de ofrecer a cada individuo lo que desea, sin esfuerzo
y rápidamente.
La compleja mediación informacional puesta en marcha
por Google se presenta como una membrana transparente de
alta tecnología, garante de las elecciones libres de los usuarios/
ciudadanos/consumidores, que usan/votan/compran sumergidos
en la red libre que Google gestiona por su propio
bien.
A pesar de este sueño participativo, deslumbrado por el
cuento de la ciberdemocracia, pero falto de sustancia concreta,
no se pueden realizar formas realmente autónomas de
democracia directa mediante la centralización de las informaciones,
de los saberes, de los poderes, en manos de una
empresa
privada (por ejemplo Google), y menos aún en las
de un sujeto público (como la denominada Authority1).
1 La Internet Assigned Numbers Authority (IANA) es la Agencia de
Asignación de Números de Internet. Era el antiguo registro central de
los protocolos Internet, como puertos, números de protocolo y empresa,
opciones y códigos. Fue sustituido en 1998 por ICANN. [N. del E.].
Ni siquiera los más avanzados de los movimientos altermundialistas
escapan a la trampa de la identidad. Desean de
hecho una recomposición de la identidad de clase a través de
una centralidad renovada del trabajo, en este caso telemático.
Pero se quedan lejos de la esfera del deseo individual incluso
cuando promueven el social networking como solución
taumatúrgica para todas las frustraciones personales, en un
ritual de autoayuda tecnológica global.
Solo la autoformación puede constituir una vía de fuga a
recorrer para substraerse al dominio tecnocrático. Hay que
dar muchos pasos antes de poder «poner en común» algo de
sí para generar sinergias. Sin una preparación técnica adecuada,
el sedicente maná comunitario se revela pronto un
ejercicio solipsista.
Los individuos que crean las redes tienen que aprender a
gestionar sus propios datos sensibles y empezar a establecer
qué hacer público y qué mantener privado. Además, deben
ser capaces de decidir cuáles informaciones son «verdaderas
» y cuáles son «falsas», evaluándolas en base al propio
punto de vista subjetivo. En efecto, mientras recorren la Web,
tienen que ser conscientes de que modifican el paisaje informacional
y de que cambian ellos mismos en el curso de la
navegación. Así los individuos pueden desarrollar su propia
autonomía, o sea, elaborar unas reglas para cruzar los territorios
virtuales y adoptar una posición personal.
Igual que cualquier otra tecnología, las tecnologías digitales
no son ni buenas ni malas en sí, y como hemos visto ni siquiera
son neutrales: depende del uso que se hace de ellas y
del método con el que se desarrollan. Desde luego, siendo
híbridos capaces de amplificar algunos aspectos de la vida
real, permiten desvelar las contradicciones entre la «naturaleza
» y la «cultura».
Hay que conjurar otro peligro, pues: la imagen de la Web
como experiencia desmaterializada, carente de concreción
física, que conduce a menudo a un rechazo luddista y reactivo
de la innovación.
El lado oscuro de Google | Ippolita
186 187
En esta perspectiva, la realidad virtual del ciberespacio
bulliría de interacciones poco significativas, operadas por
personalidades online sin memoria de las disparidades materiales
de la vida concreta: sexo, raza, riqueza, posición social
serían apartadas en la navegación fluida y sin fricciones de
identidades ficticias.
Esta idea —solo aparentemente materialista— es la que
sostienen intelectuales y observadores que, desde lo alto de
sus cátedras, opinan sin haber tenido nunca la humildad de
preguntar a los «niños» nacidos a la vez que las tecnologías
digitales.
Por el contrario, la realidad virtual es física hasta el punto
de que no podría existir sin las máquinas mecánicas, de silicio
y circuitos, y sin las máquinas biológicas, es decir, los usuarios:
conectado, múltiple y desterritorializado no son sinónimos
de «inmaterial». Además, una actitud semejante oculta
un profundo miedo a ver cambiar el mundo sin conseguir encontrar
el lugar propio, y una desconfianza radical en las posibilidades
de transformación y crecimiento de los individuos.
Las tecnologías digitales representan, pues, una posibilidad
de liberación solo si son vinculadas con el desarrollo de
álter egos digitales complejos, conscientes, capaces de interactuar
de forma imprevisible. Es posible utilizar múltiples
lenguajes para construir un terreno de encuentro: entre otros,
Ippolita ha considerado indispensable el método experimental
de la investigación científica, la riqueza inagotable de la
tradición humanista, la fuerza dialógica de las pasiones políticas,
la moralidad de la narración del método feminista, la
curiosidad sin límites típica de la actitud del hacker. La confianza
en la posibilidad de modelar tecnologías en base a los
deseos de los individuos es indispensable para crear redes de
verdad libres, ya sean digitales o no.
El caos de los mensajes contradictorios, el ruido de fondo
a veces insoportables y la amplitud casi inconcebible de la
Red pueden sin lugar a duda provocar temor, pero la exploración
acaba de empezar.
Postfacio
Una historia simple
En 2006, entre los deseos de Ippolita estaba el de escribir un
libro sobre el salto de la epistemología a la ontología en los
mundos digitales. Nos parecía evidente que el «qué» (lo que
conoces) había sido sustituido por el «quién» (lo que eres): la
gestión del conocimiento se convertía en gestión y construcción
de la identidad. Como no podríamos escribir un libro así
(¡aunque si alguien se atreviese, le rogaríamos que nos llamara,
por favor, pues estaríamos encantados de echarle una mano!)
y como tampoco encontraríamos un público para el mismo
—ya que ni somos académicos ni tampoco tenemos «queridos
compañeros» que se interesen por nuestras circunvoluciones
mentales...—, Ippolita decidió ocuparse de Google.
Un actor tan enorme que no podía pasar inadvertido.
Pero todo lo que vale para Google, vale también para los demás
colosos entre los motores de búsqueda (Yahoo!, Bing!,
etc.). Google simplemente es el más conocido, utilizado y
versátil, por lo tanto es oportuno dirigirle una dura crítica.
Sin olvidar, de todas formas, que para Ippolita se trataba, y
con más razón se trata ahora, solo de un modelo claro y comEl
lado oscuro de Google | Ippolita
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Postfacio. Una historia simple
prensible para todos los usuarios de la Web preocupados por
las consecuencias derivadas de la actual estructura de Internet.
En este caso, de la difusión viral de comportamientos y
prácticas de delegación de nuestras propias «intenciones de
búsqueda», de nuestros deseos respecto a estas tecnologías, a
un sujeto con miras declaradamente hegemónicas.
Ha pasado algún tiempo, el libro ha sido leído, ha sido descargado,
criticado, traducido. Para nuestra sorpresa, en lugar
de desinflarse frente a algún nuevo actor tecnológico, Google
ha estado cada vez más en la palestra. Junto con el cloud computing,
las «nubes» de datos, se difunde también la FOG, no en
el sentido de niebla sino más bien de miedo: Fear of Google1.
Miedo a que un monopolio del saber constituya una amenaza
no solo para los individuos (que siempre están en el vagón de
cola de las agendas políticas), sino también para empresas y
autoridades de Estados; es decir, para el business y los poderes
constituidos —en otros momentos se hubiera dicho: para el
complejo militar-industrial—. Es por eso que florecen estudios
y debates, se mueven las grandes corporaciones con sus
pandillas de abogados para impedir que Google cambie el estatus
quo. O, por lo menos, para reclamar su parte de la tarta.
Ippolita sigue sin ser un experto en el tema: la experiencia
y los conocimientos se han ido construyendo a lo largo de la
investigación, y no nos pasamos el tiempo estudiando los movimientos
de BigG. Sin embargo ha llegado el momento de
hacer un repaso de las novedades y de comprobar si el modelo
de análisis propuesto continúa siendo válido. Nosotros
creemos que sí lo es, porque aunque aparentemente se han
producido muchas novedades, mirándolo bien todo cambia
1 FOG el «miedo a Google» hace ya tiempo que existe y se extiende
desde
Silicon Valley: http://www.sfgate.com/cgi-bin/article.cgi?f=/c/
a/
2007/
05/
11/MNGRIPPB2N1.DTL; y el miedo no para, sino que se
sigue propagando desde Italia (http://www.corriere.it/scienze_e_tecnologie/
09_ottobre_29/super-google-mondo-gaggi_4daff0a4-c45a-
11de-ae8c-00144f02aabc.shtml) hasta Australia (http://www.smh.
com.au/business/google-monster-20090814-el49.html).
para que todo siga igual: Google es un gatopardo contemporáneo,
que persigue tenaz y eficazmente su objetivo hegemónico
de «organizar el conocimiento» del mundo entero.
Google es la punta de lanza, el estándar de hecho de la
«webización de todo». Toda información tiende a volverse
más fácilmente accesible a través de un terminal conectado a
la Web, que cada vez rima más con Google. Google, frente al
caos de los motores de búsqueda llenos de publicidad invasiva,
banners, etc., ha sido una gran novedad. La sobriedad y la
eficiencia que lo han hecho famoso, además de la filosofía de
la excelencia (en primer lugar posible sobre todo por la explotación
de mucho código abierto), han llevado a académicos y
tecnófilos a loarle como la alternativa cool en la Web, la alternativa
«buena» frente a las multinacionales «malas». Tal vez
el problema de fondo haya existido desde el principio: una
compañía que tiene como objetivo la catalogación de todas las
informaciones digitales del mundo no puede no tener objetivos
hegemónicos, y es esta hegemonía alcanzada en muchos
sectores lo que hoy le hace aparecer como un «peligro». Saber
es poder, y si el saber significa la posesión y el acceso a los
datos generados por los usuarios, está claro que quien posee
las nubes de datos está en una posición de dominio. Poniéndose
como punto de acceso único (o casi; privilegiado, sin
duda) a la Red, Google constituye una concentración de poder
inédita, con la cual los individuos particulares, las sociedades,
las autoridades y cualquiera que utilice instrumentos
digitales conectados entre ellos no puede evitar confrontarse.
¿Ha cambiado algo?
¿Acaso algo ha cambiado? No mucho, en realidad. Aun así
vamos a elaborar un listado de las novedades de BigG —solo
las que nos han sorprendido, se entiende—. Una panorámica
de las «directrices evolutivas» de la máquina Google debe
empezar por la apertura hacia Smartphone y los móviles de
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Postfacio. Una historia simple
última generación: el sistema operativo Android es ahora una
realidad comercial en rápido desarrollo, una competencia temible
para Windows Mobile, Iphone-Ipad, Symbian-Maemo-
Meego2. El navegador se convierte cada vez más en un ámbito
de desarrollo, como hemos recordado en otras ocasiones3;
así tenemos inevitablemente el navegador made in Mountain
View, Chrome, y su hermanito para open source, Chromium4.
Puesto que un porcentaje cada vez más relevante del tiempo
de uso de PC y Smartphone implica una conexión a Internet,
el navegador como herramienta para navegar en el mar de
la Red se hace imprescindible5. Una ojeada a los servicios:
Google Health permite ordenar, buscar, compartir los datos
médicos personales. El desarrollo y la integración con mashups
cada vez más avanzados prosiguen rápidamente; espectaculares
sobre todo los progresos en el mapeo del territorio,
con Street View, que a estas alturas poco tiene que envidiarle
a los sistemas de espionaje militar. Google se ha convertido
también en DNS provider (proveedor de dominios) con Google
Apps: es posible cambiar de dominio, correos incluidos, y
usar el Google Calendar, GDocs y Google Sites.
En la actualidad, se ofrecen hasta 25 mailboxs de Gmail
por dominio. Una bendición para las pequeñas empresas,
2 Android es una máquina virtual montada en un kernel linux modificado,
o sea, construida a partir de código abierto (http://www.android.
com/:). Pero, aunque Android es linux como el OS Maemo (Nokia), es
más difícil de desarrollar aplicaciones en él, además de que los softwares
permanecen propiedad de Google. Para conocer más de Maemo, que
desde el acuerdo Nokia-Intel se denomina Meego, podéis consultar las
siguientes páginas: http://maemo.org/, http://meego.com/.
3 Véase el apartado «Los navegadores como ambientes de desarrollo»
(cap. 5).
4 Chrome: http://www.google.com/chrome; Chromium: http://code.google.
com/chromium/.
5 No es casual que Google financie la Mozilla Foundation con 60 millones
de dólares al año. ¿Qué pasaría si se le quitase la financiación, una
vez puesto a punto «el navegador más rápido de todos los tiempos»? Ver
http://www.zdnet.com/blog/btl/mozilla-still-too-dependent-on-googlefor-
revenue-can-it-diversify/27670.
nadie puede ofrecer tanto a cambio de un poco de publicidad
contextual. En breve, el enfrentamiento con Microsoft y
Apple llegará a su culminación con el lanzamiento de Google
OS, un sistema operativo completo, basado previsiblemente
en un código GNU/Linux; el navegador Chrome será
sin lugar a duda el corazón pulsante de este sistema-terminal
para conectarse a la «nube de Google». Además, Google
no quiere quedarse fuera de las redes sociales: después de
haberlo intentado con Orkut (muy difundida en Brasil), es
el turno de Google Wawe y sobre todo de Buzz, que hace
realidad la convergencia entre chats, galerías de foto, discusiones,
RSS personales, mails y microblogging. Sobre todas
estas novedades pende la hipoteca de la privacidad. No se
oye hablar de otra cosa. Google representa una amenaza
para nuestra privacidad, se nos repite. ¿Pero es que los demás
proveedores de acceso y servicios no son una amenaza?
¿Acaso no era Google el gigante bueno?
El falso problema de la privacidad
y la realidad del profiling
«Privacidad común» es un oxímoron, pero da buena cuenta
del desconcierto que se siente descubriendo (hecho conocido
desde hace años y por supuesto no descubierto por Ippolita)
que existen programas de filtrado de los correos capaces de
extrapolar palabras clave para proponer publicidad contextual
y selectiva, sobre la base de intercambios considerados
«privados, reservados». Google ha dejado patente la existencia
de esferas ni públicas ni privadas, gobernadas por las
tecnocracias. ¿La privacidad protege los datos sanitarios en
poder de las estructuras sanitarias? ¿La privacidad protege
los datos penales en mano de las estructuras judiciales?
Cuando estos archivos de datos se hacen accesibles (más
accesibles de cuanto lo han sido hasta ahora, porque los archivos
digitales a los que se accede mediante los motores de
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Postfacio. Una historia simple
búsqueda son generalmente más accesibles que los archivos
reales6) surgen los problemas. La privacidad (o, mejor aún,
confidencialidad) es el «derecho a estar solos» (the right to be
alone), e incluye todo lo que se considera privado (intimidad,
pudor) y todo lo que arbitrariamente queramos mantener en
privado. Pero la privacidad es una quimera. Es un concepto
vacuo y poco útil, sobre todo porque comienza a existir solo
cuando nos damos cuenta de que ha sido violada. Además, si
por privacidad se entiende la «protección de los datos sensibles
de los individuos de la mirada indiscreta de personas no
autorizadas», después de Echelon (un sistema de espionaje
militar e industrial de todas la comunicaciones digitales del
mundo, activo desde decenios y aún hoy en perfecta forma)
es evidente que estamos hablando de algo que no existe, o
que no existe ya desde hace mucho tiempo.
Por otra parte, el problema no es tanto el hecho de estar
bajo control: todas las llamadas son grabadas (en teoría por
un tiempo limitado), todos los movimientos online registrados
por alguna máquina (la de quien ofrece el acceso, por
ejemplo). Sin embargo, el problema es complejo. El concepto
de perfilación tal vez sea más útil: pues a Google no
le interesa el individuo en cuanto a tal, sino su perfil, para
comprender qué «tipo» de «cliente» potencial es para la publicidad
de terceros o qué tipo de usuario/desarrollador/
prosumer
puede ser para sus servicios. Desde luego, es inquietante
que «perfilación» sea un término procedente de
las actividades del criminal profiling (perfil criminológico):
todos fichados, todos perfilados. Pero aún más inquietante
es el hecho de que a las personas, en general, no les preocupa
ser objeto de perfilación, incluso quieren ser controladas
de forma continuada y cada vez más invasiva, ya que son
muchos (no solo los ciberfetichistas declarados) los que
6 ¿Quiénes de vosotros ha intentado consultar un fichero judicial? Pocos
o nadie. Sin embargo, las informaciones sobre pedófilos y similares, al
estilo «pon el monstruo en primera página», son fácilmente asequibles,
especialmente en los EE.UU.
quieren hacerse con instrumentos que no saben gestionar
de forma autónoma y que son asimismo instrumentos de autodelación
desde abajo. No es necesario intentar fichar a las
personas usando recursos sofisticados; se puede conseguir
lo mismo dejando el esfuerzo directamente a los interesados:
es suficiente con poner a la venta terminales evolucionados,
constantemente conectados online a servicios de
social networking (registro de las relaciones interpersonales),
con videocámaras y GPS... ¡como los Smartphone y
otros modelos parecidos que arrasan ahora!
En cuanto al hecho de que las fuerzas de policía, militares,
servicios secretos, autoridades de distinto tipo, organizaciones
criminales de todo género puedan eventualmente
acceder a esos datos, el caso reciente de China resulta suficientemente
ilustrativo: las autoridades chinas han forzado o
hecho que se violaran las direcciones de correo electrónico
de Gmail pertenecientes a disidentes hostiles al régimen para
poder reprimirles. Ninguna sorpresa: una gran concentración
de poder apunta casi siempre a favorecer una ansiedad
irrefrenable de dominio7.
¿Qué ha pasado?, ¿por qué el nivel de seguridad percibido
está cayendo en picado?
Paranoia securitaria y militarización tecnocrática
El debate sobre la seguridad —ya sea real, presunta o percibida—
se alimenta de cifras. Pero es inútil producir estadísticas:
se trata de secuencias de números útiles solamente
para sostener la propia hipótesis, para justificar sin explicar.
Sería más bien interesante intentar comprender la génesis de
7 Más información sobre perfilación en los artículos dedicados al tema
en http://www.delirandom.net, en especial: http://www.delirandom.
net/#/20080321/vecchi-attacchi-allanonimato-e-svisceramento-diquesta-
occulta-profilazione/ y http://www.delirandom.net/#/20091007/
lip-informazionecontrollosicurezzainternet/
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Postfacio. Una historia simple
esta paranoia securitaria y su relación con las transformaciones
provocadas por la introducción masiva de las tecnologías
digitales. No es este el lugar para tratar en profundidad un
tema tan complejo. Sin embargo, constatamos con placer la
aparición de distintas investigaciones sobre la construcción
de las políticas del miedo por parte de las autoridades8.
En el contexto de esta investigación, esbozando una esque-
matización extrema, podemos decir que las superposiciones
y contaminaciones entre público/privado, opiniones
subjetivas/verdades objetivas, individual/colectivo, etc., son
muy difíciles de gestionar.
En lugar de aumentar las ocasiones de concertación pública
para la gestión del poder tecnológico, la delegación progresiva
en el uso inconsciente de los instrumentos digitales aumenta
el desequilibrio tecnocrático. Google es la punta de
lanza de este dominio tecnocrático en vías de expansión, hasta
el punto de englobar cada aspecto de la vida cotidiana: no solo
buscar informaciones, sino hablar, desplazarse, divertirse,
conversar... La percepción de la fragilidad, de la exposición
extrema a la que estamos sometidos por una tecnocracia despersonalizada
incrementa la demanda de seguridad. De ahí el
aumento de control tecnocrático, hasta llegar a una proliferación
inédita de la militarización securitaria. Todo el mundo
tiene que contribuir: denunciad a vuestro vecino, tiene un aire
sospechoso, podría ser un terrorista, un peligro. Hay que aumentar
los controles... Qué pena que el control sea justamente
lo contrario de la posibilidad de confidencialidad, sin considerar
el hecho de que nadie tiene la más remota idea de quién
controlará a los controladores. Lo único cierto, en esta carrera
por el control, es que ya ahora la cantidad de datos almacenada
por los sistemas de control activos ha superado con creces
las posibilidades de gestión por una parte de las autoridades
(privadas y/o públicas, civiles y/o militares) que han instalado
8 Por ejemplo, CAE, Marching Plague, Autonomedia, Nueva York, 2006;
Loretta Napoleoni y Bee J. Ronald, I numeri del terrore. Perché non dobbiamo
avere paura, Saggiatore, Milán, 2008.
dichos sistemas. Por lo tanto, es necesario reclutar nuevos controladores
que discriminen los millones de sitos indexados, las
miles de horas grabadas por las videocámaras de circuito cerrado,
etc., a la búsqueda de la anomalía, del peligro para la
«seguridad pública». Podemos imaginar que pronto los ciudadanos
serán invitados, tal vez bajo la promesa de premios en
metálico, a convertirse en policías y detectives, delatores y espías.
Por otro lado, el uso masivo de spin-doctors (responsables
de imagen) en política, junto con técnicas de guerrilla de
la información (infowar) para orientar y manipular a la opinión
pública no hace sino agravar la confusión general. Es difícil
orientarse en la sociedad del espectáculo en tiempo real9.
Perspectivas e involuciones
Después de la construcción de una nueva infraestructura,
después de la puesta en marcha de una red inmensa, la red
tiene que funcionar. La acumulación tiene que dar sus frutos.
Podemos esperar pues el lanzamiento de nuevas iniciativas,
gratuitas o de todos modos de muy bajo coste (por lo menos al
principio), para explotar mejor las potencialidades infinitas de
los datacenters, de las infraestructuras de la Red y de los datos
recogidos. En este sentido, el «miedo» a que Google cambie
modelos enteros de negocio no es gratuito, desde la edición al
periodismo y hasta la telefonía. Un ejemplo plausible: Google
Provider, Google Telco, Google servicios de localización
GPS 2D y 3D, Google Ediciones, Google TV/cine HD, Google
espacio para MPG juegos multijugador online, Google
9 El asunto es espinoso y difícil, y a menudo los autores que se ocupan del
mismo parecen padecer manías conspiracionistas, además de una curiosa
oscilación entre la reivindicación de la libertad absoluta de expresión y
la invocación a una autoridad garante de la verdad. Con la debida cautela
escéptica, la obra del teórico de los sistemas Bruno Lussato es sin lugar
a dudas un espejo inquietante de la desinformación difundida. Véase
en particular Bruno Lussato, Virus. Huit leçons sur la désinformation,
Syrtes, París, 2007, y su sito http://www.brunolussato.com.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Postfacio. Una historia simple
Telemedicina, etc. En general, previsiblemente serán explorados
todos aquellos servicios que necesitan de uno o más de
los fundamentos a disposición de BigG; es decir, cantidad de
datos en constante aumento, búsquedas personalizadas con
publicidad contextual, banda ancha y espacio de disco.
Sin pretensión alguna de abarcarlo todo, mencionaremos
algunas perspectivas abiertas. Google es un ejemplo meridiano
de centralización y verticalidad en la organización de los
mundos digitales. Sería interesante explorar y construir, no
obstante, sistemas descentralizados y horizontales a partir de
motores de búsqueda distribuidos, P2P. Un prototipo que ya
funciona es YACY10, que propone una especie de «pluralismo
de las fuentes» en el que el crawler es lanzado voluntariamente
por cada usuario sobre la porción de datos que desea indexar, y
los resultados quedan así disponibles de forma distribuida.
El caso de China despierta numerosos interrogantes.
Desde luego, los problemas que Google encuentra y encontrará
en su penetración capilar a nivel global proceden del
hecho de que se halla en una situación inédita, detentando
una cantidad y cualidad infinita de datos sensibles y ultrasensibles
(comunicaciones personales, etc.). Actualmente
Google
posee más datos que un Estado sobre los ciudadanos
del mismo Estado... Es normal que quien ejerce el monopolio
de la violencia (el Estado y sus agencias) quiera
arrebatárselos. Tanto más si se trata de un Estado autoritario
como es el caso de China, evidentemente sin ninguna garantía
de que los utilizará mejor o peor que el mismo Google.
No habiendo antecedentes, cada país reacciona a su
manera... Pero la cuestión también tiene un lado técnico: ¿se
puede crackear Google? Por lo visto, sí, ya que, según declaraciones
de los responsables de Mountain View, las violaciones
de los mailboxs se han llevado a cabo usando debilidades
del sistema, y no simplemente robando o extorsionando
passwords o similares.
10 http://yacy.net/.
Estos debates sobre el encuentro-desencuentro entre una
empresa privada y Estados-naciones enteros abren otros escenarios
inquietantes, sobre todo sobre la posible colaboración
entre Google y los servicios de inteligencia. También
porque, si Google fuese considerado de veras como un servicio
imprescindible, estaría en la misma situación que los bancos
y las demás empresas vitales para el mantenimiento del
estatus quo, o sea, too big to fail. Si durante el desplome financiero
provocado por la crisis —que desde luego, no será la
última del capitalismo— ya fue muy difícil justificar, en plena
era neoliberal, los rescates de bancos por parte del Estado,
¿cómo va a ser posible hacer «pública» (en el sentido de estatal)
una empresa multinacional? Sin embargo, algunas reflexiones
apuntan en esa dirección11, la cual no parece muy
lejos del fantasma del Nuevo Orden Mundial. Una vez más,
esta inédita concentración de poder se concreta en una evidente
posibilidad de dominio.
Alternativas
A menudo se cita a Ippolita como experta en Google; inevitablemente,
la constatación final es: muy bien, está claro que
existen una serie de problemas. Pero nosotros no somos tan
expertos como vosotros. Somos simples usuarios. Somos víctimas
pasivas de Google, que creíamos que era bueno y que
ha resultado ser malo. ¿Cuál es la alternativa?
Las alternativas hay que construirlas. No existe una alternativa
única, y en todo caso no existe ninguna alternativa si
queremos un motor de búsqueda «instantáneo», un webmail
de muchos gigas y además «gratuito», servicios cada vez más
novedosos, velocidad cada vez mayor, todo esto sin preocuparnos
de quién, cómo y para qué gestiona esos servicios. Si
deseamos dar respuesta a una necesidad que crece sin lími-
11 Véase Yann Moulier-Boutang, Multitudes, 2009.
El lado oscuro de Google | Ippolita
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tes, la mejor alternativa a Google es otro Google capaz de un
crecimiento aún más rápido e ilimitado.
Pero las personas podrían construir alternativas válidas
de forma autónoma. La condición necesaria, y no suficiente,
es la de elaborar los deseos personales antes de utilizar las
tecnologías; sobre todo si el uso corriente se realiza sin ninguna
conciencia, solo porque se trata de tecnologías disponibles,
aparentemente gratuitas e indispensables para estar al
día de las modas pasajeras; y alineados a la dromocracia en
expansión, al culto a la velocidad del que habla desde hace
tiempo Paul Virilio12. Por otra parte, la alternativa a un sistema
tecnológico industrial y consumista, del que Google es
simplemente el ejemplo más evidente, es la puesta a punto de
instrumentos tecnológicos convivenciales, o sea, construidos
a la medida de las personas que los utilizan, construidos por
esas mismas personas junto con otras afines. Es decir, que se
podría pensar en cómo se hacen las cosas (también en la
Web) antes de pensar en «qué» cosas hacer13. Muchos ya lo
hacen, difundiendo y multiplicando soluciones personales,
temporales, a medida, autónomas y autodeterminadas, traducibles
y modificables, placenteras, para satisfacer las propias
necesidades cognitivas, los propios deseos a través de los
instrumentos tecnológicos. La idea de la convivencialidad no
es nueva (véase la entrada «Ivan Illich»), ha sido y continúa
siendo practicada de distintas maneras, también en la Web
(hay muchas herramientas de este tipo, solo hay que buscarlas...
con o sin Google), y solo espera a ser desarrollada de
nuevas maneras por quienes usan todos los días los instrumentos
digitales.
12 Paul Virilio, Vitesse et politique, París, Editions galilée, 1977 (en castellano
en: La Marca, Buenos Aires, 2009). Une pequeña introducción
online en: http://post-media.info/post-ressources/virilio-dromologie.pdf
13 Intervención de Ippolita en la Society of the Query Conference,
Amsterdam, 2009 (http://interno.eleuthera.it/webs/karlessi/finalstringato_
ippolita_amsterdamSOQ_2009k.pdf), sobre tecnología convivencial;
Carlo Milani, Scritture conviviali: tecnologie per partecipare, Milán,
2009, http://interno.eleuthera.it/webs/karlessi/tuttotesinotepiedek.pdf.
Apéndices
I. El fin del mundo en una galleta
La fecha de caducidad de Google es el 17 de enero de 2038.
Esta fecha es interesante porque es precisamente dos días
antes del fin del mundo. El 19 de enero de 2038 es una fecha
esencial para todo el mundo POSIX, que comprende todos
los sistemas operativos procedentes del sistema UNIX
(GNU/Linux, BSD, Solares, etc.) y todos los protocolos de
red UNIX Style (http, ftp, etc.). En los sistemas POSIX el
tiempo está regulado por razones históricas por el número de
segundos transcurridos desde el primero de enero de 1970.
La unidad de medida para este número es un «entero con
signo», valor que en informática ocupa 32 bits de memoria.
Si un programador crea una variable de tipología «entero
con signo» para memorizar un valor numérico, este puede ser
como mínimo –2147483648 y como máximo 2147463647. Un
número muy grande, pero que se convierte en un valor muy
pequeño si lo transformamos en segundos. En 32 bits solo
caben apenas 136 años.
Cuando Ken Thompson, casi por juego, inventó Unix, nunca
hubiera imaginado que iba a revolucionar tanto la informática
y, sobre todo, nunca hubiera pensado que una serie de sus
elecciones (el filesystem, la hora, la codificación de los caracteres,
las llamadas a función, el lenguaje de programación,
etc.) iban a convertirse en ley para todo programador del globo
en muy poco tiempo. Thompson decidió en 1972 que la
fecha 0 de su sistema operativo sería el 1 de enero de 1970.
2147463647 segundos después del 1 de enero de 1970, será
exactamente el 19 de enero de 2038 a las 3:14 de la mañana,
último segundo del mundo Unix, de Internet (que funciona
El lado oscuro de Google | Ippolita
200 201
Apéndices
gracias a protocolos Unix). Después de ese segundo nos veremos
proyectados al 13 de diciembre de 1901 a las 20:45. Seguramente
éste será un problema que tendrá que ser gestionado
en los próximos años y requerirá un cambio que marcará una
nueva época en la gestión del tiempo y de todo lo demás en
los sistemas Unix. Sin duda un problema algo más serio y
fundamentado que el tan cacareado millennium bug, el
«efecto 2000», en el paso del año 1999 al 2000.
La fecha de caducidad de Google es pues la máxima fecha
que se puede configurar en un cookie y que conlleva que el
navegador de nuestros sistemas operativos no eliminará nunca
aquel cookie y las informaciones allí guardadas. Para mayor
información sobre el problema de las fechas véase:
– http://www.2038bug.com/index.html
– http://www.iee.org/Policy/Areas/SCS/problemdates.cfm
– http://en.wikipedia.org/wiki/Unix_epoch~~
II. Interzonas: influencias y dominios
en los mundos digitales
Los proyectos open source de Google están hospedados también
en el portal SourceForge.net; no hay cambios sustanciales,
ni siquiera cambios gráficos relevantes, en el paso entre
el sitio de google.com y el de SourceForge.net. Los distintos
proyectos permanecen inalterados casi hasta en los mínimos
detalles, tanto en el código como en la interfaz. El único elemento
digno de destacar es el cambio del servidor anfitrión:
de hecho se pasa de una sección con el nombre del proyecto
en el sitio de code.google.com a una página hospedada en
SourceForge.net en un dominio de tercer nivel (por ejemplo,
nombreproyecto.SourceForge.net). Existen, pues, dos
accesos separados e independientes para alcanzar la misma
interzona. Sin embargo, estas zonas pertenecen a dominios
distintos: google.com y SourceForge.net.
El concepto de dominio está en la base de la estructura
de las redes. En el ámbito informático, con el término «dominio
» se entiende el nombre de un server dentro de una
escala jerárquica extremamente compleja gestionada por
una red de ordenadores llamados DNS (Domain Name Server).
Estos ordenadores se encargan de gestionar la asociación
server-dominio y de permitir a todo el mundo alcanzar
unas direcciones esparcidas en la Red gracias a su nombre.
Por ejemplo, cuando se quiere llegar a www.google.com,
un programa específico dentro de nuestro ordenador pregunta
a uno de los DNS qué server responde al nombre www.google.
com. En sustancia, la red de los DNS se encarga de buscar
dentro de gigantescos mapas y bases de datos el server
que le pedimos, asociando la dirección alfabética que nos resulta
comprensible a una dirección numérica (el número IP)
que es comprensible para las máquinas. Nos comunica luego
el resultado, y nos conecta a Google o a cualquier otra dirección
solicitada.
El lado oscuro de Google | Ippolita
202 203
Apéndices
Simplificando mucho este complejo mecanismo jerárquico,
podemos decir que los dominios están estructurados por
niveles. En una dirección web típica, los niveles se leen de
derecha a izquierda. Los primeros niveles son pues los genéricos
.com, .org, .net, y los nacionales como .it, .es, .fr, .de, .tv.
En el segundo nivel hallamos los nombres reales de los server,
asociados a uno solo de los dominios de primer nivel:
google.com, eleuthera.it, somasuite.net, alekoslab.org., etc.
Nada le impide a un server tener más dominios de segundo
nivel ligados a distintos dominios de primer nivel: google.it,
google.de, google.com son todos dominios de segundo nivel
válidos. No es obligatorio que estos dominios de segundo nivel
se refieran a una misma entidad: por ejemplo, ippolita.net
es el sitio del proyecto ippolita, ippolita.it es el sitio de la poetisa
Ippolita Avalli, e Ippolita.com es el sitio de Ippolita que
fabrica y vende joyas.
Desde el segundo nivel en adelante la gestión corresponde
a quien gestiona el segundo nivel. Por ejemplo, code.google.
com está gestionado directamente por Google, así como
www.google.com y también moon.google.com.
No existe una regla precisa que impone la forma en la que
se dan los nombres de tercer nivel: pensemos por ejemplo en
una dirección evocadora, pero absolutamente correcta, como
del.icio.us: el sufijo .us indica que pertenece al dominio nacional
USA, el nombre «icio» indica el server, el prefijo «del»
de tercer nivel completa el juego de palabras, de forma que la
dirección total signifique «delicioso» en inglés. Sin embargo,
existe la costumbre de asociar algunos dominios a servicios
específicos. Una dirección del tipo www.server.net hospedará
tendencialmente la primera página del servicio de server.
net, mientras mail.server.net hospedará servicios de correo
electrónico.
La imagen tal vez más adecuada para describir esta jerarquía
es la de una casa: los servicios tienen una puerta de
acceso directo (mail.server.net) mientras que el contenido
de los distintos servicios puede ser hospedado dentro de una
de las habitaciones interiores (www.server.net/fotografie/),
o sea, en uno de los directorios del servidor principal.
La gestión de los dominios de tercer nivel de Google es
ilógica, y por ello extremadamente abierta y fluida. De hecho
es curioso notar que a la Luna se le ha concedido un dominio
de tercer nivel (moon.google.com) mientras que a Marte no,
relegado a un directorio secundario (www.google.com/mars):
ambos servicios permiten explorar mapas, sin diferencias significativas
en el servicio que proponen.
La estructura de SourceForge.net es más rígida, así como
la de Freshmeat.net (que Google de momento no utiliza) y de
otros proyectos análogos. SourceForge.net ofrece los proyectos
hospedados como servicios para los usuarios a causa de su
misma naturaleza de portal; por esta razón, todos los proyectos
de Google se encuentran en un dominio de tercer nivel. Se
trata de un instrumento para las comunidades de desarrollo
que dedica a cada una de ellas un ambiente hecho a medida y
rico en servicios. Las distintas comunidades piden los servicios
que necesitan y SourceForge.net les da un espacio completo
y personalizado. Por lo tanto, Google se comporta como
la comunidad de Gaim o de cualquier otro software: y, sin
embargo, Google no es precisamente una comunidad
cualquiera
de desarrolladores independientes...
Otras interzonas se crean para gestionar los campos de
influencia de las correspondientes comunidades y la eventual
interacción entre proyectos que de ellas dependen. El proyecto
Open Source Mozilla y la página predefinida para su navegador
Firefox es un pequeño ejemplo de gran visibilidad pública.
Cada vez que un usuario instala el navegador
Mozilla-Firefox, la primera página online que verá al empezar
Internet será la página de Google modificada gráficamente
de forma que incluya también el logo de Firefox.
Google facilita también toolbars (barras de herramientas)
para que se integren en Firefox. Las toolbars son bloques
gráficos (en general en forma de línea o columna) que, gracias
a una serie de botones y otros objetos gráficos, activan
El lado oscuro de Google | Ippolita
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Apéndices
funciones particulares del programa que las hospeda. Las extensiones
para Firefox permiten añadir barras de herramientas
gratuitas dentro del propio navegador. Lo que el público
difícilmente sabe es que tales productos no son en absoluto
open source. En efecto, la toolbar de Google no es un producto
descargable de los clásicos sitios de extensiones para
Mozilla, porque está sujeta a una licencia propietaria. El funcionamiento
de la barra de herramientas está oculto dentro
de una pequeña librería usada solo por este instrumento y
disponible sin código fuente. Existen distintos estudios ilegales
de reverse engeneering (ingeniería inversa) que muestran
el funcionamiento de esta extensión y la forma en la que se
solicitan datos del sitio de Google.
La integración entre el propio terminal (ordenador,
laptop, etc.) y el Google-server es cada vez más estrecha; de
hecho, una de las novedades entre las extensiones para Mozilla
Firefox se llama Google Browser Sync: bookmarks, cronologías,
cookies, passwords guardados e incluso fichas y
ventanas dejadas abiertas durante la última sesión, se guardan
online en los servidores de Google y luego son sincronizadas
automáticamente en las distintas ubicaciones usadas y
en las nuevas sesiones de navegación. El control sobre el
usuario se extiende a cualquier dispositivo capaz de acceder
a la Web.
Por último, podemos identificar otra interzona en el frente
de las licencias de uso. Google ha intentado adecuarse al
estándar de las demás empresas open source que tienden a
utilizar versiones más o menos retocadas de la BSD 2.0 (a
excepción de la Novell). Esta licencia permite compartir el
código pero también un fuerte control sobre los programas y
sus versiones. Por un lado, esto permite la creación de comunidades,
mientras que, por otro, introduce con todos los medios
al alcance control general a lo largo de todo el proceso.
Cualquier programador independiente que desarrolle gratuitamente,
utilizando esta licencia, podrá ser legalmente expropiado
en cualquier momento de su propia creación.
Por mucho que algunos responsable de Google hayan comunicado
un posible cambio de licencia a favor de la licencia
Apache, MIT o incluso GPL, la BSD sigue siendo la licencia
estándar para todos los proyectos hospedados y promovidos
por el motor de búsqueda. BSD constituye, por lo tanto, la
interzona de patente útil para atraer hacia sí los códigos libres
del mundo open source y hacer de ellos propiedad exclusiva
de la propia empresa.
Ramón Fernández Durán
Tercera Piel
Sociedad de la imagen y conquista del alma
ISBN 978-84-92559-19-0 | 80 páginas | 5 E
Allí donde en muchas ocasiones no llega el agua, llega la televisión. La irrupción
de los medios de comunicación de masas liderados por ésta, y de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NITC), ha impulsado
el desarrollo de la sociedad de consumo (mediante la constante generación
de nuevas y falsas necesidades) y, además, ha permitido crear las condiciones
para proyectar fuera de los espacios centrales los valores urbano-metropolitanos,
propiciando una capacidad de imposición mundial sin precedentes
de los valores e intereses dominantes de Occidente.
Ciberactivismo sobre usos políticos y sociales en la red
Reunión de Ovejas Eléctricas (roe)
ISBN 978-84-96044-72-2 | 318 páginas | 19 E

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